HISTORIAS QUE LATEN
Salvador López mejor conocido como ‘Chava el pozolero’, había decidido cumplir el llamado ‘sueño americano’. Al final, se quedó en Tabasco después de salir de su natal Chiapas.
Ahora vende delicioso pozol, así como diversos productos, a bordo de su propia motocicleta, e incluso, si no traes efectivo, te puede cobrar con tarjeta.
El comerciante chiapaneco, que comenzó recorriendo a pie las calles tabasqueñas, ahora piensa en extenderse, al grado de contar con una flotilla de carritos pozoleros.
Después de varios intentos por salir de México para tener una mejor oportunidad de vida, el joven chiapaneco no se rindió y aplicando la perseverancia que dice lo ha caracterizado siempre, ha salido adelante.
Recuerda que a este estado llegó si nada, pero un ‘camarada’, como él lo llama, le aconsejó que se pusiera a vender chicharrones y platanitos y así lo hizo durante dos años, pero lo hacía para un patrón, lo cual no le dejaba las suficientes ganancias.
Después invirtió en un triciclo para vender pozol y botanas, pero ya era su propio jefe, ahí fue donde se dio cuenta que su destino era ser su propio patrón. Chava, como lo conocen, señala que tras ese paso que dio vendía de 25 a 50 vasos al día y tenía más ganancias que como trabajador.
Después de 6 años, conocer su mercado y tener muchos amigos y clientes, compró su moto y la adaptó a su triciclo, convirtiéndolo en un carrito ambulante, ahora siente que le ha cambiado la vida porque vende pozol con cacao, blanco, con cacahuate, tepache, botanas, frutas picadas con sal y limón, chicles, cigarros y acepta transferencia y pagos con tarjeta.
Ahora vende de 100 a 200 vasos de a litro, más otros productos. Ahorra para hacer su casita en pueblo natal, San Cristóbal de las Casas, tener más carritos ambulantes con trabajadores y no descarta algún día formar un hogar.
Ha sido perseverante pero, más que nada, su amor a la vida lo ha hecho salir adelante.
Sus clientes lo buscan por su diversidad de productos.