Emilio

Columna: Enfoque médico

Por: Dr. Elías Córdova Sastré

Transformar habitantes en ciudadanos

Escribo esta columna a muchos meses de que inicie la vorágine de las elecciones del 2024 y precisamente en el momento en que veo que inicia una serie de jalones y estirones, o hasta posiblemente una batalla campal de tejido fino y a veces no tanto, de hacer todo tipo de política que muchas veces no pareciera vislumbrar un buen escenario, y como muchas veces igual hemos visto, al final las aguas se calman y cada río toma su curso y se une en ese mar de consensos y concertaciones que se dan a como diría cierto político, “haiga sido como haiga sido”.

Hace ya algunos años estuve presente en un taller que su nombre llamó mi atención: “transformando habitantes en ciudadanos”, realmente no comprendía el concepto y una vez escuchado los temas y debates, pude ver lo mucho que me faltaba por entender en este tema en particular e igual vislumbrar la necesidad o falta de conocimiento que tenemos sobre ello, algo que quizá ayude a unos grupos y no favorezca tanto a otros porque de alguna forma hace despertar la critica y la retórica hacia estos mismos grupos y sus tomas de decisiones.

No es un tema particular de un partido político, es un tema de población, un tema que toda persona desde adolescentes y sobre todo para aquellos mayores de 18 años que ya pueden ejercer el derecho ciudadano de votar, deberían saber y comprender. Pude igualmente entender la participación ciudadana no necesariamente desde el punto de vista de política de partido sino de ejercer derechos ciudadanos, independientemente si se pertenece o no a una corriente de pensamiento o a un determinado partido político.

La Real Academia Española define al ciudadano como “persona considerada como miembro activo de un Estado, titular de derecho político y sometido a sus leyes”; y al habitante como “cada una de las personas que constituyen la población de un barrio, ciudad, provincia o nación”. Esto es, el ciudadano observa y denuncia, se organiza y participa, se compromete y actúa, por que conoce sus derechos y deberes constitucionales, es consciente de su nacionalidad y defiende los intereses de su país, suele participar en luchas o acciones que contribuyen a resolver problemas comunes, mientras que el habitante desconoce sus derechos o sólo los conoce a medias, ignora muchas cosas de derechos y leyes, ocupa un espacio pero solo se activa cuando ve afectado su interés personal, puede ser por que pierde servicios básicos como luz, agua, o por que sufre inundaciones, etc.

La construcción de ciudadanía es uno de los desafíos más urgentes en todo el mundo, y México no es la excepción, esta generación de ciudadanía en parte tiene que ver con la participación de nosotros ciudadanos en organizaciones no gubernamentales (ONG´s), estas organizaciones civiles que no tienen fines de lucro, que no dependen del gobierno y realizan actividades de interés social, y que al revisar el número de ellas en México las cuales son menos de 50 mil comparadas con otros países como Chile (más de 200 mil) o Estados Unidos (más de un millón), podemos dimensionar el tamaño de nuestro problema en relación a la generación de ciudadanía. En México la densidad asociativa (número de organizaciones de la sociedad civil inscritas en el registro por cada 10 mil habitantes) es de 2.7 y existen muchos estados por debajo de la media (Tabasco 1.9), de hecho sólo 12 de los 32 estados están por encima de la media.

La participación en estas ONG´s tiene que ver con la “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible” adoptada por la ONU en el 2015, un plan de acción con la finalidad de enfrentar problemas de la humanidad el cual es firmado por los Estados miembros y México al formar parte de ella se compromete a su implementación, una estrategia que plantea 17 objetivos y 169 metas que abarcan las esferas económicas, social y ambiental y en los que se contempla que participen no solo los gobiernos sino también las ONG´s e incluso organizaciones privadas. Y es aquí donde se contempla esta participación de nosotros como ciudadanos, pero mientras no existan estas ONG´s o no participemos en ellas, seguiremos solo habitando sin llegar a ser ciudadanos en toda la expresión de la palabra.

