Con la sazón de la casa que le aprendió a su madre, la joven Sofía Canto ha logrado colocar en cuestión de cuatro años, la crema de ajo, con cinco diferentes sabores, en la aceptación de miles de tabasqueños que aderezan a una gama de guisados o de antojitos.
La idea de incursionar con este aderezo – en el que no tiene competencia-, según relata, surgió en un periodo vacacional en el que decidió pedirle permiso a doña Mariela, si podía usar la crema de ajo que preparaba en casa desde hace años, para mejorarla con un toque de conservadores, que había aprendido en la Universidad Tecnológica de Tabasco, donde estudió Ingeniería en Alimentos.
“Terminé la universidad y en mi año sabático, porque yo seguía trabajando, pero no tenía trabajo de lunes a viernes, cocinando con mi mamá, veía que ella ya había implementado lo que era la pasta de ajo y le pregunté ¿cuánto te dura?. No tenía yo realmente nada que hacer. Y me dice «No sé, yo la hago y la mantengo en el refrigerador», pero yo veía que se oscurecía. Entonces, le comenté: «Qué te parece si yo la trabajo y le doy una vida en anaquel, un poquito más larga». Me dijo ella que «Sí, adelante», apuntó.
Y así, confiesa, fue que empezó en aquél entonces, con el pelado de ajos a mano, tal como lo hacía su mamá Mariela, para realizar la pasta en la búsqueda de la consistencia óptima.
“Fue donde empezamos a hacer prueba, ya de ahí con encontramos la receta y el toque con medidas de acidez y de conservación, a partir de ese momento nos dimos cuenta que duraba más de cuatro meses. Ya fue que empezamos a venderla. Yo la vendía con todas mis compañeras”, aseveró.
Sofía relata que en esa incursión primero preparaba la crema de ajo, en un recipiente de apenas 100 mililitros, sólo para la venta con sus amigas. Por esa proporción, ella la etiquetó provisionalmente con la marca “Chiquitita”, pero tal fue su éxito, que pensó en registrar ese nombre como marca, pero lamentablemente alguien lo había registrado con otro producto, fue así como surgió: “Tiki-Tita”.
“Seis meses después, vimos para registrar la marca. Pero decía que la “Chiquitita” ya estaba registrada. Entonces, empecé con mi mamá en el juego de palabras y le dije entre que si entre, que no, quedamos como la Tiki-Tita, lo busqué fonéticamente, no estaba y empecé con el proceso, entre lo poquito que percibía, porque vendía, como 30 piezas, así mensuales este y empezamos; junté el dinero, igual de lo que me pagaron, me pagaban en el trabajo, lo junté y logré pagar el primer registro de marca”, precisó.
Sofía recuerda que junto con una veintena de jóvenes le tocó ser pionera del proyecto Esencia Tabasco, con el cual, la Secretaría para el Desarrollo y Competencia Económica ha formado, desde el inicio de la presente administración, a empresarios que desean llevar sus productos hasta los anaqueles de los supermercados, es decir, con marca registrada, tabla nutricional y etiquetado, de acuerdo a las normas.
“En el 2019, nosotros ya estábamos, como tal, en la Secretaría de Desarrollo trabajando en cursos que nos impartían ellos, sobre buenas prácticas, cursos a los que llegaban muy pocos todavía, porque ahorita veo que son un montón y ellos nos ayudaron como tal, a todos los cursos de manipulación de alimentos, normatividad, algo relacionado en salsas, avenas, porque somos varios compañeros que en aquel entonces teníamos veintitantos”, añadió.
En cuestión de dos años, ya posicionada la crema de ajo con sabor natural, Sofía Canto innovó su primera pasta de ajo con chile habanero, pero también la presentación de frascos de mayores volúmenes y no sólo la de 150 gramos, por la que había nacido Tiki-Tita.
“Nosotros comenzamos con la pasta de ajo natural y de ahí, vimos que era necesario, a los dos años, colocarle un sabor diferente. Imagínese, se vendía también que solo la pasta de ajo natural era aceptada. De ahí, en un festival de la butifarra, fue que comenzamos a utilizar, bueno, a deshidratar los chiles habaneros y fue que creamos la pasta de ajo con habanero en todas sus presentaciones. Ya de la pasta de ajo natural manejábamos cuatro presentaciones 150 gramos, 250 gramos, medio kilo y un kilo”, acotó.
Haber hecho la fusión con chile, fue haberle pegado al clavo de poder ofrecer mayor sazón para guisados y botanas, por lo que decidió mezclar la crema con otras especies: guajillo, amashito y chipotle.
“Sacamos otros dos sabores que fue Chile Guajillo y Chile a Amashito y ya de ahí toda la gente nos pedía Chile Chipotle, entonces, ya hicimos la de Chile Chipotle, ahora nosotros manejamos cinco presentaciones”, expresó.
Para entonces, Sofía y su empresa casera ya contaba con una desgranadora, una peladora, otra máquina para licuar el ajo y obtener la crema y otra para envasarla.
Pero, observando el proceso de producción, lo más difícil está sin duda en la selección y cuidado de cada uno de los dientes de ajo, una vez que la maquina los peló. Con una estricta higiene, quien es la primera cocinera que los toma en sus manos, le retira con el cuchillo cualquier parte madura que les detecte, además de lo duro, que está en la parte superior.
Lo admirable de Sofía Cano es que sabe que con las dos personas que trabajan con ella en la preparación de la crema de ajo, es el personal suficiente para continuar todavía creciendo en ventas, con una capacidad de hasta 300 frasquitos diarios.
“Vamos poco a poco, tenemos la infraestructura, tenemos las maquinarias que son las que nos dan el tamaño de planta de nuestra empresa, donde actualmente, trabajamos tres personas nada más. Estamos bien hasta el momento y así, hemos ido creciendo orgánicamente. La Sedec, nos dio apoyo mobiliario por decir. Nos dieron dos mesas, ollas, estufa, un congelador”, puntualizó.
Modestamente, Sofía muestra paso a paso el preparado de la crema, que sigue siendo en la cocina de su casa, y expresa que aun cuando tiene tanto clientes de diversos puntos de venta que ha afianzado y a ello, se le sumado los de una importante tienda de supermercados, lo ideal es avanzar con prudencia hacia los mercados de otras localidades, como Comalcalco y Paraíso.
“Este es un paso, un poquito más alto para poder capitalizar. Lo que nosotros nos hace falta, quizá son los clientes, porque ya nosotros tenemos una cartera de clientes como de 100 clientes, pero nuestro consumo por cliente es de un mes. Entonces, vamos acomodando todos nuestros clientes a medida que todos los días entren pedidos para poder surtir esos pedidos o cada quincena se nos acomode un volumen adecuado para tener un ingreso que nos ayude a solventar todos los gastos que ya tenemos fijos en la empresa”, añadió en entrevista.
Por ser una mujer que con 26 años de edad fue pionera en Esencia Tabasco, ella está convencida que los jóvenes de ahora no se deben de limitar en sus ideas creadoras de nuevos productos y que pueden, con el apoyo de la Secretaría para el Desarrollo y Competencia Económica, completar su formación profesional y ser parte de la nueva generación de empresarios.
“Yo les recomiendo que investiguen, que se capaciten y que también asistan a todos los cursos que da la Secretaría de Desarrollo, porque son indispensables: Buenas prácticas, manejo de redes sociales, todos los cursos son buenos por algo también los implementan, porque son cosas que nos hacen falta, como emprendedores y para también darle forma a nuestro negocio”, finalizó Sofía Cano.