Día Internacional de la Planificación Familiar

Esta fecha está dedicada a la difusión de información sobre métodos anticonceptivos y sus ventajas para la prevención de embarazos no planificados ni deseados e Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), especialmente en las y los jóvenes y adolescentes. Asimismo, se hace un llamado a identificar y atender a la población con mayor necesidad de métodos anticonceptivos en México, garantizando el libre ejercicio y cumplimiento de los Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos.

La Planificación Familiar es el conjunto de prácticas que pueden ser utilizadas por las personas para el control de la reproducción con el objeto de decidir el número y espaciamiento de la descendencia que se desean tener. No obstante, la planificación familiar también contempla la educación integral en sexualidad, la prevención y el tratamiento de ITS, la atención médica antes, durante y después del embarazo, así como el tratamiento de la infertilidad.[1]

Población

En 2022, de acuerdo con las Proyecciones de la Población de México y de las Entidades Federativas, 2016-2050[2] elaboradas por el CONAPO, en el país residen 130.0 millones de personas, de las cuales 66.4 millones son mujeres que representan 51.1 por ciento del total de la población.
Del total de mujeres, 52.6 por ciento son mujeres de 15 a 49 años, es decir, son mujeres que se encuentran en la etapa reproductiva y se denominan mujeres en edad fértil (MEF). Para 2030 se espera que este grupo disminuya a 50.9 por ciento su presencia relativa.
En 2022, la entidad federativa con el mayor porcentaje de MEF era Quintana Roo con 56.9, seguido de Querétaro con 54.8 por ciento y Baja California con 54.3 por ciento mientras que, el estado de Zacatecas, Veracruz y Coahuila tienen el menor porcentaje, 51.0, 51.1 y 51.3, respectivamente. Para 2030, se espera que el estado de Quintana Roo continúe siendo la entidad con el más alto porcentaje de mujeres en edad fértil (54.9%) y que la Ciudad de México sea la entidad que presente el porcentaje más bajo (48.0%).
De acuerdo con estimaciones del CONAPO con base en el Censo de Población y Vivienda 2020, se sabe que 78.6 por ciento de la población habita en áreas urbanas y 21.4 por ciento reside en zonas rurales; en ambos ámbitos de residencia, poco más de la mitad son mujeres (50.6% en rurales y 51.4 por ciento en urbanas). En zonas rurales, del total de mujeres, 49.7 por ciento se encontraban en edad fértil, y en las urbanas, la proporción era de 53.3 por ciento.
En 2020, también con base en el Censo 2020, se observa que 6.3 por ciento de la población de tres años y más era hablante de lengua indígena (HLI), de la cual 51.4 por ciento eran mujeres y de éstas 53.6 por ciento se encontraban entre los 15 y 49 años. Asimismo, dos por ciento de la población se consideraba afrodescendiente de acuerdo con sus costumbres y tradiciones; de la cual, 50.5 por ciento eran mujeres, y de éstas, 52.4 por ciento eran mujeres en edad fértil (MEF).
En cuanto a la población que vive con alguna discapacidad, 5.3 por ciento de la población vivía con algún tipo de discapacidad[3] y/o alguna condición mental, 10.5 por ciento con algún tipo de limitación[4] y 83.9 por ciento no tenían ninguna discapacidad o limitación. Del total de mujeres en edad fértil se obtuvo que 2.6 por ciento vivía con algún tipo de discapacidad y/o alguna condición mental; 7.6 por ciento tenía algún tipo de limitación y 89.5 por ciento no tenía ninguna discapacidad o limitación.

Fecundidad

De acuerdo con la Proyecciones de la Población de México y de las Entidades Federativas 2016-2050, se estima que en 2022 ocurran 2,116,775 nacimientos, de los cuales 17.2 por ciento ocurren entre adolescentes de 15 a 19 años.
En 2022, de acuerdo con las proyecciones de población, se estima que el promedio de hijas(os) por mujer durante su vida reproductiva, conocida como tasa global de fecundidad, (TGF) es de 2.01 hijas(os) por mujer. Los grupos de mujeres de 20 a 24 y 25 a 29 años son los que más contribuyen a la fecundidad, con tasas específicas de fecundidad (TEF) de 114.0 y 100.7 hijas(os) nacidas(os) vivas(os) por cada mil mujeres, respectivamente; seguidas por las mujeres de 30 a 34 años con una TEF de 72.7 y las adolescentes (15 a 19 años) presentan una tasa específica de fecundidad adolescente (TEFA) de 66.9 nacimientos por cada mil.
Asimismo, estimaciones de la SGCONAPO con base en el último levantamiento de la ENADID, en 2016 la TGF en las zonas rurales fue de 2.51 hijas(os) en promedio por mujer y la TEFA de 91.9 nacimientos por cada mil, mientras que, en zonas urbanas, la TGF fue de 1.94 hijas(os) en promedio y la TEFA de 64.5 nacimientos por cada mil adolescentes.
Estimaciones realizadas por la SGCONAPO con base en el Censo de Población y Vivienda 2020, para 2019 se obtuvo que, la TGF de hablantes de lengua indígena era de 2.85 hijas(os) en promedio por mujer y la TEFA de hablantes de lengua indígena fue de 73.5 nacimientos por cada mil adolescentes, mientras que la TGF de no hablantes de lengua indígena fue de 1.82 hijas(os) en promedio por mujer y la TEFA en 41.1 nacimientos por cada mil adolescentes.

