Por: Dr. Elías Córdova Sastré
Podría ser el clembuterol
México produce más de 2 millones de toneladas de carne de ave, casi 2 millones de toneladas de carne de bovino y más de un millón de carne de puerco, es por ello que se busca aumentar los estándares de calidad de todos los tipos de carne, a través de la aplicación de sistemas de inspección por parte de personal oficial y autorizados y con ello promover la reducción de riesgos de contaminación de sus productos, lo cual permite la movilización segura dentro del país y abre la posibilidad del comercio internacional ya que estos establecimiento son los únicos elegibles para exportar.
Existe una certificación en la carne que es sinónimo de excelencia y significa que el producto que se está adquiriendo y consumiendo es garantía de calidad y salud; esta certificación se conoce como TIF por sus siglas en inglés (Certificación Tipo Inspección Federal), es un reconocimiento que otorga la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), a través del Servicio Nacional de Sanidad, Calidad e Inocuidad Agroalimentaria (SENASICA), la cual se lleva a cabo mediante un procedimiento meticuloso de inspección y supervisión de los rastros y establecimientos industriales, dedicados a producir, almacenar, sacrificar, procesar y distribuir todo tipo de carnes y sus derivados.
En México, según el Consejo Mexicano de la Carne, actualmente operan 456 establecimientos TIF en 30 estados del país, donde laboran alrededor de 286 médicos veterinarios avalados por SENASICA.
Esta medida nace en México en 1947 debido a la llamada fiebre aftosa, y desde entonces todos los animales destinados al sacrificio deben ser previamente certificados y avalados para alimento humano. Las estadística señalan que 65% de los mexicanos consumimos carne con distintivo TIF.
Los riesgos que la certificación TIF busca evitar son zoonosis y agentes zoonóticos como Brucelosis y Cisticercosis entre otras, pero igual la detección de sustancias o productos no autorizados y el control de sustancias reguladas dentro de los que destacan el uso del clembuterol.
El clembuterol es un medicamento que está aprobado su uso en humanos como broncodilatador y es usado por atletas como droga de abuso ya que tiene propiedades anabólicas y lipolíticas; es un derivado de la norepinefrina que aumenta la síntesis de proteína y disminuye la acumulación de grasa en los tejidos; tiene una vida media de 25 a 40hrs y alcanza niveles en plasma a los dos horas, se metaboliza en el hígado y se elimina en la orina. La intoxicación por clembuterol tiene un periodo de incubación de 15 minutos a 5hrs posteriores a su ingesta, y la dosis mayor de 40 microgramos (para uso como broncodilatador se considera 20 microgramos en dos aplicaciones al día) desencadena un cuadro clínico en los que existe aumento de la frecuencia cardiaca (taquicardia), ansiedad, temblores, mareo o vértigo, debilidad, dolores de cabeza, náusea o vómito, dolores musculares entre otros síntomas.
El diagnóstico de intoxicación se confirma por el cuadro clínico y por la detección en orina o sangre de clembuterol en las primeras 48hrs de los síntomas.
El uso de este medicamento no está autorizado por la FDA de Estados Unidos (agencia que regula alimentos y medicamentos en EEUU), ya que es un medicamento anabolizante que se usa para aumentar el peso o la masa muscular de un organismo. En México está prohibido su uso en ganadería pero aprobado para su uso en área médica.
Esto viene a colación por el hecho que se suscito hace unos días en Veracruz, específicamente en Perote, donde 14 estudiantes se intoxicaron al consumir carne con clembuterol, y es que al parecer esta práctica está extendida en todo el territorio y es más común de lo que parece.
Un estudio en México, reveló que basta consumir tan sólo 250 gramos de carne con clembuterol para que una persona tenga altos niveles de esta sustancia en sangre.
Si bien la seguridad en relación al consumo de carne es en esos establecimientos mencionados con certificados TIF, se sabe que al tener el clembuterol estas propiedades anabólicas, se usa de forma general para engordar el ganado lo cual es una práctica común sobre todo en establecimientos no regulados y es un riesgo en la venta de carne al público en carnicerías, mercados, taquerías, etc.
Este caso como el de Veracruz ha sucedido en varias regiones a los largo del país y el principal problema es por la falta de regulación de estos establecimientos pequeños donde el gobierno federal no llega o no tiene la capacidad para cubrirlos, pero es donde los gobiernos locales deberían hacer el trabajo.
Si bien no es algo que tengamos en mente buscar cuando estamos frente a pacientes con vómitos, nausea o ansiedad, quizá valdría la pena considerarlo y realizar muestreo a fin de poder descartarlo en estos pacientes que nos llegan con síntomas similares, ya que somos asiduos consumidores de carne en taquerías o en casa.
Es importante por un lado que las autoridades locales tengan presente la sospecha y búsqueda de estos establecimientos donde se compra o consume carne que no están dentro de estos establecimientos normados y registrados dentro del concepto TIF y por otro lado que los médicos busquemos más intencionalmente la presencia de este medicamento en nuestros pacientes, quizá nos llevemos sorpresas.
En palabras de Paul McCartney: “Si los mataderos tuvieran paredes de cristal, todos seríamos vegetarianos”
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