Emilio

Columna: Prospectiva

Por: Emilio de Ygartua M.

“La política de un país es su geografía”

Napoleón Bonaparte

En el marco de la visita de Joe Biden a Asia para participar en la reunión del G-20 celebrada en la capital de la India, el presidente de los Estados Unidos visitó Vietnam en un recordatoria de la firma del Tratado de Paz de París firmado por Richard Nixon el 27 de enero de 1973 que puso fin a la participación directa de Estados Unidos en la Península de Kampuchea. Este acuerdo se celebró entre Estados Unidos, Vietnam del Norte, Vietnam del Sur y el Frente de Liberación Nacional de Vietnam del Sur.

Si bien este acuerdo establecía el cese el fuego y el retiro de las tropas estadounidenses, y reconocer la soberanía de Vietnam del Norte sobre sus territorios, la guerra en esa región continuó luego de la retirada de las tropas de los Estados Unidos. En 1975, las fuerzas comunistas del Norte tomaron Saigón, poniendo fin a la guerra y unificando Vietnam bajo el gobierno comunista del Norte.

A cinco décadas de este hecho que se dio en el contexto de la Guerra Fría (1945-1990), las relaciones entre ambos países no están matizadas por las diferencias políticas, pero si por la cercanía ideológica y comercial de Vietnam con China.

Después de la unificación de Vietnam en 1975, se estableció un modelo político y económico basado en el comunismo bajo el liderazgo del Partido Comunista de Vietnam. Este sistema se conoce como el «socialismo vietnamita» y está influenciado por el marxismo-leninismo, pero ha evolucionado a lo largo de los años hacia una forma más pragmática de socialismo.

En el ámbito económico, Vietnam adoptó una política de economía planificada centralizada, similar a la de otros países comunistas, durante las décadas posteriores a la unificación. Sin embargo, a partir de la década de 1980, el país implementó reformas económicas conocidas como «Đổi Mới» (Renovación), que introdujeron elementos de economía de mercado y apertura económica. Estas reformas permitieron la inversión extranjera, la propiedad privada y la liberalización de varios sectores económicos.

Como resultado, Vietnam experimentó un crecimiento económico significativo y se convirtió en una de las economías de más rápido crecimiento en Asia. Vietnam adoptó un modelo político comunista, pero a nivel económico, ha combinado elementos del socialismo con una economía de mercado, lo que ha llevado a un desarrollo económico notable en las últimas décadas.

La relación de Vietnam con China y los Estados Unidos es compleja y está influenciada por una serie de factores históricos, políticos y económicos. Con respecto a China, Vietnam comparte una larga frontera terrestre y ha tenido una relación históricamente complicada. A lo largo de la historia ha habido conflictos y tensiones, pero también períodos de cooperación. Ambos países son gobernados por partidos comunistas, pero han tenido diferencias en asuntos como disputas territoriales en el Mar de China Meridional. A pesar de estas tensiones, Vietnam y China también tienen fuertes lazos comerciales y económicos, y han trabajado para mantener una relación estable.

En cuanto a los Estados Unidos, después de la Guerra de Vietnam, las relaciones bilaterales fueron tensas durante varios años. Sin embargo, desde la década de 1990, las relaciones han mejorado significativamente. Vietnam y Estados Unidos han desarrollado vínculos más fuertes en áreas como el comercio, la inversión y la cooperación en temas regionales, como la seguridad en el Mar de China Meridional. El restablecimiento de las relaciones diplomáticas en 1995 marcó un hito importante en esta mejora de las relaciones.

Vietnam mantiene una relación compleja con China debido a factores geográficos y políticos, y ha mejorado sus relaciones con los Estados Unidos en las últimas décadas, centrándose en áreas de cooperación mutua. Las relaciones internacionales son dinámicas y pueden verse influenciadas por una serie de factores a lo largo del tiempo. En ese contexto se dio la visita del mandatario demócrata a ese país, pero, sobre todo, porque Biden impulsa una estrategia orientada a tener mayor presencia en esa región con la intención de que mermar de alguna manera la influencia china.