Prevalencia anticonceptiva[5]

El artículo 4° constitucional, establece que las mujeres y los hombres tienen el derecho a decidir libre y responsablemente el mejor momento para procrear, el número de hijas(os) y el espaciamiento entre los nacimientos. Para ejercer este derecho, es necesario que mujeres y hombres accedan a la información y orientación sobre toda la gama de métodos anticonceptivos de tal forma que elijan el anticonceptivo que se adecue a sus necesidades[6].

En 2018, el porcentaje de mujeres en edad fértil sexualmente activas (MEFSA) que eran usuarias de métodos anticonceptivos modernos fue de 72.0 por ciento. La menor prevalencia respecto a lo estimado a nivel nacional fueron las adolescentes con 57.3 por ciento, las mujeres hablantes de lengua indígena con 61.1 por ciento, las habitantes de zonas rurales con 68.3 por ciento y las mujeres con primaria incompleta o nula escolaridad con 68.1 por ciento.
Mientras que, la mayor prevalencia de métodos modernos entre las MEFSA respecto a lo estimado a nivel nacional, se ubicaron en las mujeres de 40 a 44 años con 77.9 por ciento, las mujeres no hablantes de lengua indígena con 72.6 por ciento, las habitantes de zonas urbanas (73.1%) y las mujeres con preparatoria o más con 72.2 por ciento.
Las entidades federativas con el mayor porcentaje de MEFSA que eran usuarias de métodos anticonceptivos modernos fueron la Ciudad de México con 79.3, seguida de Sonora y México con 76.8 y 76.6 por ciento respectivamente; mientras que los estados de Chiapas, Oaxaca y Zacatecas tuvieron los menores porcentajes de usuarias con 62.8, 66.2 y 67.2, respectivamente.

Participación masculina

En la actualidad existe poca información sobre la vida sexual y reproductiva de los hombres, ya que por factores sociales y/o culturales, se les ha asignado primordialmente a las mujeres la responsabilidad de protegerse sobre todo de ITS y embarazos no planeados con el uso de métodos anticonceptivos. Por lo tanto, para conocer o inferir de manera indirecta, la participación de los hombres en la prevalencia anticonceptiva se hace uso de la información que aportan las mujeres en la ENADID sobre el uso actual de métodos anticonceptivos con participación masculina.

En este sentido, estimaciones realizadas por el CONAPO con base en la ENADID 2018, mostraron que aproximadamente una de cada seis MEFSA (16.8%), contó con la participación de los hombres en la planeación o prevención de embarazos o de ITS, es decir, las mujeres declararon que su pareja uso condón, vasectomía o métodos tradicionales.
La mayor proporción de mujeres con la participación de hombres en la práctica anticonceptiva ocurrió entre las adolescentes con 26.6 por ciento y las mujeres de 20 a 24 años con 22.6 por ciento; sin embargo, entre residentes de zonas rurales (10.6%), hablantes de lengua indígena (8.6%) y entre mujeres con primaria incompleta o menos (5.5%) la participación masculina fue menor incluso a lo estimado a nivel nacional.
Al interior del país, Querétaro, la Ciudad de México y Aguascalientes fueron las entidades que mostraron un alto porcentaje de participación masculina en la prevalencia anticonceptiva de MEFSA, alcanzando 23.2, 22.4 y 20.5, respectivamente, mientras que, Chiapas, Oaxaca y Tabasco, presentaron los porcentajes más bajos (10.0, 11.7 y 12.9, respectivamente).

