Mandela, el hombre que cambio Sudáfrica

Nelson Rolihlahla Mandela, nació el 18 de Julio de 1918. Fue abogado, activista político contra el apartheid y el primer presidente negro de Sudáfrica. Sus primeros años creció bajo el cuidado de su primo, ya que su padre llamado Jongintaba, un jefe de tribu, falleció. Con él escuchaba a otros jefes hablando de la justicia, le causó un gran impacto y concientización de este tema. Logró formar parte del consejo tribal al cumplir los 16 años. Después accedió al internado para negros de Ford Hare para cursar la Universidad. En 1944, Mandela fue uno de los líderes fundadores de la Liga de la Juventud del Congreso, que llegó a constituir el grupo dominante del Congreso Nacional Africano; su ideología era un socialismo africano:
nacionalista, antirracista y antiimperialista. En 1948 llegó al poder en Sudáfrica el Partido Nacional, que institucionalizó la segregación racial creando el régimen del Apartheid, un sistema de segregación racial en Sudáfrica y Namibia en vigor hasta 1992.

En prisión

Robben Island fue la primera prisión en la que el líder Nelson Mandela estuvo encarcelado debido a su lucha contra la supremacía blanca en Sudáfrica impulsada por el Apartheid. Parte de su castigo por buscar la igualdad y derechos de la comunidad negra, fue picar piedra para obtener grava. El 12 de junio de 1964, el Partido Nacional acusó a Mandela de alta traición y sabotaje al gobierno, junto a otros cientos de miembros del Congreso Nacional Africano (CNA) que fueron condenados a penas similares, aunque algunos de ellos escaparon de la prisión y se sometieron al exilio para evitar la pena. Prisionero durante 27 años (1963-1990) en pésimas condiciones, el gobierno de Sudáfrica rechazó todas las peticiones de que fuera puesto en libertad.

De la cárcel a la presidencia

Prisionero durante 27 años (1963-1990) en penosas condiciones, el gobierno de Sudáfrica rechazó todas las peticiones de que fuera puesto en libertad. Nelson Mandela se convirtió en un símbolo de la lucha contra el apartheid dentro y fuera del país, en una figura legendaria que representaba el sufrimiento y la falta de libertad de todos los negros sudafricanos. En 1984 el gobierno intentó acabar con tan incómodo mito, ofreciéndole la libertad si aceptaba establecerse en uno de los bantustanes a los que el régimen había concedido una ficción de independencia; Mandela rechazó el ofrecimiento. Durante aquellos años su esposa Winnie simbolizó la continuidad de la lucha, alcanzando importantes posiciones en el Congreso Nacional Africano. El ferviente activismo de Winnie no estuvo exento de escándalos; años después, ya en los 90, se vería envuelta en un polémico juicio en el que fue acusada de asesinato, si bien salió absuelta.

Finalmente, Frederick De Klerk, presidente de la República por el Partido Nacional, hubo de ceder ante la evidencia y abrir el camino para desmontar la segregación racial. En febrero de 1990 legalizó el Congreso Nacional Africano y liberó a Mandela, que se convirtió en su principal interlocutor para negociar el desmantelamiento del apartheid y la transición a una democracia multirracial; pese a la complejidad del proceso, ambos supieron culminar exitosamente las negociaciones. Mandela y De Klerk compartieron el Premio Nobel de la Paz en 1993.

Las elecciones de 1994 convirtieron a Mandela en el primer presidente negro de Sudáfrica (1994-1999); desde ese cargo puso en marcha una política de reconciliación nacional, manteniendo a De Klerk como vicepresidente y tratando de atraer hacia la participación democrática al díscolo partido Inkhata de mayoría zulú. Mandela inició el Plan de Reconstrucción y Desarrollo, que destinó grandes cantidades de dinero a mejorar el nivel de vida de los sudafricanos negros en cuestiones como la educación, la vivienda, la sanidad o el empleo, e impulsó asimismo la redacción de una nueva constitución para el país, que fue finalmente aprobada por el parlamento en 1996.