El presidente estadounidense no obvió mencionar en su mensaje principal que China está viviendo tiempos complejos que pueden frenar su larga marcha hacia el liderazgo económico mundial. Parece inminente una crisis hipotecaria que algunos equiparan a la ocurrida en los Estados Unidos en el 2008. Al mismo tiempo, esta nación asiática está viviendo una crisis de empleabilidad de los jóvenes que tiene mucho que ver con el avance de los procesos tecnológicos que están requiriendo de menos fuerza de trabajo.

No obstante, lo anterior, con base a los datos proporcionados por el German Marshall Fund, uno de cada tres ciudadanos occidentales considera que China superará a EE. UU “como actor global más influyente”. Al tiempo, la mayoría de los encuestados por esta fundación consideran que la Unión Europea jugará un papel creciente para la seguridad mundial. Solo el 37% de los encuestados en 14 países a ambos lados del Atlántico consideran que Washington su posición de liderazgo en lo que resta de esta década.

“Los países no tienen amigos, solo intereses”

 Charles de Gaulle

¿Por qué China está viviendo tantos problemas? El economista Paul Krugman (El País 01.09.2023) responde a esta pregunta señalando que este país “sufre la paradoja del ahorro, de modo que su economía puede resentirse si los consumidores ahorran demasiado”. No sé si la relatoría que hace el premio Nobel de Economía sea objetiva, pero en su artículo plantea que: “El relato sobre China ha cambiado a una velocidad asombrosa, y ya no es un monstruo imparable, sino un gigante patético e indefenso”.

Sinceramente creo que esta descripción de Krugman no es consistente con la realidad. Es cierto que China tiene problemas, y serios, pero decretar que se ha descarrilado, me parece que es un planteamiento ideologizado del economista estadounidense, quien. luego de ponderar los logros del “arquitecto del gran cambio en China”, Deng Xiaoping, quien introdujo reformas basadas en el mercado que permitieron que esta nación experimentara un gran auge lo que permitió que su PIB se multiplicara por más de siete”.

Krugman difiere de la opinión de algunos economistas que atribuyen al actual líder, Xi Jinping, la pérdida del dinamismo de la economía “porque se ha mostrado sistemáticamente más hostil a la empresa privada”. El premio Nobel de Economía considera que la desaceleración de la economía china inicio antes de la llegada de Xi al poder. Para él, desde finales de la década de 2000, “el país parece haber perdido gran parte del dinamismo”.

No podemos soslayar el hecho de que China no cuenta con una demografía suficiente para soportar un crecimiento vertiginoso: “Su población en edad de trabajar tocó techo en torno a 2005 y ha ido disminuyendo desde entonces”.

Seguramente el gobierno chino no aceptará este diagnóstico y presentará datos que, según Pekin, contradicen lo plateado por Krugman. Lo que es indiscutible, es que el gigante asiático, como señaló el presidente Biden durante su visita a Vietnam, antes de que se le fuera la onda, enfrenta serios problemas en el sector inmobiliario y ello tiene que ver con la debilidad de su economía. Esta crisis en el sector inmobiliario ha generado preocupación en Occidente que tiene muy fresca en la memoria la crisis del 2008.

“La geopolítica es la última etapa en la evolución de la geografía”

 Rudolf Kjellén

¿A qué se debe esta crisis? A la expansiva actividad mobiliaria, impulsada por un elevado endeudamiento de particulares y las administraciones públicas. ¿Cómo enfrentarla? A la vista están dos estrategias que ha desplegado Pekín para enfrentar esta situación que puede descarrilar el proyecto iniciado hace más de tres décadas y que hoy vive un momento de incertidumbre. La primera, es interna. El gobierno chino está contratacando con una batería de estímulos para reactivar la economía, cuyo objetivo central es frenar la caída de yuan cuya depreciación impulsa las exportaciones, pero encarece las importaciones de insumos que el país requiere para el desarrollo tecnológico y fabril. Asimismo, se están implementando medidas para aliviar a los compradores de viviendas a fin de evitar una crisis por impago como ocurrió en Occidente en 2008.

No obvio mencionar que las exportaciones de China tienen una evidente tendencia a la baja. En julio pasado, el valor en dólares de las exportaciones del gigante asiático se desplomó un 14.5% interanual, en tanto que el valor de las importaciones cayó un 12.4%.

