Debido a su velocidad, en varias culturas, como en la mexicana, el colibrí es conocido como un mensajero.
Por: Leydi Olivia López
Villahermosa
He escuchado que los colibríes son almas que vienen de visita así que en lo primero que pensé cuando escuché el zumbido de las alas cerca de mi patio fue en mi abuela, recién fallecida, e inmediatamente recordé que ella en vida no conoció mi casa y me reí de mi misma.
El zumbido continúo por varias semanas. Revoloteaba entre los árboles, pero no fue hasta hace unos días que, sentados bajo una sombra, descubrimos el pequeño nido en una de las ramas de un chicozapote de escasos dos metros de altura. Un colibrí había elegido entre tantos árboles en patios vecinos, uno nuestro.
Desde luego que, teniéndolo tan cerca, no podía dejar pasar la oportunidad de retratarlo, así que espere no estuviera en el nido. Tomé la cámara, la monté en el tripie y la conecte vía remota a mi celular, justo cuando estaba revisando la configuración, de repente, apareció.
Pequeña, sigilosa, con sus plumas verdes brillantes me impactó y me emocioné tanto al verla regurgitar para alimentar a sus bebés. No la esperábamos y ella no lo sabe, pero desde esa tarde, cuando llueve, quiero salir a ponerle un paraguas en su casa. Mi esposo le consiguió un bebedero y todos aquí en casa le damos los buenos días a la pequeña mamá colibrí.
Estas aves diminutas simbolizan el entusiasmo por el disfrute. Los colibríes se alimentan del néctar de las flores y la dulzura de la vida.
A pesar de su tamaño tan pequeño, se consideran poderosos mensajeros espirituales
Podemos decirte que todo lo que fue creado por Dios es bello, pero en esta ocasión el colibrí es un vivo ejemplo.
También hay una leyenda guaraní que dice que cuando un colibrí ronda por tu casa, se trata de seres amados que ya no están en este mundo, pero que vienen de visita.