Con 11 ingenios, Tabasco llegó a ser potencia agroindustrial

REPORTAJE NT

La zona considerada como polo azucarero abarcó Jalapa, Tacotalpa, Cunduacán y Tenosique; barcos llegaban de la ruta Mérida a cargar azúcar con rumbo a Nueva Orleans

Villahermosa

Antonio Naranjo Cobián, expresidente de la Unión Nacional de Productores de Cacao (UNPC), e involucrado desde joven en la actividad cañera, reconoció que Tabasco vivió un esplendor de casi dos siglos en la producción cañera y azucarera desde 1780 hasta 1930, y la zona considerada como lo polo industrial abarcó los municipios de Jalapa, Tacotalpa, Cunduacán y Tenosique, donde llegaron a existir once ingenios.

Precisamente, destacó el exlíder, que su abuelo don Antonio Naranjo García llegó a ser el administrador del famoso ingenio “Salamanca”, uno de los cuatro que estaban establecidos en el municipio Cunduacán.

“Fueron cuatro los ingenios que operaban en Cunduacán, Tabasco, la llamada Atenas de Tabasco entre 1780 a 1930 que comenzó la debacle, provocada, entre otras cosas, por la enfermedad conocida en esos entonces como la influenza española que diezmó a la población y ya no había quien trabajara los campos, así como otros factores de mercado”, dijo.

“De esto me acuerdo muy bien, porque era lo que me contaba mi abuelo de su trabajo ahí en el ingenio, desde que entró en 1918 invitado por la subalterna de hacienda que lo había intervenido hasta que cerró su operación en 1929”, relata detalladamente Naranjo Cobián.

«Nos decía mi abuelo que llegaban los barcos de la ruta Mérida y continuaban su viaje a Veracruz hasta un famoso puerto de Nueva Orleans, en Estados Unidos, a donde se exportaba el producto endulzante de nuestros ingenios azucareros».

En una relatoría de hechos, estima que el Salamanca cerró sus puertas en 1929, algo muy curioso que después de eso, en ese mismo año varios tabasqueños (alrededor de 130) fueron invitados a formar el Partido de la Revolución Mexicana que después se convirtió en el PRI y entre ellos estaban su abuelo Antonio Naranjo García y su padre Antonio Naranjo Escalante.

Respecto al ingenio Tulipán, este duró un poco más, hasta 1940, y estaba en el poblado del mismo nombre, a orillas del Rio Seco. «Todavía pude ver los restos de las maquinas e instalaciones para 1955 y 1960».

Los otros dos ingenios eran el San Cándido que se encontraba en la carretera Cárdenas a Comalcalco margen izquierdo del Río Seco que igual cerró en 1929 y el San Fidencio de los Diaz Oramas que también cerró por esas fechas.

Los descendientes del ingenio San Fidencio son la familia Diaz Madam, pues don Pablo Díaz Madam es el padre de Don Roberto Díaz Mérito y el ingeniero Antonio Díaz Mérito, que posteriormente se convirtieron en empresarios hoteleros en la capital Villahermosa.

“Pero sin duda, señala que había más ingenios azucareros en Jalapa y Tacotalpa, por el lado del rio de la Sierra”, señaló.

Por otra parte, recuerda que entre 1964 y 1965 con Octavio Carmona entonces líder campesino de Tabasco, llevaron la semilla madre «ppcuka» de origen cubano para el desarrollo de la industria cañera en el ingenio Hermenegildo Galeana en Tenosique. Yo tenía entonces 18 años, pero desde los 14 años ya trabajaba yo operando los camiones de carga de mi padre a diferentes partes principalmente a la capital de la República.

INDEPENDENCIA CUBANA FAVORECIÓ A TABASCO

En su libro “Tabasco a dos tiempos” (1940-1960) el historiador tabasqueño, Elías Balcázar Antonio, asienta que una coyuntura que favoreció al estado para la industrialización en aquellos años de fines del siglo XIX y principios del XX fue la guerra de “independencia” cubana provocada por los gringos contra España para quedarse con esa isla; esa guerra civil en la patria de Martí trastocó los ingenios cañeros cubanos, así como sus plantaciones tabacaleras y su producción de puros y cigarros.

Por lo mismo, en Tabasco se multiplicó el número de ingenios azucareros y, sobre todo la producción de aguardiente para abastecer al mercado yucateco.

Según Elías Balcázar, la producción de azúcar en los once ingenios que operaban en la entidad, en los tiempos más críticos, fue de 73 mil 235 sacos de 50 kilogramos en 1943; y el consumo fue de 97 mil 835 sacos; el déficit de 24 mil 600 sacos era cubierto con duce de las agrofactorias de Veracruz distribuidos racionadamente por la UNPASA (Unión Nacional de Productores de Azúcar S.A.).

Para 1944 la producción local de azúcar bajó a 64 mil 153 sacos y el consumo aumentó a 107 mil 603 sacos. El faltante fue cubierto de la misma forma.

JALAPA FUE EL MÁS INDUSTRIALIZADO

Según el cronista de esa localidad, Bernardo López Rivera, durante la época porfirista hubo en Jalapa cuatro ingenios azucareros, el primero de ellos fue fundado en 1873, con el nombre del Rosario, propiedad del señor don Federico Jiménez Canet, padre de don Federico Jiménez Paoli.

En el siglo XIX este ingenio era junto con El San Lorenzo de Tacotalpa y el Poposá de la Iglesia católica, La Concepción, en Teapa y el San Lorenzo, era los las agrofactorias de la zona de La Sierra.