¿Cuáles son las causas de esas caídas? De todos es conocida la tensión que existe entre las dos potencias mundiales. El aumento de las tensiones diplomáticas entre Estados Unidos y China lejos de atemperarse, escala, no obstante que ambas partes han intentado una especie de “reseteo” de sus relaciones con la finalidad de conformar una especie de nuevo enfoque. En agosto se reunieron en Shanghai la secretaria de Comercio de los EU, Gina Raimondo, con su homólogo chino Wang Wentao, con el propósito de “crear un buen entorno político” cuyo objetivo es que las comunidades empresariales de ambos países “fortalezcan la cooperación”.

Nadie puede negar que ha habido interés de ambas partes de que esto fluya. La visita a China del secretario de Estado, Antony Blinken, de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, y del enviado especial para asuntos relacionados con el cambio climático, John Kerry, muestra ese propósito, pero las tensiones y la desconfianza siguen privando.

El terminar la reunión bilateral, la secretaria de Comercio estadounidense señaló a la Cadena CNN que: “Es profundamente importante que Pekín y Washington mantengan una relación económica estable porque esto beneficia a ambos países, y es lo que el mundo espera de nosotros. Es una relación complicada. Estaremos en desacuerdo en algunos asuntos, pero creo que podemos lograr progresos si somos directos, abiertos y prácticos”.

Suena muy bien el discurso, lamentablemente en la realidad observamos que las diferencias se acrecientan, primero, porque el Washington está haciendo lo necesario para fracturar la estrategia china fundada en la “Ruta de la Seda” que le ha permitido construir sinergias que fortalecen su estrategia geopolítica y pavimentan su ruta hacia el liderazgo mundial, al menos en lo económico, pero con avances significativos en el terreno militar.

China está ganando la batalla mediante estrategias que le permiten allegarse nuevos aliados. Gerardo Esquivel nos regala un muy puntual análisis de lo que está ocurriendo en China y la ruta que esa nación asiática debe cubrir para revertir la crisis que hoy se vive. En “El País” (26.08.2023) Esquivel hace un obligado recuento de lo ocurrido: “(…) Para nadie es un secreto que uno de los motores más importantes de la actividad económica mundial en las últimas décadas ha sido el ascenso de China en el orden económico global. Las enormes tasas de crecimiento de China de los últimos años han arrastrado a la economía mundial en su conjunto debido al tamaño e importancia de esta nación asiática”.

¿Qué pasó? La desaceleración de la inversión extranjera se ha detenido en los meses recientes. Lo que para para América Latina, y en especial para México ha sido una buena noticia: la relocalización de empresas en nuestro territorio, ha significado para China todo lo contrario por el creciente desinterés de invertir en la nación asiática o, de plano, la salida de empresas ya establecida en ese país.

Gerardo Esquivel detalla en su columna que: “Es parte por estas preocupaciones, pero también motivada por cuestiones geopolíticas, que China está buscando ampliar de forma acelerada la esfera de sus relaciones económicas, financieras y políticas con otras regiones. Es en este contexto que se debe entender el interés de China por incrementar su influencia en otros países a partir de la expansión del grupo conocido como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica)”.

En la reciente Cumbre, la XV de este grupo, realizada en Sudáfrica, pese a la inicial oposición de Brasil, se acordó la inclusión de seis nuevos miembros a esta organización: Argentina, Irán, Etiopía, Egipto, Arabía Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Seis países que no son precisamente los mejores amigos de Occidente.

En esa cumbre de las naciones emergentes más prometedoras del orbe, los aspectos comerciales o la cooperación sur-sur se quedaron en el tintero, lo que provocó la molestia de Inácio Lula da Silva, mandatario de Brasil. Prevaleció el interés de Xi Jinping de reformular a estos nuevos BRICS que se podrían definir como un Sur radical con China en el centro.

Recordemos que los BRICS, un acrónimo que engloba a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, son un grupo de naciones que han emergido como actores económicos y políticos de gran relevancia en las últimas décadas. En este ensayo, exploraremos el origen de los BRICS, su operación como bloque y algunos de sus proyectos económicos más destacados.

El origen de los BRICS se remonta a principios del siglo XXI, cuando Jim O’Neill, un economista británico, acuñó el término para referirse a estas cinco economías emergentes. Aunque estos países tienen antecedentes históricos y culturas diversas, comparten similitudes en cuanto a su crecimiento económico acelerado y su influencia global cada vez mayor. Los BRICS representan un desafío al orden económico mundial dominado por las naciones occidentales y han buscado crear una voz más fuerte en asuntos globales.

