Los pescadores que hace apenas 10 años vivían dentro de la abundancia del sistema lagunar El Corcho, hoy se quejan porque a veces se captura y otras no hay tanta suerte
Aztlán, Centro
Es medio día, y el viejo pescador Luis Manuel Cordero lleva ya varias horas descansando, esperando con ansias el día siguiente, ya que este lunes no hubo pesca.
“Ya no hay pescado”, secunda otro integrante de esta familia de pescadores; el contraste de esta situación es una época en que bastaba una sola salida durante las madrugadas para capturar, porque había mucho pescado en el sistema lagunar El Corcho.
La escasez no es un asunto de mera percepción. Hay días, desde hace varios años, en que los pescadores no salen, aunque las condiciones del día lo permitan, o bien levantan las redes tras varios días sin capturas, incluso en las temporadas altas, como cuaresma o nortes. Esta situación también es experimentada en toda la comunidad.
Aztlán, es el nombre de la localidad perteneciente al municipio de Centro. Ahí viven cerca de mil personas en sus cinco secciones. La mayor parte de las viviendas cuentan con agua purificada gracias a una planta que fue construida hace 5 años. La actividad principal es la pesca y la agricultura, aunque enfrente de la ranchería, cruzando el río Grijalva, se encuentra Acachapan y Colmena, el lugar de los recientes descubrimientos petrolíferos.
ABUNDANCIA EN EL PASADO
Esta comunidad, hasta hace una década, era un floreciente polo pesquero que abastecía de distintas especies a los principales mercados de Villahermosa, pero ahora, la destrucción de los hábitats, la contaminación y la falta de control en la pesca han provocado que las capturas de carpa, pigua, camarón y robalo, se haya reducido drásticamente, situación que también afecta a la comunidad pesqueras de la zona, quienes dependen de este recurso para subsistir.
Por esta pérdida de abundancia, así como Luis Manuel, en la comunidad Aztlán, son cada vez más pescadores quienes sufren las consecuencias del deterioro y sobrexplotación de las especies.
La prolongada pandemia ha impedido también que los pescadores se organicen para hacer frente a las problemáticas.
EL TRABAJO NO FALTA
Para otros pescadores como el señor José del Carmen Gómez Jiménez la situación es distinta, ellos pescan en la laguna Sabana Nueva, donde capturan pejelagarto y especies de mojarras; y una que otra especie como la Boba, que muestra como trofeo del día.
Admitió que el panorama no es muy halagüeño, sin embargo, admite que no se pueden dejar morir de hambre. Algunos cambiaron sus actividades por la agricultura y a cuidar ranchos ganaderos.
Frecuentemente se combinan las tareas agrícolas con las pesqueras. «Uno ya acabó de trabajar, de cultivar maíz y todo eso, bueno… de estar en la casa de en balde, pues yo me vengo a pescar y ya para la cosecha va uno a cosechar, deja aquí la red y va a levantar su frijol o su maíz”.
ZONA PESQUERA
- Lugar: Aztlán
- Habitantes: 1000
- Época dorada de la pesca: hace 10 años
- Actividades actuales: Pesca, agricultura, ganadería
- Capturan: Carpa, pigua, camarón y robalo
El pescador José del Carmen Gómez mostrando un pez Boba
Por la escasez de peces, cayucos permanecen varados varios días
Las pocas capturas que hacen son para el autoconsumo