Por: Dr. Elías Córdova Sastré
Desgaste emocional o burn out en personal de salud
Es en el personal de salud en general, y quizá alguna rama de ella en particular, pero definitivamente en este rubro de la salud, a donde se enfoca esta columna por la reciente pandemia que vivimos y porque cada vez se ve o se habla más sobre el tema que se vive a todos los niveles, tanto en clínicas y hospitales públicos, como en los particulares. Todos quienes laboramos en el llamado sistema de salud, sea de forma pública o particular, somos seres vivos conectados a esta realidad cambiante que día a día enfrentamos y para lo cual fuimos diseñados biológicamente para ello.
Día a día nuestro organismo experimenta cambios o ajustes para enfrentar y/o resolver situaciones que la vida misma nos determina. Estos cambios la mayor parte de las veces incluso hasta pasan desapercibidos por nosotros y, o no los vemos o sentimos, o no hacen eco en nosotros, esto es, un personal de salud que día a día enfrenta situaciones críticas en un servicio de urgencias, poco a poco se acostumbra a alguna de estas situaciones y seguramente llega el momento que se suele actuar en automático, como en pacientes que acuden con fiebre en un servicio de urgencias pediátricas, o una cortada sin mucho riesgo en alguna urgencia de adulto, etc. Pero por otro lado hay cambios que condicionan modificaciones en nuestro interior, modificaciones en el sentido tanto fisiológico como emocional.
Hablamos pues, de todo un proceso de adaptación que genera poco a poco un mecanismo tensional conocido como “estrés”, y a lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo define como el “conjunto de reacciones fisiológicas que preparan al organismo a la acción”.
De esta definición entonces, podemos ya suponer que la respuesta que cada persona va a realizar, estará determinada por las características del estímulo estresante, pero que igual lo determinará la personalidad del receptor, así como la forma en la que enfrenta cada situación o los recursos que tiene en su interior para enfrentar cada una de ellas.
En relación al estímulo estresante podemos decir que la respuesta va a depender de algunas características como la repetición del estímulo, la magnitud del estímulo, la intensidad del estímulo; y otras respuestas van a depender del receptor como la edad, género, etapa del ciclo vital, nivel educacional, recursos psicológicos con los que cuente, redes de apoyo y antecedentes de problemas de ansiedad o estados de ánimo.
Con respecto a lo anterior y a manera de ejemplo de estímulos estresantes podemos definir algunas situaciones cuando hablamos de la repetición del estímulo, como el ver fallecer en la pandemia varios pacientes todos los días o el poder adquirir la infección y estar expuesto a las formas graves día a día, etc; cuando hablamos sobre la magnitud del estímulo podemos verlo cuando llegan múltiples pacientes accidentados o quemados en un servicio de urgencias; y cuando hablamos sobre la intensidad del estímulo lo vivimos ahora al ver tantos enfermos con los servicios saturados y todas las noticias que se generaron en la pandemia.
Según la OMS el estrés laboral es la reacción que puede tener el individuo frente a exigencias y presiones laborales que no se ajustan a sus conocimientos y capacidades y que ponen a prueba su capacidad para afrontar la situación. Esto se torna aún peor cuando el trabajador siente que no es apoyado por sus jefes, colegas o pares; cuando se tiene un control limitado sobre su trabajo, la asignación de recursos o la forma en que puede hacer frente a exigencias y presiones laborales debiendo adoptar decisiones basadas en criterios que escapan a su control. Según la OMS se habla de emergencia sanitaria internacional cuando una enfermedad produce un impacto serio en la salud pública, afecta a más de un país y se requiere una estrategia coordinada internacionalmente para enfrentarla.
Según la Asociación Médica Canadiense, se habla de distrés moral cuando la persona cree que se está realizando un trabajo inadecuado o incorrecto y tiene escaso o nulo poder para cambiar la situación; cuando el profesional cree tener los conocimientos o herramientas necesarias para enfrentar una determinada situación y no es escuchado o sus instrucciones no son atendidas; cuando los estándares profesionales de atención o entrega del servicio son imposibles de cumplir por falta de recursos; o cuando existen numerosas y repetidas experiencias de malestar que van acumulando un residuo moral que amplifica la respuesta negativa ante el próximo evento de distrés.
Es de suma importancia reconocer el distrés moral ya que tiene un impacto negativo sobre los propios profesionales de la salud, los pacientes, el equipo y por último sobre todo el sistema de salud. Es además una ruta hacia el desgaste profesional o “Burnout (SB)”. El SB también es conocido como síndrome de desgaste profesional, síndrome de sobrecarga emocional, síndrome del quemado o síndrome de fatiga en el trabajo; es un trastorno mental que conlleva el agotamiento o desgaste profesional, el cual es crónico y está asociado a una resistencia inadecuada de las exigencias psicológicas del trabajo, lo que daña la calidad de vida de la persona que lo sufre. Es catalogado por la OMS como un riesgo laboral ya que conduce a una atención profesional de baja calidad, mala relación médico-paciente, disminución de la capacidad para expresar empatía y un aumento en los errores médicos.
Los estudios realizados al respecto arrojan una tasa de prevalencia (proporción de personas que presentan la enfermedad o característica de estudio en un grupo determinado) que varía desde un 23% hasta casi el 50% de síntomas en el personal de salud, esto es, en algunos hospitales casi la mitad de su personal presenta síntomas o datos de desgaste luego de la pandemia. Para la OMS existen tres signos principales de SB: sensación de cansancio o agotamiento, aumento del desapego mental hacia el trabajo o sentimientos de negativismo o cinismo relacionados con el mismo. Ya tiene Clasificación Internacional de Enfermedad (CIE-11) por lo que se considera un padecimiento de tipo laboral. México es considerado uno de los países con más fatiga por estrés laboral o SB.
En palabras de Anne Lamott: “Casi todas las cosas volverán a funcionar si las desenchufas por unos minutos, incluso tú”.
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