La operación de los BRICS se basa en reuniones cumbre anuales, en las que los líderes de estas naciones se reúnen para discutir cuestiones de interés común. Estas cumbres brindan una plataforma para el diálogo y la cooperación en áreas como la economía, la política, la seguridad y el desarrollo sostenible. A lo largo de los años, los BRICS han buscado fortalecer sus lazos bilaterales y multilaterales, así como promover la igualdad y la equidad en la gobernanza económica global.

En términos de proyectos económicos, los BRICS han trabajado en conjunto en diversas iniciativas. Uno de los proyectos más destacados es el establecimiento del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), también conocido como el Banco de los BRICS. Este banco tiene como objetivo proporcionar financiamiento para proyectos de infraestructura y desarrollo en los países miembros y otras naciones en desarrollo. Además, los BRICS han promovido la creación de un «Fondo de Reservas de Divisas de los BRICS» para ayudar a los países miembros en situaciones de crisis económica.

Además de estas iniciativas financieras, los BRICS han colaborado en áreas como el comercio, la tecnología y la energía. Han buscado promover el comercio intra-BRICS y han explorado oportunidades de inversión conjunta en sectores estratégicos. También han cooperado en cuestiones energéticas, incluida la exploración y desarrollo de recursos naturales.

Los BRICS son un grupo de naciones que han emergido como actores económicos y políticos influyentes en el escenario global. Su origen se encuentra en la búsqueda de una mayor representación en la economía mundial, y su operación se basa en el diálogo y la cooperación en diversas áreas. A través de proyectos económicos como el NBD y la cooperación en áreas estratégicas, los BRICS continúan consolidando su presencia en la economía global y desafiando el orden existente. El futuro de este bloque promete seguir siendo un tema de interés y debate en la arena internacional.

Necesario señalar que esta expansión de los BRICS, con sus seis nuevos socios, conlleva un reto para la India, nación con una clara expansión económica que pronto competirá con China, que en la reciente reunión del G-20 celebrada en su capital, votó a favor de dar oxígeno a un multilateralismo mal herido. Esa cumbre celebrada en Nueva Delhi, puso de relieve el creciente pesos del sur global en las relaciones internacionales.

Los BRICS se fortalecen con la intención última de China y Rusia de armar una verdadera alternativa al dominio geopolítico del Occidente: “Más ladrillos para el muro”, dicen algunos analistas. Lo evidente, es que el gobierno indio no obtiene beneficios de esa expansión. “La India, a pesar de ser una voz del Sur Global, es probable que se oponga a cualquier movimiento que pueda poner a los países en desarrollo en confrontación directa con Occidente”.

Por razones de trabajo, Prospectiva volverá a este espacio el lunes 9 de octubre.

“El estigma del suicidio proviene, en gran parte, de nuestra dificultar para entenderlo”

 Kay Redfield Jamison

La semana pasada se celebró el Día Internacional de la Prevención del Suicidio. En la Universidad Olmeca se realizó un evento con la participación de funcionarios de la Secretaría de Salud. El suicidio es un fenómeno complejo y trágico que ha afectado a la sociedad a lo largo de la historia. Más allá de ser una acción individual, el suicidio tiene profundas raíces sociales que merecen una reflexión crítica.

El suicidio se manifiesta de diferentes maneras y afecta a diversas poblaciones. Es importante analizar sus dimensiones para comprender su impacto social: Las tasas de suicidio varían según la edad, el género y la región. Los jóvenes, los hombres y ciertas áreas geográficas pueden estar más expuestos.
¿Cuáles son los factores de riesgo? Los actores psicológicos, sociales y económicos, como la depresión, el aislamiento social y el desempleo, aumentan el riesgo de suicidio. El suicidio también tiene efectos colaterales. No solo afecta a la víctima, también tiene un impacto devastador en familiares y amigos.

Lo más importante en este propósito de prevenir el suicidio es entender que este evento no puede reducirse a causas individuales. La sociedad desempeña un papel fundamental. El estigma en torno a la salud mental a menudo impide que las personas busquen ayuda. Tiene que ver con la presión social. Las expectativas sociales, como el éxito y la conformidad, pueden llevar a sentimientos de fracaso y desesperación.