Las instalaciones de estos ingenios, primeros a vapor que hubo en el estado, fueron a cargo del señor norteamericano Joel Beaurregard, quien llegó a Tabasco junto con otros esclavistas traídos por Maximiliano de Habsburgo luego de la guerra civil norteamericana y de la intervención francesa en México 1860 a 1867.

En el siglo XX, desde comienzos 1905 hasta 1970, Jalapa Tabasco tuvo otros tres ingenios; el Santa Rosa que era del señor Silverio Falcón Sotelo y luego de su hijo don Manuel Falcón, el cual cerró en 1960.

El ingenio la Unión que estaba en la ranchería Clavo de la Victoria, hoy La Unión, el cual era del señor José Antonio Ruiz.

Por último, el ingenio “El Progreso” en la ranchería del mismo nombre, entre Jahuacapa y Astapa, eran sus dueños los españoles Emilio y Marcelino Fernández, así como José María Grand, después pasó a manos de los señores Jaime Artimez, Ramón Gutiérrez, José González y Amado Álvarez Fernández, cerrando finalmente en 1971.

Sobre la producción de azúcar y alcohol: y chocolate, Jalapa fue el primer productor de azúcar en el estado, superaba al Centro, Cárdenas, Macuspana, Paraíso y Tacotalpa.

“Aquí operó durante casi 40 años el ingenio “Nueva Zelandia”, la fábrica más grande de azúcar y de alcohol de la comarca, misma que fue el soporte económico de las 300 familias”.

Del ingenio, que en 1946 tuvo su primera zafra y en la década de los setenta era todo bonanza -tanto que llegó a ocupar más de 300 trabajadores en tres turnos- quedan únicamente instalaciones envueltas por la maleza, arruinadas y carcomidas por el tiempo.

En 1968, la factoría alcanzó la mayor producción: más de 7 mil toneladas de azúcar, según recuerda Alfonso Trinidad Gálvez, quien trabajó en la máquina impulsora de los molinos y formaba parte del equipo de béisbol, hasta que cerró de manera definitiva en 1985.

INGENIO EN TENOSIQUE

En 1990, dicho ingenio fue vendido a un Grupo llamado san Roque y administrado por operadora del Usumacinta, no obstante, tres años después se dio a la quiebra por lo cual pasó a ser operado por el “Fideicomiso Liquidador de instituciones del Servicio de Administrador Tributaria (SAT).

Después de esto, el ingenio fue vendido a los “Hermanos Jiménez Sainz” con una molienda de 264 mil toneladas de caña y una producción de 23 mil toneladas de azúcar. Con este punto de partida, bajo la administración de los nuevos dueños, la producción disminuyó al grado de llegar a moler 110 mil toneladas en una zafra obteniendo 9 mil toneladas de azúcar.

Este ingenio dejó de crecer por falta de visión de los dueños, por lo que los productores cañeros con apoyo del gobierno estatal otorgó garantías fiduciarias que les permitió ejercer los créditos de FIRA, lo cual generó buenos resultados; en la zafra 2015-2016 se molieron 146 mil toneladas, y en la zafra 2016-2017 155,983 toneladas.

Pero que en 2017 que cerró definitivamente sus puertas por quiebra financiera. Cinco años, después, el gobierno federal hace todos los esfuerzos para tratar de reactivarlo, y para ello cuentan con propuestas por parte de industriales del vecino país de Guatemala.

LA NUEVA ERA

La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), dio a conocer que la producción de caña desempeña un papel de primer orden en la entidad porque genera empleos directos e indirectos.

En el 2020 se cosecharon en Tabasco 26,212 hectáreas con una producción de 1,659,345 toneladas. Actualmente solo dos ingenios operan en la entidad: Santa Rosalía y Benito Juárez García, los cuales están dando la cara por el sector.

El primero de ellos trabaja con éxito al grado tal que durante este año exportó cerca de 60 mil toneladas de azúcar refinada al mercado de los Estados Unidos, de acuerdo información de la Unión de Productores de Caña del ingenio “Santa Rosalía”.

Este ingenio es operado por el grupo Beta San Miguel, y recibe materia prima de 2 mil 229 cañeros que son ejidatarios o pequeños propietarios de 12 mil 954 hectáreas, según José Livio Pons Echeverría, dirigente cañero.

Investigadores del Colpos Campus Tabasco sostienen que la problemática del campo cañero se caracteriza por la presencia de variedades de caña envejecidas y mal distribuidas en las plantaciones.

Sin embargo, aún no se aplican las inversiones necesarias en materia de mejoramiento genético para impulsar la productividad del cultivo lo que coloca en desventaja a la región que debe enfrentar las oportunidades y retos que le plantea un entorno económico dinámico y complejo.

Además, se observan altos porcentajes de despoblación por pérdida gradual de la densidad de población óptima, disminución de la fertilidad de los suelos, mal uso de los fertilizantes, falta de aplicación de la tecnología de riego y aplicación inadecuada de insumos.

TRABAJO AZUCARERO

Cunduacán

Ingenio “Salamanca”.

Tulipán

San Cándido

San Fidencio

Cárdenas

Nueva Zelanda

Jalapa

San Lorenzo

Poposa

Progreso

Teapa

La Concepción

Tacotalpa

Nueva Zelandia

Tenosique

Aszuremex

Los que operan actualmente

Santa Rosalía

Benito Juárez García

El ingenio Benito Juárez se encuentra en operación y junto con Santa Rosalía logra una producción de más de un millón 600 mil toneladas al año

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