El Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste) cuenta con 155 Clínicas para Dejar de Fumar, que brindan tratamiento y rehabilitación con equipos multidisciplinarios a personas afectadas, con el objetivo de combatir al tabaquismo, la adicción causa ocho millones de muertes anuales en el mundo y en México se estima que afecta a 14.9 millones de personas fumadoras activas y sus familias, expuestas a inhalación pasiva, esto de acuerdo con datos de la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic) https://goo.su/OG0thvz
Todas las unidades médicas, desde clínicas, hospitales y oficinas centrales son edificios libres de humo de tabaco, con lo cual garantizamos el derecho de las y los trabajadores y afiliados a laborar o recibir atención en un ambiente sano y sin riesgos contra la salud, subrayó el director general del Issste, Pedro Zenteno Santaella, con motivo del Día Mundial Sin Tabaco.
El director de la Clínica de Especialidades en Neuropsiquiatría “Tlatelolco” del Issste, Daniel Martínez Cabrera, destacó: “Es importante para el nuevo Issste aplicar la medicina preventiva en cuanto al uso de tabaco, porque nos va a permitir prevenir muchas patologías derivadas del consumo crónico, desde enfermedades pulmonares hasta todos los cánceres, riesgos cardiovasculares que nos van a llevar a infartos al miocardio e hipertensión arterial, daños al aparato gastrointestinal y salud bucal”.
Señaló que el instituto en la Subdelegación Médica Regional Norte, como en todo el país, promueve la educación preventiva contra esta adicción en las unidades médicas y ferias de la salud como Ecos para el Bienestar que llevan atención primaria a comunidades de todos los estados y la Ciudad de México. También sensibiliza y alienta a quienes desean dejar de fumar para que limiten potenciales y exponenciales daños a su salud, así como la gente que los rodea.
“El objetivo es promover la intervención oportuna para mejorar la calidad de vida de nuestra derechohabiencia y que con estas acciones preventivas tengamos una mayor ganancia económica para atender otros padecimientos.”
Fumar, indicó, es un trastorno por uso de sustancias, que no tiene tasa de curación; el objetivo de los tratamientos es lograr que pacientes tengan alcance a la remisión sostenida que, se estima, puede ser de hasta 30 por ciento; el 70 por ciento restante podría en algún momento reincidir. “Por ello, es crucial contar con los servicios de esta red de clínicas de apoyo a las que pueden regresar en caso necesario”.
El psiquiatra del Issste invitó:
“Si sientes que no puedes dejar de fumar o lo haces para sentirte menos estresado o estresada, notas que esta práctica ya repercutió en tu salud como puede ser que te canses más, tengas menos condición física, daño al corazón, aumento de tu presión arterial o limitada capacidad para respirar, recomiendo acudir a una unidad médica de primer nivel, donde recibirán atención del personal de salud mental y si lo requieres serás referido a la Clínica para Dejar de Fumar más cercana, para ser atendido por un equipo de especialistas que te ayudarán a disminuir tu consumo.”
Los servicios proporcionados por estas clínicas operan tanto con atención psicológica como con atención psiquiátrica. “Primero, indagamos si el consumo del tabaco está relacionado a otras comorbilidades, por ejemplo, ansiedad y estrés; damos un tratamiento que nos ayude a controlar esta patología. Después viene el tratamiento terapéutico de 12 a 20 sesiones, con el cual apoyamos al paciente para que logre reducir el consumo de tabaco de manera gradual y sostenida”.
Destacó que lo más difícil que enfrentan pacientes para dejar el hábito del tabaco es el síndrome de la abstinencia, cuando al suspender el consumo presentan signos de ansiedad, irritabilidad, dolor de cabeza, malestar gastrointestinal, situaciones en que entra el deseo de volver a fumar para no sentirse mal. Contar con apoyo terapéutico y, de ser necesario, con tratamiento farmacológico, es clave para no abandonar la meta.
Testimonio de paciente
Trabajadora del Issste afrontó valiente la adicción al tabaco de más de 30 años. Con voz entrecortada, compartió cómo decidió dejar de fumar:
“Durante la pandemia, mi hijo de 14 años me preguntaba: ‘Mamá ¿por qué fumas? Creo que te estás haciendo daño’. Me di cuenta de que lo estaba afectando. Tuve mucho miedo de llegar a morir y dejarlo solo. Mi consciencia me dijo: eres el ejemplo de esta personita. A partir de ahí busqué ayuda; ha sido muy difícil, pero llevo tres años sin fumar y puedo decirles que vale la pena.”