Un factor importante de atender es el cada vez mayor acceso de la sociedad, de los niños y las niñas, los jóvenes, a las Armas. La disponibilidad de armas de fuego aumenta las tasas de suicidio, especialmente en lugares donde su acceso es fácil.

Todos los factores antes mencionados confluyen en una necesidad: partir de la idea de que la prevención del suicidio requiere un enfoque multidisciplinario y una mayor conciencia pública.

Promover la educación sobre salud mental y la identificación de señales de alerta es un asunto de urgente necesidad. Asimismo, es necesario garantizar que las personas tengan acceso a servicios de salud mental asequibles y de calidad. Asimismo, resulta primordial reducir el estigma en torno a la salud mental necesario para fomentar un entorno de apoyo.

Debemos entender que el suicidio es un problema social complejo que afecta a individuos y comunidades en todo el mundo. Por lo mismo, para abordarlo de manera efectiva, es esencial comprender sus dimensiones sociales y trabajar juntos para prevenirlo. Como ya se mencionó, la educación, el acceso a la atención médica y la lucha contra el estigma son pasos cruciales hacia un futuro en el que el suicidio sea una preocupación mucho menos apremiante en nuestra sociedad.

En «El suicidio”, influyente libro escrito por Émile Durkheim, destacado sociólogo francés, publicado en 1897, aborda el suicidio desde una perspectiva sociológica y analiza las causas sociales detrás de este fenómeno.

El autor sostiene que el suicidio no es simplemente un acto individual impulsado por factores psicológicos, además, está influenciado por factores sociales y culturales. Durkheim plantea en su libro tres tipos de suicidio: Suicidio egoísta: Ocurre cuando un individuo se siente desconectado o aislado de la sociedad debido a una falta de integración social. La falta de vínculos fuertes con otros puede llevar al suicidio.

El segundo tipo es el Suicidio altruista, que se produce cuando un individuo se sacrifica por el bienestar del grupo o la sociedad. Esto puede ocurrir en contextos donde las normas culturales o religiosas enfatizan la importancia del sacrificio personal. El terrorismo es un ejemplo muy claro de esta tipología.

Por último, según el sociólogo alemán, está el Suicidio anómico: Surge en situaciones de desorden social, como una rápida transformación de las normas y valores sociales. Durkheim argumenta que las crisis económicas o los cambios rápidos en la sociedad pueden aumentar la tasa de suicidios anómicos. A través de su análisis destaca la importancia de las estructuras sociales y la cohesión social en la comprensión del suicidio. Como sabemos, su trabajo sentó las bases para la sociología moderna y sigue siendo una referencia crucial en el estudio de este tema.

“La sociedad líquida nos obliga a adaptarnos constantemente a un mundo en constante cambio”

Zygmunt Bauman

Zygmunt Bauman, influyente sociólogo y filósofo polaco-británico, quien desarrolló la idea de la «sociedad líquida» para describir la naturaleza de la sociedad contemporánea, sin mencionarlo, nos aporta elementos para entender el por qué en estos tiempos se han incrementado los suicidios y los intentos de quitarse la vida, actos que son ocultos en la dinámica de conteo de los fallecimientos, en mucho por estigmas y componentes religiosos. Entre los planteamientos fundamentales de Bauman sobre la sociedad líquida resaltan los siguientes: Fragilidad de las Relaciones. Bauman argumenta que, en la sociedad líquida, las relaciones humanas se vuelven más frágiles y efímeras. Las conexiones sociales tienden a ser temporales y se desintegran con facilidad.

La individualización es otro factor. El filósofo polaco-inglés destaca el énfasis en el individuo, en la sociedad líquida. “Las personas son cada vez más responsables de su propia vida y deben tomar decisiones constantes en un entorno incierto”.

En notorio el incremento del consumismo como un efecto de la globalización, de la preeminencia del mercado sobre los valores. El materialismo como factor de éxito y diferenciador social. Bauman detalla cómo el consumismo y la globalización han contribuido a la liquidez de la sociedad. “Las personas persiguen la satisfacción inmediata y se adaptan rápidamente a las tendencias globales”.

