Columna: ENFOQUE MÉDICO

Por: Dr. Elías Córdova Sastré

Mente, alma y medicina

Hoy me invade la tristeza, la nostalgia y ¿el enojo?, hoy mis emociones nublan mi sentir, mi pensar y mi existir, hoy evoco mis recuerdos y me hago reflexiones, hoy hacen eco las palabras del emisor que acongojan al receptor.

Desde pequeño anhelaba la bata, que distingue, que resalta, que identifica y define, que enorgullece y exige, la bata que representa el anhelo, la esperanza, la virtud y el conocimiento, la que permite a quien la porta la dicha de la noticia, que refresca, que apacigua, que consuela y da frescura de saber que van las cosas lo mejor que se esperaba, pero que por igual da la nota de la noticia amarga, de la noticia espantosa de que las cosas no salen como esperábamos todos, de que las cosas no avanzan al ritmo que se esperaba o que las cosas no van a resultar agradables.

Dos polos que hay que vivir, dos polos que hay que ¿sufrir?, pero que no los enseñan igual, y es que la vida es dicotómica en muchos de las cosas que sin pensar o reflexionar en ellos los pasamos por igual: blanco y negro, arriba y abajo, derecha e izquierda, frío y caliente, cielo e infierno, anterior y posterior, y así por el estilo podemos seguir y seguir sin siquiera darnos cuenta que nos encontramos en esa disyuntiva dicotómica que la vida nos otorga en el día a día de las cosas triviales y sencillas.

Y no los enseñan igual, por que cuando se porta la bata en situación de enseñanza se nos muestran los momentos de destreza, de dominio, de portador de salud, de en general buenas noticias y son efímeras las de las malas notas y en ellas no hay enseñanzas por que no se saben darlas, por que no se nos educa para ello, por que no se supone que lo hagamos, por que son más las enseñanzas de buenas noticias que se diluyen las de las malas y no existe un protocolo, una guía o una destreza en ello.

He visto muchas caras sonrientes y más cuando parte de lo que haces se traduce en el ver nacer, el ver vivir, ver llegar a esta vida que sin pedir se nos da como regalo divino, pero igual he estado en el lado contrario donde la noticia pesa y el futuro es incierto, donde se cuestiona el porqué de la vida, el porqué del resultado que no permite siquiera reflexionar sobre ello, que pesa, que acongoja, que lastima y desampara; y es que ¿de qué forma se comunica algo así? ¿Cuáles son las palabras suaves para ello, si acaso existen?, por que una noticia fea, es fea por donde se vea y es lamentable y desagradable por mucho que se suavice, pero al final hay que hacerlo, hay que comunicar, hay que suavizar, hay que saber decir no, con la tristeza en la voz, con las lágrimas contenidas, con la voz entrecortada, con el pensamiento frío, con la mirada expresiva de no poder ocultar lo que la mente, quisiera callar.

Acompañamiento le llaman, cuando se trata de expresar lo técnico en cuanto a la situación se trata; por detrás hay soledad, frialdad y desconsuelo, acompañamiento que busca respuestas a las preguntas que no se suelen decir por que se suelen callar, que cuando se expresan no hay respuesta posible que calme la angustia, desesperanza y ansiedad de quien la emite o expresa. Acompañamiento ¿a dónde?, a la tristeza, a la dolencia, al lamento a la soledad y al vacío interno que solo se siente por quien lo vive, por quien lo sufre y no por quien lo ve de fuera. Pero se está, por que nuestra bata lo requiere, por que nuestra profesión lo exige, por que nuestro humanismo lo deja implícito, pero no se esta completo, no se esta emocional y mentalmente tan disponible aunque hay que demostrar lo opuesto, por que insisto, nuestra profesión lo exige.

La formación involucra toma de decisiones, se hacen practicas y talleres sobre ello, reanimación neonatal, pediátrica o del adulto, todas en si son rutinas en tomas de decisiones, no se enfoca en el pensar, se nos enseña a actuar, mas bien aprender a decidir rápido, sin meter el corazón, sin distraer la mente, sin emocionarte, por que la emoción no es compatible con el momento, con el flujo de adrenalina y con el corazón atado, en la respuesta rápida está el valor del momento.

Pero por igual está la decisión de no hacer, la difícil decisión de saber el límite, de lo humano y del no rebasar y encarnizar, una línea muy delgada entre el seguir y parar, una decisión que se trata de esquivar, que se busca no enfrentar, que se busca involucrar a quienes alrededor están, para no sentir la aflicción de haberla tomado solo, por que ese trago duele y pesa, por que existe desaliento, tristeza, y desconsuelo en ella.

A veces se va más allá, y se crean lazos que superan el trato profesional, por la situación, por el momento, por el tipo de enfermedad, por que has estado presente, por que has rebasado el perfil que la bata te había impuesto, por que has humanizado la situación o por que a veces es necesario.

Vaya por ello un agradecimiento a quienes confían en nuestro actuar, en nuestras tomas de decisiones, en nuestros argumentos, a quienes hemos acompañado aunque ello nos represente igual dolor, aflicción y soledad, porque no se expresa, porque no se dice, porque se suele callar, porque hay que ser serios, porque hay que ser duros, porque decir no y decidir no hacer es doloroso igual para quien lo enfrenta, que para quien lo vive y para quien lo decide; no hay zona de confort en ello, más bien hay frustración, porque la bata al igual que capa de superhéroe, a veces pareciera hacer sentir que se puede con todo y que con ella puesta todo es posible y no existe el no, que siempre hay una solución, hasta que la vida te golpea de frente y te ubica en situación.

A ustedes, un agradecimiento especial por enseñarnos que tras el dolor se pueden ver diferentes colores, por que sin duda ustedes son los que más nos enseñan, ustedes quienes a su corta edad nos muestran madurez, nos muestran seriedad, compromiso, entusiasmo, empatía, porque ustedes son por los que estamos los de bata, porque por ustedes estudiamos, porque ustedes son los que mueven nuestros hilos internos que hacen que hoy se redacte esto, porque ustedes nos aterrizan en los hechos pero sobre todo nos permiten ver y sentir que seguimos siendo humanos, gracias por ello.

En palabras de Paulo Coelho: “Un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto: a ponerse contento sin motivo, a estar siempre ocupado con algo y a saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea”.

Dr. Elias Córdova Sastré http://neokids.net/elias/

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