Un año después cedió la dirección del Congreso Nacional Africano a Thabo Mbeki, destinado a convertirse en su sucesor en la presidencia. En 1998, dos años después de haberse divorciado de Winnie, contrajo matrimonio con Graça Machel, viuda del antiguo presidente de Mozambique, Samora Machel. Junto con el arzobispo Desmond Tutu, que presidía la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, Nelson Mandela presentó en junio de 1998 el informe con las conclusiones de la Comisión. La talla del dirigente africano quedó patente una vez más cuando, frente al parecer del Congreso Nacional Africano, avaló las conclusiones del informe, que señalaban no solamente los abusos y crímenes del régimen segregacionista, sino también los cometidos por los diversos grupos de los movimientos de liberación, incluido el Congreso Nacional Africano. Tres meses antes de finalizar su mandato, Mandela anunció que no pensaba presentarse a la reelección. Le sucedió en la presidencia Thabo Mbeki, vencedor en las elecciones de junio de 1999.

Retirada y fallecimiento

Apartado de la vida política desde ese año, recibió múltiples reconocimientos, si bien sus problemas de salud hicieron cada vez más esporádicas sus apariciones públicas. Pese a su retirada, el fervor que Mandela despertaba en sus compatriotas siguió vivo: en 2010 estuvo presente en las ceremonias del Mundial de Fútbol de Sudáfrica, y recibió el caluroso apoyo de la multitud; en julio de 2013, estando el líder gravemente enfermo, la población sudafricana se lanzó a las calles para celebrar su 95º aniversario. Elevado a la categoría de uno de los personajes más carismáticos e influyentes del siglo XX, su figura ha entrado en la historia como encarnación de la lucha por la libertad y la justicia y como símbolo de toda una nación.
En realidad, la base de todos los discursos de Mandela, se centraban en la paz y perdón, que se debían mutuamente la raza blanca y negra de Sudáfrica. Es más una de sus frases más famosas dice lo siguiente: «Los valientes no temen al perdón, si esto ayuda a fomentar la paz».

Caja de datos: 4 libros básicos del líder sudafricano

Su influencia no pierde vigencia. Activista, perseguido político, líder indiscutible. Hombre complejo e indispensable para entender el siglo XX. Pocos personajes como él. A ciento cuatro años de su nacimiento traemos sus palabras, todavía inspiradoras para muchos, por medio de un recuento de sus libros emblemáticos.

Nelson Mandela, El largo camino hacia la libertad. Aguilar.

En este libro recorre el sendero de su extraordinaria vida, descubriremos sus primeros años de miseria como estudiante y pasante en Johannesburgo, el lento despertar de su conciencia política, la ruptura de su primer matrimonio, la separación de sus hijos, los veintisiete años que estuvo en prisión repletos de acontecimientos, su libertad y la instauración definitiva en Sudáfrica de una democracia multirracial.

Nelson Mandela y Mandla Langa. El color de la libertad. Aguilar.

El color de la libertad continúa las memorias que Mandela publicó en El largo camino hacia la libertad, relatando sus años como presidente. La extraordinaria historia de un país en transición y los retos que afrontó el premio Nobel de la Paz al luchar porque su visión de una Sudáfrica liberada se convirtiera en realidad.

Nelson Mandela. Conversaciones conmigo mismo. Planeta.

Por primera vez en la historia, la Fundación Nelson Mandela descubre toda una vida escrita: cuadernos de notas, borradores de cartas a jefes de Estado, calendarios, diarios y manuscritos en prisión, así como todo tipo de reflexiones a lo largo de sus últimos 50 años de vida. Textos de un valor incalculable, un legado sin precedentes.

Nelson Mandela. Mis cuentos africanos. Siruela

Este ejemplar recoge una magistral antología los cuentos más bellos y antiguos de África. Es una colección que ofrece un ramillete de entrañables relatos, pequeñas muestras de la valiosa esencia de África, que en muchos casos son también universales por el retrato que hacen de la humanidad, de los animales y de los seres fantásticos.

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