Ovidio Guzmán, El Ratón, tenía un escorpión como mascota. El hijo del Chapo Guzmán se tomaba muy en serio, desde su propia casa, el sobrenombre que su padre le puso de niño.
Muestra de ello también es que en el gran árbol de Navidad, colocado en uno de los patios de su casa, hay más peluches de ratones -muchos de ellos con coronas- que de esferas.
Un diario nacional recorrió la casa de uno de los líderes del Cártel del Pacífico, quien fue detenido la madrugada del jueves por fuerzas federales en la sindicatura de Jesús María en Culiacán, Sinaloa.
La entrada a lo más íntimo de su hogar como puertas y ventanas está repleta de orificios por la metralla que dejó caer el Ejército.
Apenas uno entra, a la izquierda, los sillones de la sala están unos sobre otros y lo que parecieran un par de mesas de centro están destruidas, cuya madera se combina con las balas percutidas que quedaron del enfrentamiento en el piso cual alfombra.
Esa escena quizá ejemplifica todo lo que quedó, tras el operativo, de la casa del hijo del Chapo Guzmán.
A decir de los pobladores de Jesús María, lo que más pudo afectar a Ovidio Guzmán fue que sus hijas de 9 y 3 años, respectivamente, resultaran heridas, y es que en la habitación de las menores, la colcha color rosa que cubría una de las camas tiene rastros de sangre.
Las dos camas, con sus respectivas cabeceras en forma de orejas de Mickey Mouse, color rosa, con un moño blanco, tienen sus almohadas con sus nombres grabados: Adrianita y Griseli.
En el baño de este cuarto también hay varias manchas de sangre y en el cuarto de un costado, los cajones están todos abiertos con un poco de ropa y ganchos en el piso.
En el cuarto de al lado que pareciera el principal, el de Ovidio Guzmán, hay una cama king size con sábanas color beige y un par de sillones individuales con una pequeña mesa.
Así es la casa donde fue detenido el hijo de ‘El Chapo’, quien estaba protegido hasta por 26 camionetas blindadas
A un lado está un lujoso baño con tina de hidromasaje, en el que, como casi todos, hay manchas de sangre en el piso; enfrente está una habitación con ropa y, quizá, lo más íntimo de Ovidio Guzmán: cajas de relojes Rolex, joyería Marta Peña y bolsas de otras marcas de lujo como Prada o Chanel.
Enfrente hay otra habitación con un par de camas y ropa sobre los colchones. En el cuarto de al lado solo hay juguetes. En el cuarto de lavado es donde hay más rastros de sangre en el piso y en ropa.
Detrás hay un par de cuartos con literas que, de acuerdo con pobladores, eran utilizados por los sicarios que cuidaban a Ovidio. Ahí también está todo revuelto: ropa y colchones en el piso, incluso manchas de sangre en las paredes. A un costado está un par de baños en los que hasta en los lavabos había casquillos percutidos de la refriega del jueves pasado, cuyo intercambio entre crimen organizado y fuerzas federales duró más de siete horas en Jesús María: no hay parte de la residencia de Ovidio Guzmán que no tenga rastros de bala, muchos de Barret calibre 50.
Información y fotos de Milenio: