Un año más, México se sitúa como la nación más peligrosa del mundo para ejercer el periodismo, ante la pasividad de las autoridades, o debido precisamente a ésta. Según el informe 2022 de Reporteros Sin Fronteras, el país superó a Ucrania, pese a la invasión rusa y la guerra, y lideró la lista negra con once asesinatos.
México, con once muertos (el 20 % del total global de 2022), Haití, con seis, y Brasil, con tres, fueron las naciones más mortíferas para la prensa, por encima de países en guerra como Ucrania o Yemen.
Latinoamérica, a la cabeza
De hecho, América Latina fue, una vez más, el lugar más peligroso del mundo para los periodistas. Del total de 57 profesionales de la prensa asesinados en 2022, casi la mitad ocurrió en la región, con un grave problema de impunidad y de colusión entre autoridades y crimen organizado.
Tras dos años de «calma y cifras históricamente bajas», el número de profesionales que perdieron la vida también subió en 2022, en concreto un 18.8% hasta situarse en 57.
La guerra en Ucrania «explica, en parte, este incremento», de acuerdo al informe, ya que en los primeros seis meses hasta ocho periodistas fueron asesinados.
Allí hubo casos, apunta RSF, como el del fotorreportero Maks Levin, que fue ejecutado «a sangre fría el 13 de marzo por soldados rusos» o el periodista de la cadena francesa BFM TV, Frédéric Leclerc-Imhoff, muerto por el impacto de un obús cuando cubría una operación de evacuación de civiles.
Pero la mayoría de las bajas, casi el 65%, se han dado en «países en paz» y la región latinoamericana continúa siendo «la más peligrosa del mundo para los periodistas».
Cerca de la mitad de los asesinatos del año (el 47.4%) se registraron en suelo latinoamericano.
China, Myanmar e Irán, las cárceles del mundo
El año que está a punto de cerrar deja una cifra récord de 533 periodistas encarcelados en todo el mundo. Además de estas cifras, 65 periodistas están secuestrados y 49 desaparecidos.
«El récord alcanzado el año pasado se ha vuelto a superar: 533 periodistas estaban encarcelados por ejercer su profesión el 1 de diciembre de 2022, es decir, un 13.4% más que en 2021», indicó RSF en un comunicado.
El balance de RSF señala a China, donde la «censura y la vigilancia han alcanzado niveles extremos», como la «mayor prisión de periodistas del mundo», con 110 encarcelados y casos como el de la informadora independiente Huang Xueqin, que cubría temas relacionados con la corrupción, la contaminación industrial y el acoso a mujeres.
Birmania está en segundo lugar, con 62 encarcelados, pero el informe también destaca un «recrudecimiento de la represión en Irán», que ha llevado a que Oriente Medio y Asia concentren el 75% de los periodistas en prisión.
Con 47 periodistas encarcelados tan solo un mes después de que se iniciase esta última oleada de protestas, Irán se ha convertido en la tercera mayor cárcel de periodistas.
«Entre los primeros periodistas detenidos se encuentran dos mujeres, Nilufar Hamedi y Elahe Mohammadi, que colaboraron en denunciar la muerte de la joven kurda iraní Mahsa Amini. Ambas se enfrentan a la pena de muerte», detalla RSF.
En este sentido, el secretario general de la organización, Christophe Deloire, lamentó que «los regímenes dictatoriales y autoritarios» estén «llenando a toda velocidad sus cárceles» deteniendo periodistas.
“Este nuevo récord de periodistas en prisión confirma la imperiosa y urgente necesidad de resistir a estos poderes sin escrúpulos”, conminó Deloire.
Se encarcela mucho más a los periodistas locales, detalla también RSF, y la prensa internacional cubre «mucho menos» a causa de la «precarización», lo que lleva a que «los depredadores de la libertad de prensa» campen «a sus anchas con los periodistas independientes nacionales».
Alerta por repunte de mujeres víctimas
La organización llamó también la atención sobre la cifra sin precedentes de mujeres periodistas en prisión, que se sitúa en 78 y supone un «aumento histórico de en torno al 30%», en comparación con las cifras de 2021.
«Las periodistas representan ya cerca del 15% de todos los encarcelados, frente al 7%, hace cinco años», recalca el texto.
Casos individuales
En su informe, RSF también destaca algunos casos individuales, como el del francés Olivier Dubois, que lleva más de 20 meses en manos del Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), afiliado a Al Qaeda en Malí, y el estadounidense Austin Tice, secuestrado en Siria desde hace ya 10 años.
También subraya el caso de Ivan Safronov, «uno de los mejores periodistas de investigación de Rusia», cuya condena a 22 años de cárcel por haber revelado “secretos de Estado” supuso la pena más larga contra periodistas y el del periodista británico Dom Phillips, cuyo cuerpo fue encontrado descuartizado en la Amazonia brasileña.
El limbo de Pablo González
El balance también especifica que el caso del español Pablo González «no figura entre los periodistas presos porque RSF solo tiene en cuenta a aquellos cuya detención arbitraria está probada», algo que en este caso no se sabrá «hasta que no sea juzgado, la fiscalía presente sus pruebas y el tribunal dirima».
González está detenido desde finales de febrero en Polonia acusado de espionaje en favor de Rusia.
RSF elabora anualmente este tipo de balances desde 1995 en base a datos recopilados entre el 1 de enero y el 1 de diciembre de su publicación. El cómputo total del balance 2022 incluye a periodistas profesionales y no profesionales, así como a otros trabajadores de los medios.