Mucha de la participación actual que tenemos es el envío en grupos de WhatsApp o redes sociales de memes, mucha fake news o noticias falsas dadas como verdades y comentarios a título personal que no necesariamente cumplen el objetivo de generar un cambio en las personas a quienes van dirigidos y más se hace de forma visceral que de forma objetiva y fundamentada; participamos más en lo que actualmente vemos como parte de una polarización que no solo es nacional sino mundial. A mayor polarización más difícil el crear consensos entre grupos con sensibilidades distintas, entre más elevado el grado de polarización podría generar posiciones irreconciliables y menos fácil alcanzar acuerdos, esta polarización no necesariamente va de la mano ya que por un lado esta la polarización de los habitantes o ciudadanos y por otra la de los partidos políticos.

El uso de esta polarización como estrategia política ha hecho crecer el desánimo hacia la participación o la construcción de ciudadanos. La clase política esta devaluada en parte por falta de credibilidad, se les ve como parte de la corrupción y se desestiman sus bienes por ser posiblemente mal habidos, se les ve como parte del problema y muy pocas veces como parte de la solución aunque finalmente se les tenga que votar.

La Encuesta Social Europea (ESS por sus siglas en inglés) al medir el grado de polarización ha documentado que esta ha aumentado y existe evidencia que en países europeos y en Estados Unidos más del 70% de los encuestados considera que sus países están más divididos ahora que 10 años atrás, un fenómeno que ha venido incubándose y que actualmente es una realidad que no parece bajar en el corto plazo y que gracias a las redes sociales son efectivas y están incrementado cada vez más. La Encuesta Mundial de Valores (WVS por sus siglas en inglés) ha documentado que en América Latina, Brasil y México son los países más polarizados. La polarización es una estrategia política que busca dividir a los votantes y se alimenta de mensajes simples que llegan a las emociones. Los partidos han encontrado que es mejor apelar a las emociones que a la razón, esta forma de hacer política está acabando con nuestro pensamiento crítico.

Las redes sociales han favorecido esta polarización debido a los algoritmos que producen grupos de determinados temas que conducen a los usuarios a algo que se conoce como disonancia tanto cognitiva como afectiva, esto gracias a la apertura que se dio luego de la globalización y que abrió las puertas de la economía, democratizó el conocimiento y en parte la democratización de la sociedad; hoy en día esta misma apertura en las redes supone un riesgo para la democracia por los conceptos de “posverdad”, “infoxicación” y “fake news”, por la capacidad de masificación y diseminación en las redes y plataformas digitales, la “verdad” ahora es una de las tantas opciones.

Las redes sociales abonan a la polarización, por lo que ahora no solo es la participación en ONGs, sino el buen uso y el tener conocimiento sobre las herramientas digitales, hay que formar competencias digitales que nos permitan un buen uso de estas tecnologías y no caer en el juego de la polarización al replicar noticias falsas o generar contenidos sin fundamentos o totalmente viscerales.

Sin duda estamos viviendo momentos de cambios, momentos de que se requiere participación ciudadana, pero no debemos perder el enfoque de ser ciudadanos, de ser parte de la solución y no parte del problema, de combatir la polarización o al menos no abonar a ella, tenemos la oportunidad gracias al internet 2.0 de generar contenidos digitales que busquen el fomento del conocimiento y no la posverdad, somos más replicadores de contenidos que generadores de ellos. Debemos formar un círculo virtuoso digital que construya y sea parte de esta construcción de ciudadanos, pero igual fomentar la participación, la vinculación y la creación de ONGs que busquen estas soluciones a problemas de la sociedad. El vacío de ciudadanos seguro será ocupado por algo sombrío que puede no gustar.

En palabras de Barack Obama: “El papel del ciudadano en nuestra democracia no acaba con el voto”.

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