Las pangas de Frontera, una travesía inolvidable en el río Grijalva

Tabasco desde tiempos prehispánicos ha sido un lugar donde el agua es abundante gracias a los diversos ríos, lagunas y arroyos que existen en la entidad, cruzarlos siempre ha sido una empresa bastante titánica, aun hoy en día, el traslado de enormes moles de piedra desde el cerro de los Tuxtlas en Veracruz hasta el sitio de la Venta en Tabasco, sigue asombrando a los arqueólogos modernos, pues aún se desconoce y se cuestiona como lograron cruzar los ríos y arroyos las enormes piedras basálticas donde los tatarabuelos olmecas, tallaron las enigmáticas cabezas colosales con varias toneladas de peso. Y es en Centla, lugar donde el caballo de Hernán Cortes profanó por primera vez las aguas fluviales de Tabasco, y donde el conquistador entendió que estas aguas eran difíciles de domesticar, por lo que era necesario respetar y adaptarse a ellas para poder convivir en un equilibrio cósmico, tal como lo hacían los antiguos yokot´anob de Tabasco.

Durante mucho tiempo los cayucos y canoas fueron empleadas para cruzar los productos comerciales sobre los ríos tabasqueños, después con la llegada del siglo XIX, llegaron los barcos de vapor, algunos construidos en los astilleros del puerto Guadalupe de la Frontera, desde donde partían vapores como El Carmen, Clara Ramos o Sánchez Mármol, llevando pasaje y productos comerciales por los ríos de la entidad, pues en aquel entonces no existían caminos ni carreteras en Tabasco. Por ello, llegar al puerto de Frontera, era difícil, pues no existía puentes para cruzar el extenso río Grijalva, hasta que en abril de 1948, los hermanos Héctor y Ramón López de Llergo, tiraron por primera vez a las aguas del río Grijalva, un chalan construido en unos de los astilleros que existían en Frontera, a la cual llamaron «Falca San Román», y fue la primer falca que inició el servicio de transporte entre el puerto de Frontera y San Román.

Los hermanos López de Llergo fueron empresarios frontereños que en su momento impulsaron la economía no nada más de Centla sino del estado de Tabasco, ya que su ingenio, logro facilitar el transporte de productos, vehículos y personas en estas falcas que con el tiempo el pueblo les llamaría pangas. Cruzar las pangas, recuerdan los porteños más viejos, era toda una osadía y una aventura, pues a veces se tenía que esperar largas horas para cruzar del atracadero de San Román al atracadero de las 4 Esquinas en el puerto de Frontera, si entraba un fuerte norte las pangas detenían sus viajes, y todo se paralizaba, se quedaba estático.

Contaba el Capitán José del Carmen Govea Carrillo, viejo panguero que por 25 años laboró en este medio de trasporte, que tuvo que abandonar este trabajo por necesidad, “Lo hice así porque no reparaban las maquinas, los atracaderos estaban hechos una desgracia. Y en esas condiciones es imposible trabajar, algunas veces las máquinas se detenían a medio río y el peligro se volvía eminente. (Ruiz Abreu, 1985)

De esta manera, muchos frontereños aún recuerdan las pangas como Pantepec 2, Pantepec 3 y Frontera. pangas o ferrys que fueron el medio obligado para llegar al puerto de Frontera, esa travesía inolvidable donde se encontraban amigos, llegaban novedades, se podía sentir la brisa del atardecer marino, el aroma a marea y disfrutar el crepúsculo anaranjado del trópico tabasqueño sobre los manglares, donde la naturaleza nos atrapaba con paisajes de nostalgia o alegría, pues hasta el intrépido Aurelio (Julio Aldama), se despidió de la bella Manela (Dacia González), sobre una panga, en el filme llamado Tiburoneros filmado en el puerto de Frontera en 1962.

En los años 70, La Secretaría de Comunicaciones y Transporte se hizo cargo de las pangas, ya para entonces, el pueblo añoraba la construcción de un puente, para “modernizar” al puerto y mandar las pangas al museo, deseo que se cumplió el 02 de febrero de 1986, fecha en que en Bando Solemne, el presidente municipal de Centla, Julio Cesar Vidal Pérez en compañía del Gobernador tabasqueño, Enrique Gonzales Pedrero, inauguraron el transito del Puente de Frontera y declararon ese día, como Día de la Integración de Centla, dejando obsoletas a las pangas para siempre.

Sin embargo, cada vez que atravesamos el puente de Frontera, los que tuvimos el privilegio de cruzar el Grijalva en las pangas, añoramos con tristeza, esas travesías inolvidables en ese eterno río que evocan otros tiempos, cuando las pangas cumplían su destino, ir de Frontera a San Román, ir de una orilla a otra, llevar y traer, y que hoy, como fantasmas fluviales, se disipan con la brisa risueña en espera de un retorno que quizás, nunca más volverá, que solo vivirán en nuestros recuerdos para siempre.

Colaboración de PLÁCIDO SANTANA HERNÁNDEZ, Historiador de la Secretaría de Cultura y Cronista yokot´an de Centla.

Fuente: INAH – Tabasco

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