La biodiversidad se refiere a la variedad de seres vivos existentes y las diferencias genéticas de cada especie, tanto de animales, plantas y microorganismos que nacen, crecen y se desarrollan en un determinado ecosistema. Incluye los distintos procesos y cambios evolutivos que ocurren con las especies y todo el entorno que les rodea. Este término se estableció a partir del año 1985, en el Foro Internacional sobre la Diversidad Biológica celebrado en los Estados Unidos. El Convenio sobre la Diversidad Biológica se firmó en el año 1992, en la Cumbre para la Tierra de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Fue aprobado por 196 países, estableciendo la aplicación de los acuerdos en los distintos sectores.
Este valioso instrumento internacional tiene como objetivo la protección, cuidado y conservación de la diversidad biológica de todo el planeta.
Con ello se busca que la especie humana sea capaz de vivir en un mundo mucho más sostenible, con mayor justicia y equidad, donde la distribución de los recursos naturales pueda llegar a un mayor número de personas, que lamentablemente hoy sufren de hambre, miseria y muerte por falta de ellos.
Un mundo sostenible
Para lograr que todos los seres humanos vivamos en un mundo más sostenible, es necesario aplicar medidas drásticas y urgentes que permitan la protección y preservación de todos los ecosistemas, así como de la diversidad biológica que los habitan.
Dentro de los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, se contempla hacer frente a uno de los grandes desafíos que tiene el hombre moderno, como es mejorar el bienestar y las condiciones de vida de todos los seres humanos. En este sentido, la biodiversidad juega un papel vital ya que de ella depende el desarrollo de las actividades económicas, sociales y culturales que permitan cubrir todas las necesidades básicas de subsistencia.
«Construir un futuro compartido para toda la vida en la Tierra»
A medida que nuestra comunidad global debe reexaminar nuestra relación con el mundo natural, una cosa es cierta: a pesar de todos nuestros avances tecnológicos, dependemos por completo de ecosistemas saludables y vibrantes si queremos disponer de agua, alimentos, medicamentos, ropa, combustible, refugio y energía, solo por nombrar algunos ejemplos.
En este 2022, el tema del Día Internacional de la Diversidad Biológica es “Construir un futuro compartido para toda la vida en la Tierra”. El eslogan promueve la idea de que la biodiversidad – en donde los ecosistemas y la naturaleza aportan soluciones al clima, los problemas de salud o la seguridad alimentaria e hídrica- es la base sobre la cual podemos reconstruir mejor. Ese es el mensaje que el Convenio sobre la Diversidad (CDB), responsable de la celebración e instrumento internacional en defensa de la biodiversidad, pretende inculcar. Para ello, el CDB facilita, a través de su web, herramientas de promoción que puedes personalizar disponibles en varios idiomas.
Démosle un respiro al mundo
La pérdida de biodiversidad se refiere a la disminución o desaparición de la diversidad biológica, entendida esta última como la variedad de seres vivos que habitan el planeta, sus distintos niveles de organización biológica y su respectiva variabilidad genética, así como los patrones naturales presentes en los ecosistemas. La Organización de las Naciones Unidas (ONU), en colaboración con IPBES, presentó un ambicioso informe en el que advertía que un millón de especies de un total que ronda los ocho millones está en peligro de extinción. Incluso algunos investigadores se atrevían a hablar del sexto proceso de extinción masiva en la historia del planeta que se amenazada y el principal culpable es aquel que, paradójicamente, más depende de ella: el ser humano. Frenar la pérdida de biodiversidad, entendida como la disminución o desaparición de la variedad de seres vivos, es uno de los grandes retos de la humanidad.
Más allá de los compromisos de la ONU, cada uno a nivel personal puede colaborar para luchar contra la pérdida de biodiversidad. ¿Cómo? Apostando por la movilidad y la alimentación sostenible, el consumo responsable y las prácticas de reciclaje, reduciendo las pequeñas acciones que contaminan, ayudando a concienciar a los más pequeños a través de la educación ambiental, y, en definitiva, apoyando cualquier acción dirigida a proteger la biodiversidad.
(caja de datos) Principales daños a nuestro planeta
La biodiversidad ha disminuido a un ritmo alarmante en los últimos años, como resultado, en gran medida, de la actividad humana. A continuación, te decimos las principales causas:
Cambio climático
Impacta sobre diversos niveles: la distribución de las especies, la dinámica de las poblaciones, la estructura de las comunidades y la función ecosistémica.
Contaminación
Cuando hablamos de contaminación pensamos, por ejemplo, en el humo que sale de los tubos de escape de los coches y ascienden a la atmósfera, pero a la biodiversidad no le afecta solo ese tipo, también lo hace la contaminación acústica y la lumínica.
Destrucción de hábitats
La contaminación del suelo y los cambios en sus usos debido a actividades como la deforestación de los bosques impactan negativamente en los ecosistemas y en las especies que los componen.
Especies exóticas invasoras
Las especies exóticas invasoras son la segunda causa de pérdida de biodiversidad en el mundo, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Actúan como depredadores, compiten por el alimento, se hibridan con las especies nativas, introducen parásitos y enfermedades, etc.
Sobreexplotación del medio natural
La sobreexplotación de los recursos naturales, es decir, su consumo a una velocidad mayor a la de su regeneración natural, tiene un impacto obvio sobre la flora y la fauna del planeta.
Extinción de especies
La alteración y destrucción de los hábitats provoca que miles de especies se encuentren en peligro de extinción.
Amenaza al ser humano
La pérdida de biodiversidad pone en peligro el bienestar del ser humano al afectar al suelo y al agua, fundamentales para su alimentación.
Proliferación de plagas
Los desequilibrios en los ecosistemas pueden impulsar la aparición de plagas que dañen, por ejemplo, las cosechas.
Aumento de las emisiones de CO2
La capacidad de los bosques y los océanos para absorber CO2 disminuye si sus ecosistemas se ven perjudicados.