Leslie sigue esperando castigo para su agresora

En agosto de 2015 la vida de Leslie Moreno cambió para siempre, luego de que un hombre la atacó con ácido a las afueras de su trabajo en Hidalgo. Su agresor le roció líquido tóxico, el cual en cuestión de segundos comenzó a carcomer su piel. En su desesperación, ella corrió a un puesto de hamburguesas a pedir ayuda y, como pudo, se lavó el rostro con agua hasta que, con sus propios medios, fue a un hospital para recibir atención médica y comenzar el tortuoso camino de una recuperación lenta.

En entrevista, Leslie reveló que fue agredida por un hombre, pero la autora intelectual del crimen fue una mujer, quien además era su compañera de trabajo y pretendía a su entonces pareja sentimental. Hoy, a siete años de haber sido rociada con ácido, Leslie implora justicia al gobierno de Hidalgo, ya que, debido a inconsistencias y actos de corrupción, las autoridades no han detenido a sus atacantes, dejándola a ella desamparada ante posibles nuevas agresiones.
Su compañera la vigiló y planeó el ataque

De acuerdo con información, ofrecida por Leslie, su excompañera de trabajo, Katia “N”, estaba interesada en su pareja sentimental, por lo que contrató a un hombre para que la atacara con ácido. El sujeto tenía información sobre los horarios de Leslie, ya que la autora intelectual del crimen conocía sus rutinas laborales; además, la mujer investigó, a través de una agenda de trabajo, la vida privada de Leslie, para obtener más información.

“Dos días previos al ataque, hubo una persona que se acercó a mi auto. Era una persona que tenía información mía. Lo raro de ese día fue que cuando yo salí, me di cuenta de que mi excompañera de trabajo corrió a hablar por teléfono”, comentó Leslie. En ese momento, la mujer pensó que había sido víctima de un intento de asalto, por lo que alertó a sus compañeras sobre lo que había pasado, para que estuvieran al pendiente.

El día de la agresión, Leslie notó que su excompañera revisaba su agenda personal y se mostraba nerviosa al ver su celular. “En una que paso por la sala de espera (donde estaba sentada Katia “N”) me doy cuenta de que ella estaba revisando mi agenda personal y eso me llamó mucho la atención porque no tenía nada que estar revisando, pero no le dije nada”.

De igual manera, el día de los hechos, otras compañeras de trabajo de Leslie le comentaron que Katia “N” se había ofrecido a llevarlas a todas hasta sus casas, dejando a Leslie sola en la clínica dental donde trabajaba. “Me llamó la atención porque nunca me habían dejado sola y por lo general una persona se quedaba esperando a la última para que no se fuera sola ninguna”.

La brutal agresión ocurrió mientras Leslie se dirigía a su vehículo, el cual estaba estacionado donde usualmente lo dejaba cuando se iba a trabajar. “A mitad de camino me sale, de entre los carros, el tipo que se me había acercado dos días antes. Sacó una botella y me empezó a aventar un líquido a la cara, por instinto cerré los ojos y le di mi bolsa pensando que quería asaltarme. Después me empezó a aventar el líquido al cuello, quería matarme, porque se ensañó en mi cuello”.

Tras el terrible ataque con ácido, Leslie corrió a refugiarse en una tienda de hamburguesas, donde se limpió la cara con agua y posteriormente se fue a un hospital para recibir atención médica. “Corrí para llegar a mi carro, una persona me auxilió y me llevó al hospital. Me metí a las regaderas del hospital, me quedé tres horas bajo el chorro de agua, cuando dejaba de enjuagarme sentía que el líquido me carcomía la piel. A partir de ese día inició mi tratamiento médico y mi hermana levantó la denuncia al día siguiente”.

Ante el asombro de Leslie, Katia “N” se presentó ante la Procuraduría del estado como imputada, esto sin haber un señalamiento en su contra. De esta manera, el abogado de la sospechosa presentó a las testigos y las interrogó, dejando de lado la investigación del Ministerio Público. La información recabada por el litigante conformó la carpeta de investigación, mientras Leslie permanecía hospitalizada luchando por su vida.