Necesidad Insatisfecha de métodos anticonceptivos

La falta de acceso a los Servicios de Salud Sexual y Reproductiva (SSSR) puede derivar en una importante proporción de mujeres con necesidad insatisfecha de métodos anticonceptivos (NIA), la cual se refiere al riesgo que tiene las mujeres sexualmente activas de un embarazo al no usar métodos anticonceptivos a pesar de su deseo expreso de querer espaciar o limitar su descendencia, lo cual deriva en nacimientos no intencionales, situación que en mayor medida se presenta en sectores de la población menos favorecidos, es decir, los que históricamente han presentado una menor prevalencia en el uso de métodos anticonceptivos y mayores niveles de NIA, como son, las mujeres con baja escolaridad, aquellas que habitan en zonas rurales del país, las hablantes de lengua indígena y las mujeres que viven con alguna discapacidad.[7]

A nivel nacional, en 2018, la NIA, indicador que monitorea y evalúa lo que falta por realizarse en cuanto a la promoción y acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva, fue de 11.1 por ciento.
Este porcentaje aumenta considerablemente entre las adolescentes (27.6%), entre las mujeres hablantes de lengua indígena (16.7%) y entre las mujeres residentes en zonas rurales (12.6%).
Al igual que en otros indicadores, al interior de la República Mexicana se da un comportamiento heterogéneo, es decir las entidades con altos porcentajes de MEFSA con NIA fueron Chiapas (16.3%), Campeche (14.7%), Puebla (13.9%) y Quintana Roo (13.5%); mientras que, los estados con menor porcentaje de MEFSA con NIA fueron Sonora (7.8%), Ciudad de México (8.1%), Sinaloa (8.4%) e Hidalgo (9.2%),

Salud materno infantil

La salud materno-infantil es uno de los componentes de la salud sexual y reproductiva que se centra en la salud de la mujer y del niño durante el embarazo, parto y puerperio, este enfoque garantiza el derecho a tener un embarazo en condiciones seguras y protegidas. La forma cómo se desarrolla, así como los cuidados que se tengan previos y posteriores a éste, influyen en gran medida en la salud de la madre, que a su vez impacta en la salud de la persona recién nacida.[8]

Con base en la ENADID 2018 se obtuvo que, a nivel nacional, el porcentaje de mujeres en edad fértil que acudieron a atención prenatal en el primer trimestre de embarazo fue de 88.5 por ciento. Jalisco fue la entidad donde se ubicó el porcentaje más alto (92.7%) de mujeres que acudieron a revisiones prenatales durante el primer trimestre, mientras que en Chiapas presentó porcentaje más bajo (83.1%).
En 2018, se estimó que 95.9 por ciento de las mujeres que tuvieron a su último(a) hijo(a) nacido(a) vivo(a) fueron atendidas por médicos(as) durante el parto, 1.5 por ciento por enfermeros(as) auxiliares o promotores(as) de la salud y 2.2 por ciento por parteras.
Asimismo, en 2018, se estimó que 53.9 por ciento de las mujeres tuvieron parto vía vaginal y a 46.1 por ciento les realizaron cesárea.
En México en 2018, poco más de la mitad (54.5%) de las mujeres adoptaron un método anticonceptivo después del parto. Al estimar por grupos de edad de las MEF, se observó que más de la mitad (53.7%) de las adolescentes (15 a 19 años) adoptaron un método anticonceptivo después del parto, y casi en el mismo porcentaje las MEF residentes de zonas rurales (53.6%) y hablantes de lengua indígena (55.8%) porcentaje de las que adoptaron un método después del parto.
En 2018, las entidades federativas con mayor porcentaje de MEF que adoptaron un método anticonceptivo después del parto fueron, Tlaxcala (62.5%), Hidalgo (62.5%) y Puebla (59.8%) y las entidades con menor porcentaje fueron Aguascalientes (46.2%), Zacatecas (46.3%) y Jalisco (47.3%).

En México, el derecho a decidir cuántas(os) hijas(os) tener, a qué edad y con qué espaciamiento, se ejerce con plena libertad al amparo del párrafo segundo del artículo 4o. Constitucional, del párrafo II del artículo 3 y del artículo 5 de la Ley General de Población (LGP), así como de los artículos 13 a 23 del Reglamento de la Ley. La Secretaría General del CONAPO, de acuerdo con lo estipulado en el artículo 18 del reglamento de la LGP, lleva a cabo diversas acciones de comunicación en población sobre planificación familiar dirigida especialmente a las y los jóvenes y adolescentes que los ayuden a tomar libremente decisiones consientes e informadas sobre el ejercicio de su sexualidad.

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