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Villahermosa
Desde que recibió el diagnóstico de autismo de su hijo Ricardo, Violeta Aldaz supo que en ese momento ella debía ser protectora eterna, tanto de Ricardo como de su gemelo Antonio.
En el marco del Día de las Madres, dice que es una convencida de que ser madre de gemelos ha significado todo un aprendizaje,“desde el amor más puro hasta la fuerza más necesaria para afrontar lo que la vida va mostrando”, describe.
“Al nacer mis hijos, pequeñitos, prematuros, indefensos, pensé al verlos que siempre estaría dispuesta a protegerlos; más que un significado, ser mamá me ha dado un objetivo de vida”.
Al hablar del proceso que vivió con sus dos hijos, Violeta dice que al principio era fácil, pues estaban pequeños, pero luego Ricardo comenzó sus terapias y todo fue distinto.
“La rutina de la casa y del trabajo cambiaron, la mayor parte de su cuidado y sus necesidades básicas dependen de mí como mamá”.
Explica que por su condición diferente a la de su hermano, Ricardo ha tenido crisis ‘agresivas’ -por así decirlo- pero con el paso del tiempo sus conductas han mejorado y todos en casa han aprendido a cuidarlo y protegerlo, puesto que lo ayudan a comer, a cambiarse de ropa, jugar, entre otras actividades.
Violeta Aldaz lucha todos los días por salir adelante con sus hijos, tarea en la que se ha involucrado toda su familia, porque todos, desde su hijo Antonio hasta los abuelos, tíos y primos, han aprendido sobre la convivencia con Ricardo, que además de autismo presenta de parálisis cerebral infantil (PCI).
“La convivencia siempre depende de él; debes estar listo para cuando él te deja entrar a jugar, abrazarlo o interactuar. Toda la familia, desde abuelos, tíos, primos, lo saludan e intentan acercarse y tener un contacto”, explica.
Ese contacto –agrega- a veces se logra una gran sonrisa y esos son días buenos que aprovechamos.
Ricardo es un niño que tiene momentos de mucha soledad, pero también le gusta estar rodeado de niños jugando. “Es un amor, te derrites con su mirada inocente”, platica Violeta.
Ricardo y Antonio ya están por cumplir 18 años, y aunque técnicamente significa la mayoría de edad, el apoyo familiar para ambos seguirá siendo sumamente importante.
“El apoyo, entre más lo sientas, más cosas puedes lograr. Simplemente la ayuda en hacer la comida o lavar la ropa, te permite tener tiempo para trabajar, porque el dinero se necesita para tener lo necesario, como medicinas, suplementos, terapias, comidas, ropa, pañales, entre muchas cosas más”.
Violeta Aldaz y sus hijos viven con los papás de ella, lo que ha significado una “bendición”, y otra bendición más fue haber oído de boca de sus hijos la palabra ‘Mamá’.
“Antonio antes de cumplir un año ya decía mamá. ¡Y yo la más feliz!; Ricardo tardó 12 años, pero un día empezó a decirme ‘mamá’ cada que me veía pasar y lo disfruté muchísimo. Dejó de pronunciarlo, pero estoy ansiosa de volver a escucharlo”.
