La vacuna contra la covid-19 patentada por Pfizer y la firma alemana BioNTech no salió al mercado sin haber probado antes su eficacia y seguridad, como sostienen falsamente usuarios de redes sociales que tergiversan las declaraciones de una ejecutiva de la farmacéutica, ya que los ensayos publicados en 2020 testaron la efectividad contra la enfermedad, aunque no contra el contagio.
Publicaciones en redes aseguran que Pfizer admitió que su vacuna de la covid-19 “no fue probada” antes de comenzar a vendérsela a los Estados y, como prueba de dicha afirmación, adjuntan un vídeo publicado por el eurodiputado ultraconservador Robert Roos en el que interpela a la presidenta de Mercados Internacionales Desarrollados de Pfizer, Janine Small, en una comparecencia celebrada en el Parlamento Europeo.
Tal y como se recoge en la citada grabación, el eurodiputado preguntó a Small si “se testó la vacuna Pfizer contra el contagio y transmisión de la covid-19 antes de que entrara al mercado”, a lo que la ejecutiva de la farmacéutica respondió que no y agregó: “Teníamos que movernos a la velocidad de la ciencia para entender realmente lo que está ocurriendo en el mercado«.
El eurodiputado tildó de “escándalo” esta supuesta revelación que, a su juicio, “elimina toda la base legal del pasaporte covid”.
Tras viralizarse ese vídeo, numerosos usuarios acusaron directamente a la farmacéutica de no haber probado sus preparados contra la covid-19 e incluso de engañar a la población.
Eficaz en un 95 % contra la infección
En realidad, Pfizer no ha admitido que su vacuna contra la covid-19 saliera al mercado sin antes ser probada. Lo que precisa es que fue sometida a rigurosos ensayos que testaban su eficacia contra la enfermedad, no contra la transmisión del coronavirus, una información que la propia farmacéutica publicó en 2020 con las conclusiones de los ensayos que lo corroboraban.
De hecho, la vacuna de Pfizer/BioNTech fue la primera que aprobaron las autoridades europeas y estadounidenses y sus evaluaciones concluyeron que presentaba una eficacia de en torno al 95 % frente al riesgo de “padecer infección sintomática” con la variante original del SARS-CoV-2.
Fuentes de Pfizer explican a EFE Verifica que efectivamente los ensayos con su fármaco contra la covid-19 “no se diseñaron para evaluar la eficacia de la vacuna contra la transmisión del SARS-CoV-2″ sino para «prevenir la enfermedad» causada por el virus, «incluida la enfermedad grave».
Las mismas fuentes recalcan que el ensayo clínico en fase 3 de la vacuna -que es público desde diciembre de 2020- cumplió con estos dos criterios “de valoración prioritarios”: protección contra la infección por covid-19 y contra la enfermedad grave.
En todo caso, y aunque la eficacia de la vacuna se ha visto disminuida con la aparición de nuevas variantes, expertos y autoridades sanitarias coinciden en que la protección continúa siendo alta contra los cuadros graves.
Por tanto, en contra de lo que afirman numerosos mensajes en redes sociales, las declaraciones de la ejecutiva de Pfizer en la Eurocámara no desvelaron nada ignoto, puesto que ni las propias farmacéuticas ni las autoridades sanitarias pertinentes publicaron datos sobre la efectividad de la vacuna para evitar la transmisión del virus.
Asimismo, la farmacéutica recuerda que las “agencias reguladoras de todo el mundo, incluida la Agencia Europea de Medicamentos, han autorizado el uso” de esta vacuna con el fin de lograr la “inmunización activa para prevenir la covid-19 causada por el virus del SARS-CoV-2”.
No se testó para prevenir la transmisión aunque la redujo
Tanto la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA, por sus siglas en inglés) como la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) indicaron que no había evidencia de que el fármaco “prevenga la transmisión del SARS-CoV-2 de una persona a otra”, si bien estudios posteriores a su comercialización ratificaron que también lo hacía en cuanto a la variante original.
Los ensayos de Pfizer contaron con una muestra de 40.000 personas, por lo que hubieran hecho falta “tamaños de muestras muy brutales” para demostrar que previene el contagio, asegura Jaime Pérez, miembro de la junta directiva de la Asociación Española de Vacunología (AEV).
Según este experto, los ensayos clínicos no suelen demostrar que una vacuna es capaz de frenar la transmisión del virus para la que han sido patentadas, sino que la efectividad en este sentido se suele estudiar “cuando se pone en marcha la vacunación”.
“La vacuna no se hizo para eso, la vacuna se hizo para protegernos contra la enfermedad”, remarca Pérez, quien no obstante subraya que varios estudios confirmaron que la vacuna también era efectiva para detener la transmisión de la variante original del virus una vez había avanzado la campaña de vacunación.
En abril de 2021, la agencia nacional de salud pública de Estados Unidos determinó, tras recopilar datos de los tres primeros meses de vacunación masiva, que la vacuna reducía el “riesgo de infección transmisible” en un momento que la variante alfa era la dominante.
En esta misma línea, varias publicaciones posteriores coincidían en que la vacuna reducía la transmisión del virus, si bien Jaime Pérez precisa que esta protección se ha visto prácticamente reducida a cero ante la aparición de las nuevas variantes.
Las farmacéuticas comparecen ante la ue
Las declaraciones de la presidenta de Mercados Internacionales Desarrollados de Pfizer, Janine Small, tuvieron lugar en la comisión especial de la pandemia por la covid-19 del Parlamento Europeo, a la que fueron invitados representantes de las farmacéuticas Pfizer y Curevac para responder a varias cuestiones sobre el desarrollo de vacunas contra las nuevas variantes, el proceso de autorización y la transparencia de los contratos de adquisición.
La mayoría de los eurodiputados centraron sus críticas en la falta de información sobre el precio de las vacunas, puesto que la Comisión Europea no ha hecho público cuánto pagó por estos fármacos, y en la polémica por los mensajes que la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula Von der Leyen, intercambió con el consejero delegado de Pfizer, Albert Bourla, sobre un contrato masivo de vacunas.
En este contexto, el eurodiputado de los Conservadores y Reformistas Europeos Robert Roos preguntó a Small si la vacuna fue probada para frenar la transmisión antes de su distribución (minuto 15:22:54).
La respuesta negativa de Small (a partir del minuto 15:31:50) fue empleada por Roos para denunciar en redes sociales que el pasaporte covid no tenía sentido si la vacuna no detenía la transmisión, aunque cuando este certificado entró en vigor en la Unión Europea -el 1 de julio de 2021-, varios estudios apuntaban a que efectivamente sí ayudaba a frenar el contagio.
En definitiva, las vacunas de la covid, cuya eficacia y seguridad han sido corroboradas por autoridades sanitarias y múltiples estudios, fueron desarrolladas para evitar la infección sintomática y no la transmisión del virus, aunque una vez iniciada la campaña de vacunación se comprobó que también eran efectivas para ello.