Los retos de Gustavo Petro

Gustavo Petro convenció a la mitad de los colombianos con sus promesas de cambio. Pero ahora el primer presidente electo de izquierda tendrá que armar mayorías y vencer la resistencia de militares y empresarios para gobernar un país dividido en torno a su mandato.

Para vencer al outsider millonario Rodolfo Hernández (47.3%), el exguerrillero y senador de 62 años moderó sus posiciones más radicales. Tras ganar con el 50.4% de los apoyos, sobre sus hombros recae la responsabilidad de gobernar un país atravesado por la polarización tras una campaña agresiva.

A continuación, los principales retos que enfrentará, según expertos:

Formar mayorías

Una bancada importante pero no mayoritaria, acompañará las iniciativas del inédito gobierno de izquierda en el parlamento.

«Ahora el problema es la gobernabilidad en el Congreso, Petro debe tratar de proponer lo que llamó un gran acuerdo nacional (…) porque claramente el país está bien fragmentado en dos sectores», dice a la AFP Alejo Vargas, profesor de derecho de la estatal Universidad Nacional.

En igual sentido opina Sergio Guzmán, de la consultora Colombia Risk Analysis:

Este resultado no le da un mandato claro para ejecutar sus políticas sin al menos tratar de calmar los cuestionamientos de sus opositores».

Durante su paso por la alcaldía de Bogotá (2012-2015), Petro chocó con el Concejo de la ciudad, que hundió muchas de sus iniciativas. Ahora llega rodeado de políticos tradicionales que podrían servirle de puente con el parlamento.

«Se va a enfrentar a una oposición muy dura, porque la derecha en este país es la principal ideología. Aunque esté dispersa en múltiples partidos, les queda fácil asociarse y retar al gobierno de Petro», anticipa Felipe Botero, profesor de la facultad de ciencia política de la Universidad de Los Andes.
Apaciguar mercados

En su primera intervención como presidente electo, Petro envió un mensaje tranquilizador al empresariado que en campaña lo acusó de promover un socialismo fallido.

«Fue una campaña de mentiras y miedo, que íbamos a expropiar a los colombianos, que íbamos a destruir la propiedad privada (…) nosotros vamos a desarrollar el capitalismo en Colombia. No porque lo adoremos, sino porque tenemos primero que superar la premodernidad», expresó ante la multitud que festejaba su triunfo.

Para Botero fue «un mensaje clarísimo a la derecha, diciendo «yo soy de izquierda, pero eso no quiere decir que voy a transformar radicalmente el modelo económico»».

Pero el economista Jorge Restrepo advierte que el exguerrillero y senador aún debe construir «confianza» con el sector productivo.

«Tiene que ver con que no se considere a las empresas como rivales sino como gestores del desarrollo y de la creación de empleo (…) es muy difícil porque no hay antecedentes de un gobierno de izquierda a nivel nacional», advierte el profesor de la Universidad Javeriana.

A juzgar por el primer discurso de Petro, los roces no tardarán en llegar: «Dijo cosas que implican regulación, uno de los principales miedos de los mercados», apunta Botero.

El empresario Mario Hernández, activo opositor de Petro durante la campaña, se mostró abierto a escuchar.

«Le llegó la oportunidad a Gustavo Petro de demostrarle al 50% de los colombianos y a mí de que estábamos equivocados», lanzó en Twitter el magnate de la confección.
En los cuarteles

Tras la posesión, los militares tendrán que jurar lealtad a un exmiembro de las guerrillas izquierdistas que han combatido durante seis décadas de conflicto.

A finales de abril, Petro acusó a miembros de la cúpula militar de estar aliados con el Clan del Golfo, la mayor banda narco del país.

En respuesta, el comandante del ejército, el general Eduardo Zapateiro, lo acusó de «politiquería», en una inusual intervención política en un país donde la Constitución prohíbe a la fuerza pública participar en el debate político y votar.

«La desconfianza entre el presidente y los militares es significativa», afirma Guzmán, agregando que el izquierdista «deberá seleccionar a un ministro de Defensa que tenga el respeto y la confianza de los miembros de las Fuerzas Militares».

De lo contrario, subraya, la transición será un «desastre».

«Lo que hacen todos los presidentes cuando llegan es una purga de los altos estamentos militares (…) Petro tiene que hacerlo con guante de seda», explica el académico Botero.

En ese sentido, será clave a quién nombra ministro de Defensa. Hasta el momento, el presidente electo solo ha revelado que le entregará esa cartera a una mujer especializada en derechos humanos.

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