Con lágrimas estremecedoras y que luchaban de manera constante por no salir, José María Napoleón “El Poeta de la canción”, se despidió de los escenarios con un nostálgico concierto en uno de los recintos que le dió la posibilidad de brillar en distintas ocasiones y que salvaguardará un sin fin de éxitos y anécdotas por parte del cantante como es el Auditorio Nacional.
Considerado como el poeta que revolucionó la música en México, marcando un antes y un después en la industria de la música, al interpretar temas con potentes letras que, sin duda, son consideradas como un legado cultural. A sus 73 años, el cantautor mexicano dice “Hasta siempre”, en una velada que quedará para el recuerdo, refrendando su gran amor por la música, con una carrera que comenzó a dar frutos en los años 60 y que después de más de cinco décadas, quedará como acervo musical.
El originario de Aguascalientes, entre luces cálidas y un sonido apenas prominente, se dejaba ver en el escenario, tan elegante como siempre, enfundado en un traje color negro. “Me duele, lo sufro, a solas me duele muchísimo, pero quiero retirarme pudiendo hacerlo y no esperar a no poder estar de pie para retirarme. Quiero hacerlo bien, con mi mediana voz, la que Dios me hizo favor de prestarme. A veces queremos permanecer no pudiendo hacerlo ya, tiene que haber un momento para todo en la vida, por eso nacemos y morimos”, dijo el cantante con los ojos cristalinos y la voz cortada.
El tema “De vez en vez” dio la bienvenida a los diez mil asistentes que no dejaron de ovacionar al cantante en todo momento, hubo quienes incluso estallaron al borde de las lágrimas. El sonido de la guitarra, el piano y demás instrumentos, fueron parte del ensamble musical que acompañó temas como “Corazón bandido”, “Quisiera” y “Celos”, ante cada interpretación era aplaudido y se escuchaba en repetidas ocasiones gritos de “¡te queremos Napoleón, no te vayas!”, gesto que respondía con una gran sonrisa e inclusive regaló la corbata que portaba.
Una gran trayectoria que incluye más de cuarenta álbumes grabados, recordando aquel primero El Grillo, que fue el parteaguas para una carrera que no imaginaría tiempo después, sería llena de éxitos y grandes logros para el poeta; quien constantemente platicaba anécdotas a su público, que en todo momento se mostraba entregado y nostálgico. El romanticismo continuó con “Leña verde”, “Después de tanto” y “30 años”, causando una sensación extraña entre los presentes, ya que estaban emocionados por poder disfrutar de la música de su ídolo, pero por otro lado, tristes tras su despedida de los escenarios.
Y cómo se dice por ahí, la buena música te lleva a conectar con grandes amigos, y vaya que Napoleón tuvo oportunidad de ser amigo de muchos de ellos, tal es el caso de José José, a quien recordó con “Lo que no fue, no será”, “Mientras llueve” y “Para que”. Recordando cómo su pasión lo llevó a tocar con su guitarra en transporte público, comenzó la tonada de “Ella se llamaba Martha” y “Sin tu amor”, y con la piel chinita se dispuso a llevar un viaje acústico por “El grillo” y “Canción del molino rojo”.
Un legado musical que logró cautivar a su hijo José María, mismo que sigue sus pasos en la industria y de la música y quien fue invitado por su padre a subir al escenario e interpretar “Día 22” y “Sé muy bien de dónde vienes”, mientras de fondo en la pantalla gigante del escenario, se mostraba un ramillete de fotografías de momentos memorables para ambos cantantes, acompañados del tema “Me enseñaste a volar”. “¿Cómo hago para decir ‘hasta siempre’…? La mejor manera es no decirlo, ¡mejor se las canto!”, expresó el ganador al Premio Grammy Latino a la excelencia musical en el 2018.
Una velada que sigue al ritmo de “Tú”, y con una sorpresa al interpretar al son del mariachi Imperial Azteca “Aún estoy de pie” y “Feria de ferias”, ésta en honor a su tierra natal, Aguascalientes, Y seguir con ese viaje al son de “María Susana”, “Pajarillo” y “Hombre”, coreada a dueto por su heredero musical y cada una de las voces presentes.
Ganador de la OTI en 1976 por su más grande éxito “Vive”, catapultándolo como el mejor compositor de aquellos tiempos, Napoleón incursionó en el mundo de la actuación, mostrando otra faceta en su trayectoria con Al rojo vivo, bajo la producción de Ernesto Alonso, donde interpretó a Benito, un humilde mecánico, para posteriormente ser parte en 1998 de la telenovela El privilegio de amar. Es sin duda, una estrella en todos los sentidos, brillando donde sea que se pare; llevándolo así a cantar con grandes exponentes como Vicente Fernández, Pepe Aguilar, Pedro Fernández, Yuri, Franck Pourcel, Plácido Domingo y el maestro Juan Gabriel.
Todo principio tiene un fin, y luego de más de dos horas de show, con el sentimiento a un mas a flor de piel, ya que los minutos corrían para darle la despedida final de los escenarios, el llanto a flote y las emociones a todo lo que daban, anunció que regresará a concluir su gira Hasta siempre el próximo 11 y 16 de octubre. Y para dar un final digno del cantante, el público de pie interpretó a todo pulmón “Eres” y “Vive”, escenificando un gran cielo con las luces encendidas de los celulares, aplausos que duraron más de dos minutos y las lágrimas corrían por las mejillas de José Maria Napoleón.