“Cuando hago el señalamiento formalmente contra ella, ella al otro día se fue de la clínica y tiempo después, coincidimos en un evento y me amenazó. Gracias a Dios hay un testigo y llevó este caso a juicio”. Por las amenazas, Katia “N” fue vinculada a proceso. Sin embargo, al intentar tener acceso a la justicia, Leslie enfrentó una nueva dificultad: la corrupción que impera en la Procuraduría y en el Ministerio Público.
“Entre más investigas más corrupción hay”: un policía de la Procuraduría fue el autor material del crimen

Durante su proceso contra su agresora, Leslie fue chantajeada por un funcionario público, quien le pidió una cifra de dinero para ayudarla en su caso. “Había un agente de investigación, de la Procuraduría General de Justicia del estado de Hidalgo de nombre Victorino, quien me dijo que Katia “N” y su abogado lo buscaban y le ofrecían dinero para que los ayudara para que no se abriera una carpeta por lesiones. El me dijo que cuánto le ofrecía yo. Me estaba pidiendo dinero”.

Por estos hechos, Leslie presentó una denuncia ante la Fiscalía Anticorrupción en 2019. Ella contaba con pruebas en video y en mensajes de texto donde el funcionario reconoce que Katia “N” le ofreció dinero. Debido a la pandemia por Covid-19, fue el año pasado que se inició el juicio contra el funcionario. “Este agente está vinculado a proceso, pero sigue trabajando en la Procuraduría. Me lo he topado en la Procuraduría. Metió un amparo, pero se lo negaron”.

De igual manera, en meses recientes, Leslie descubrió que el autor material del crimen, el hombre al que contrató Katia “N”, era un policía de la Procuraduría de Hidalgo al momento del crimen. “Con la investigación que hace unos meses se llevó a cabo, me preguntó ¿a quién le rinden cuentas, a la víctima o al agresor? ¿por qué no quisieron investigar? ¿ya sabían que era un policía y lo estaban encubriendo o qué pasa?”.
A siete años los agresores siguen libres

Con las recientes investigaciones del caso, Katia “N” enfrentó un juicio, pero pese a que el juez, David Adrián Martínez Santiago, acreditó que hubo un intento de homicidio premeditado, dejó en libertad a la agresora de Leslie. “No tenía una justificación para dejarla en libertad, después de que en audiencia se reveló toda la información que había en contra de ella. Me vuelve vulnerable a mí y a los testigos”.

«Confié en un sistema de justicia que no hizo nada más que favorecer a mi agresora. El juez echó a la basura el trabajo de la Procuraduría. Estoy en una posición peor que antes, ya se le presentaron las pruebas y luego le dicen vete a tu casa (a la presunta agresora) es algo que se dio por influencia o por corrupción, no hay más», comentó en redes sociales Leslie tras revelar la resolución del juez David Adrián Martínez Santiago.

En entrevista con El Heraldo Digital, Leslie ahondó que su agresora no fue declarada inocente, pero sí quedó en libertad mientras se profundiza la investigación; agregó que su agresora pudo haber quedado en prisión preventiva, pero el juez no determinó esta medida. “Nunca la declararon inocente, pero el juez pide que sigamos haciendo la investigación y posteriormente pedir una orden de aprehensión, sin prisión preventiva”. Por su parte, el autor material del caso cuenta con una orden de aprehensión, pero se mantiene prófugo de la justicia.
“Ley Leslie”, iniciativa que busca sancionar ataques con ácido en Hidalgo

Derivado de su ataque y la corrupción de la que Leslie ha sido testigo, ella decidió colaborar con Santiago Nieto Castillo, encargado del despacho de la Procuraduría de Justicia de Hidalgo, para crear una iniciativa de ley que busca sancionar ataques con ácido en la entidad. La propuesta propone sanciones de 8 a 12 años de prisión y multas de entre 31 y 72 mil pesos para quienes agredan a mujeres utilizando sustancias tóxicas.

La iniciativa incluye dos agravantes que incrementan la pena. La primera es cuando las lesiones sean cometidas por la pareja, concubino o cualquier persona que tenga o haya tenido una relación sentimental; por ser un servidor público, y cuando la acción lleve a la víctima a atentar contra su vida y salud.

La otra agravante es la duplicación de la pena cuando las agresiones se cometan contra una menor de edad o una persona con discapacidad; cuando las lesiones afectan órganos vitales y más de la mitad del cuerpo.

“Con lo que he vivido quise colaborar con esta ley. Me interesa que las víctimas tengan atención médica especializada gratuita, que tengan protección de sus agresores y que las penas sean mayores. Uno tiene derecho a volver a sentirse cómoda con su cuerpo”, sentenció Leslie.

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