“Les piden cuota para no dejar de ser Joven Construyendo el Futuro”

Un puesto de hamburguesas en el municipio de Chapultenango, Chiapas, está inscrito en el programa de Jóvenes Construyendo el Futuro (JCF) para capacitar a los muchachos de la comunidad en “cómo preparar hamburguesas”. El dueño es Don Checho y todo cabría perfectamente en el esquema del programa estrella de AMLO de no ser porque Don Checho pide a cada chico 2 mil de los 5 mil 200 pesos mensuales de beca.

El hamburguesero cuenta con la complicidad de los servidores de la nación Marco Antonio y Jazmín, quienes -en una comunidad pequeña como esta- controlan los programas de apoyo directo.

“Todo estaba bien cuando yo comencé a trabajar ahí”, relata Juan, uno de los jóvenes afectados que pidió hacer público lo que se vive, a cambio del anonimato: “había rumores que este señor pedía dinero, pero yo ingenuamente no lo creí”.

Cuando Juan se rehusó a pagar la cuota, Marco Antonio y Jazmín se encargaron de darlo de baja a petición de Don Checho.

No solamente abusa Don Checho al quitarles su dinero, de igual manera los hace trabajar más horas de lo estipulado en la plataforma de JCF.

Y no es todo: los jóvenes que construyen el futuro también deben limpiar el domicilio de Checho. La jornada completa es hamburguesas en la mañana de 9 a 13 horas; luego de 19 a 21 horas y trabajos domésticos en el domicilio del hamburguesero e incluso de sus familiares.

“Además, como yo tengo una moto, me mandaba a entregar los pedidos sin darme para la gasolina”, completa el relato Juan.

El día que Juan decidió protestar por el trato, Don Checho se limitó a proponerle “ya no te presentes, pero me das 2 mil pesos; si no aceptas, te voy a dar de baja”. Y se lo cumplió. “Yo le respondí que ya no iba a trabajar, logré cobrar este 13 de mayo mi pago, pero al otro día me dieron de baja”.

En lugares como Chapultenango, los Servidores de la Nación son los que se encargan de supervisar a los tutores y a los aprendices.

Marco Antonio y Jazmín son pareja y amigos de Don Checho. Se encargan de la supervisión de otros pequeños negocios que también están inscritos al programa. Juan tiene una hermana a la que también le pidieron dinero, pero tuvo la suerte de encontrarse con una comerciante que la recluto y le dijo que ella no hacía eso y que le recomendó no aceptar ese tipo de tratos.

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