Emilio

Columna: Enfoque médico

Por: Dr. Elías Córdova Sastré

Población mundial y retos actuales y a futuro

A propósito del Día Mundial de la Población, se estima, según el informe “Perspectivas de la Población Mundial”, que para el 15 de noviembre de este año, la población mundial alcanzará la cifra de los 8 mil millones, a pesar de que la fecundidad o el ritmo de crecimiento haya  bajado y sea lento, menos del 1%.

La proporción de la población de más de 65 años aumentará un 6% más de aquí al 2050, esta cifra duplicará el número de los menores de 5 años e igualará a los menores de 12 años, la población está envejeciendo y tendremos mucha población en edades no productivas, aquellas que no aportan bienes o servicios al mercado (menores de 15 y mayores de 64 años).

Por otro lado la esperanza de vida si bien se vio afectada por la pandemia (bajó a 71 años en 2021), de forma global ha mejorado y ha aumentado hasta en 9 años desde los noventa (incrementó a 72.8 años) y se espera aumente en 6 años más al 2050 (va a subir a 77.2 años) e incluso 2-3 años más para población de América Latina y el Caribe. En algunos países se vieron afectados tanto el número de embarazos como de nacimientos los cuales disminuyeron durante la pandemia.

Este informe y los números que reflejan nos permite tener una visión pero dependerá de cómo enfoquemos para saber si ternemos la visión de ver 8 mil millones de problemas o la visión de ver 8 mil millones de oportunidades y poder impactar de mejor forma en esta proyección.

Partiendo de estos números debemos ocuparnos en algunas áreas, ya comentamos en columnas anteriores sobre el impacto del enfoque de los primeros mil días, y en relación a ellos tenemos el embarazo en adolescentes, somos primer lugar a nivel mundial, casi el 20% de nuestra población (22.2 millones de personas) tienen entre 10 y 19 años de edad, 5.7 millones son niñas de entre 10 y 14 años de edad, las estadísticas indican que uno de cada cuatro embarazos en esta población no fue planeado y uno de cada diez no deseado.

En México uno de cada 5 embarazos ocurre en menores de 20 años. Esto acarrea problemas en las embarazadas condicionando muchas veces nacimientos prematuros, una cifra que va en aumento y que actualmente se considera la primera causa de defunción en menores de 5 años, lo impactante de esto es que tres cuartas partes de estas muertes podrían prevenirse con intervenciones actuales costos eficaces (intervenciones como la lactancia materna, el uso de un medicamento conocido como surfantante, entre otras cosas). Las complicaciones durante el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte entre mujeres de 15-19 años en el mundo, además que el embarazo en adolescentes es uno de los principales factores que contribuyen a la mortalidad materna e infantil y al círculo de enfermedad y pobreza; y por si fuera poco existe una relación directa e inversamente proporcional entre la prematurez y la parálisis cerebral infantil.

Otro área de oportunidad en adolescentes son las adicciones y algunos trastornos mentales como ansiedad y depresión, en los últimos 20 años las adicciones han aumentado un 300% en este grupo; actualmente hay una estrategia llamada “Juntos por la Paz” que aborda estos principales problemas y es una convocatoria social enfocada en una cultura para la paz. Esta nueva estrategia incluye el trabajo coordinado de varias secretarías como Salud, Educación, Cultura, Trabajo, Deporte, Juventud y Seguridad Pública y seguramente este nuevo enfoque y esfuerzo se verá reflejado en las estadísticas al impactar favorablemente en los datos que se tienen.

Los problemas de conducta en los niños es una de las cosas que se deben abordar por que las estadísticas arrojan que el 15% de los niños presenta algún problema de salud mental, por que México es el primer lugar mundial en acoso escolar, porque 63.1% de las familias usan estrategias de disciplina como castigo físico y agresión psicológica entre otros datos.

Otro reto es la alimentación en los primeros años, debemos cuidar el consumo de sal y azúcar en sus diferentes formas a muy temprana edad, ya que su ingesta a temprana edad condiciona adicción a la sal y azúcar refinados y a futuro problemas de sobrepeso, hipertensión, diabetes, entre otras.

Por otro lado y en el otro extremo de edad, tenemos el incremento en personas de la tercera edad con el consecuente aumento de las llamadas enfermedades crónicas no transmisibles (ENT) que son la principal causa de muerte y discapacidad en el mundo; las ENT son un grupo de enfermedades que no son causadas por una infección aguda y dan como resultado consecuencias a la salud y crean además, una necesidad de tratamiento y cuidados a largo plazo (cáncer, diabetes,  hipertensión, obesidad, etc).

Estadísticamente el 71% de las muertes en el mundo son por ENT(en México representa el 80%), y de estas las enfermedades cardiovasculares constituyen la mayoría de las muertes por ENT, seguidas del cáncer, enfermedades respiratorias y diabetes; estos cuatro grupos son de hecho responsables de más del 80% de todas las muertes prematuras por ENT; dentro de las causas que aumentan el riesgo de morir por una de las ENT están el consumo de tabaco, la ingesta excesiva de alcohol, la falta de ejercicio o inactividad física y las dietas no saludables.

Dentro de los factores de riesgo se encuentran el aumento en la presión arterial, el sobrepeso y obesidad, y el aumento de los niveles de glucosa en sangre. Existe por ello un plan de acción a nivel mundial cuyo objetivo es impactar a través de estrategias para disminuir estos niveles de riesgo y evitar estas muertes, además de recudir la carga socieconómica que estas enfermedades generan.

Estos años de pandemia tanto por la atención centrada en COVID, la reconversión de los hospitales, como el temor al contagio de parte de los usuarios, condujo a una cierta desatención en la cobertura de estas ENT, esto seguramente impactará en las estadísticas en los próximos años y posiblemente veamos un incremento en los índices de mortalidad asociado a estas ENT. El confinamiento propició algunos factores de riesgo como la inactividad física y las dietas no saludables en este grupo de edad.

Todo lo anterior nos pone en alerta y nos ocupa a tomar las medidas necesarias con la finalidad de adecuar programas públicos dirigidos a esta población, es seguramente por ello que se están implementando estrategias gubernamentales como los sistemas universales de atención médica, y el sostenimiento de los sistemas de seguridad social y pensiones o los programas de canasta o pensión para adultos mayores.

Mucho por hacer y ocuparnos en este sentido por el bono demográfico que estamos viviendo, este potencial de crecimiento que resulta de los cambios en la estructura de la edad de la población, cuando tenemos más personas en edad de trabajar (15-64 años)que personas dependientes (menores de 15 y mayores de 65 años), el cual hay que aprovechar, es una ventana de oportunidad en la que se sugiere por organismos internacionales invertir en el capital humano para aumentar el crecimiento económico.

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