¡El parque no es albergue!

Por: Javier Hernández López

Desde hace cerca de dos décadas (2004), la señora Margarita Mora, de manera altruista y por iniciativa propia – ya que no pertenece a ninguna asociación y mucho menos recibe dinero de alguna dependencia gubernamental-, con un gasto diario de 300 pesos en alimentos, se dedica a darle de comer, todos los días, a una población de más de 100 gatos que tienen como refugio el parque Tomás Garrido Canabal.

NT. ¿Cómo inicia con esta labor?

“Pues un día vi que una manada de gatos busca algo de comer a orillas de la laguna, fue cuando inicié con una bolsita pequeña de croquetas que se convirtió en un costal de 15 kilogramos, el cual me rinde dos días y medio, además de cuatro latas de atún, una bolsa wiskas, y un extra para los gatos más chiquitos”.

Aunque desde hace 10 años empezó a esterilizar a los mamíferos para controlar la población, estos han aumentado porque los llegan tirar al parque.

“Mira, me acabo de encontrar este a orillas del parque, está mojado porque le tiraron agua, además de que tiene sarna, ahorita lo voy a llevar al veterinario para que lo curen, esto me frustra, porque yo esterilizo uno y me vienen a tirar tres o cuatro más, y eso no se vale”, dice con enojo, mientras muestra al gato que recién acaba de encontrar sobre la entrada al Tomás Garrido Canabal.

NT. ¿Por qué la gente tira un gato?

“Porque se llenan de gatos, no saben que hay que esterilizar y que la gata tiene crías de dos a tres veces al año, entonces, si tienes una gatita esterilízala porque te va a vivir de 15 a 18 años”.

NT. ¿Qué pasa con las crías?

“Me las vienen a tirar aquí, y es lo que no se vale, porque todos los días encuentro en el parque un gato abandonado y maltratado, porque la gente los maltrata, no crean que aquí es el paraíso de los gatos”.

Con relación a los letreros que hay en parque, los cuales ella pagó y colocó, para concientizar a la gente para que no los abandonen, explica que no le ha funcionado, porque de todas maneras los llegan a dejar al parque.