Originaria de Jonuta, Tabasco, con una trayectoria de 50 años en la educación pública y privada, cumple este 16 de septiembre años de labor docente, a la que se ha dedicado con un profundo amor, pero con la seguridad de que se requieren bases profesionales para poder desarrollar las habilidades y conocimientos de las niñas y los niños.
Era la época de 1968, cuando el conflicto ocurrido en Tlatelolco, donde estudiantes protestaron por la fuerte represión que sufría el movimiento estudiantil en la época de Gustavo Díaz Ordaz, situación que frustró su sueño como el de muchos otros jóvenes de aquel tiempo, que buscaban estudiar la carrera de su elección.
Es el caso de Anabel, quien cuenta que no quería ser docente, sino abogada, pero su padre le dijo que, si no estudiaba para ser docente como sus hermanas, tendría prohibido estudiar.
Data de 1972 cuando egresó de la carrera en maestra en educación primaria por la Universidad Autónoma de Puebla, y lo que siguió fue trabajar en el poblado C-26, cerca de Sánchez Magallanes, Cárdenas, en el jardín de niños “María Gamas Viuda de Ortiz”, cuenta que, para salir de ahí, caminaba varios kilómetros hacia la carretera para pedir un aventón y poder llegar a la capital tabasqueña.
Posteriormente su padre le regala una propiedad y fundó su propio CENDI, por lo que tuvo que renunciar al cargo que tenía en ese entonces para atender su proyecto personal, en esa época tenía ya 20 años de servicio en la Secretaría de Educación de Tabasco.
Regresa al servicio público cuando tiene la oportunidad de coordinar una fiesta infantil para la Sra. Isabel de la Parra, y al conocerla, la invita a trabajar en los CENDIS del DIF, primero como directora de uno y posteriormente como coordinadora de los cuatro.
Al pasar de los años combinando su trabajo con su negocio propio y el DIF, llega el 2013 y es invitada al proyecto de los CENDIS ISSET.
Cuenta que ha tenido niños con hipoacusia, secuelas de polio, situación perinatal, postnatal, reacciones de vacunas, lo que le ha permitido una enseñanza diferente, no solo como profesional, sino en lo personal.
A 50 años de iniciar su labor docente, considera que ya está llegando el momento para retirarse y disfrutar la amistad de sus 10 amigas, a su madre de 90 años, sus 3 hermanas, lo mismo a sus hijos y nietos, ya que atenderlos le demanda más esfuerzo y la energía laboral va dejando de ser la misma.
Concluye este breve repaso de su vida con un mensaje a las nuevas generaciones en la enseñanza y formación inicial: estudien por vocación, no es insuficiente que solo les gusten los niños, lo importante es tener la formación, pedagogía y conocimiento de lo que hacen para ayudar a niños a desarrollar sus potencialidades.