La sociedad líquida transita por rutas en las que el miedo y la exclusión son factores cotidianos. El sociólogo político argumenta que la incertidumbre y el miedo son características de la sociedad líquida. “Las personas temen la exclusión social y la inseguridad laboral, lo que conduce a la conformidad y la búsqueda de la seguridad a corto plazo”.

Lo anterior nos lleva a lo que él llama: “la identidad líquida”.  Bauman sostiene que, en esta sociedad, la identidad se vuelve fluida y cambiable. Las personas se adaptan a diferentes roles y máscaras sociales según las circunstancias.

Para Bauman todos estos componentes inherentes a la “sociedad líquida” tiene un efecto negativo en la percepción y comportamiento de la gente, en el entorno individual y colectivo acerca de la ética y la responsabilidad social. Lo anterior lo lleva a plantear su preocupación por la falta de responsabilidad social en la sociedad líquida. “La falta de estructuras sólidas dificulta la rendición de cuentas”.

La modernidad, la innovación tecnológica y los nuevos canales de comunicación, juegan un papel estelar en los comportamientos de la sociedad, en sus formas de socializar y en sus mecanismos de comunicación que, por cierto, cada día es más efímera. “Lo que es importante en la mañana, en la tarde deja de serlo y para la noche desaparece de la visión socio-comunicativa. Bauman destaca el papel de la tecnología y las redes sociales en la creación de conexiones efímeras y en la amplificación de la sociedad líquida.

Bauman utiliza el concepto de «sociedad líquida» para ilustrar cómo la modernidad líquida se caracteriza por la fugacidad, la individualización y la inseguridad. Esta perspectiva ofrece una visión crítica de la sociedad contemporánea y sus desafíos. ¿Tiene relación lo antes expuesto con el aumento de los suicidios? Considero que, si bien el suicidio tiene un largo trayecto histórico, ha llegado a un estadio en el que se suman, convergen, factores de riesgo más activos y más efectivos en una sociedad que, como describe Bauman, se mueve cotidianamente en un escenario que alienta la fugacidad, la inseguridad y, sobre todo, la individualización.

“En la sociedad líquida, la incertidumbre es la única constante”

Zygmunt Bauman

¿Qué hacer frente a esta dinámica, frente a esta especie de trampa que nos ha puesto el propio desarrollo y la evolución de la sociedad?  Para combatir el suicidio, se requieren políticas públicas integrales que aborden diversas áreas. Algunas medidas efectivas podrían incluir: Educación y concienciación. Se deben desarrollar campañas de concienciación para reducir el estigma asociado con la salud mental y el suicidio, promoviendo la importancia de buscar ayuda.

Urgente es asegurar que haya servicios de salud mental accesibles y asequibles para todos, incluyendo terapia y tratamiento. Como en todo tema relacionado con la salud, la identificación temprana es esencial. Por lo mismo es prioritario capacitar a profesionales de la salud, educadores y miembros de la comunidad para identificar signos de riesgo de suicidio y proporcionar apoyo.

Las autoridades en los tres órdenes de gobierno han instalado líneas de ayuda y apoyo que son imprescindibles como mecanismos de apoyo en línea para personas en crisis. Muy importante es restringir el acceso a medios letales. Necesario implementar medidas para limitar el acceso a métodos letales, como armas de fuego y pesticidas.

Es necesario fortalecer, sin estigmas de ningún tipo, la prevención en grupos de riesgo: Enfocarse en poblaciones con mayor riesgo, como veteranos, jóvenes LGBTQ+, personas con enfermedades mentales graves, es una tarea obligada.
Lo mismo, es incentivar la investigación y generación sistematizadas de datos, Se debe promover y financiar la investigación en instituciones de Educación Superior, con financiamiento público o privado, con el propósito de poder comprender mejor las causas del suicidio y las intervenciones más efectivas para reducir el número de incidencias.

Además de capacitar a profesionales de la salud y educadores en la detección y tratamiento de problemas de salud mental, es necesario contar con estrategias de seguimiento y apoyo poscrisis. Ineludible garantizar que las personas que han intentado privarse de la vida, reciban apoyo continuo y seguimiento para prevenir futuros intentos.

Muy importante es promover la colaboración intersectorial y trabajar con estrategias transversales que permitan fomentar la colaboración entre agencias gubernamentales, organizaciones sin fines de lucro y comunidades para abordar el suicidio de manera integral.

Finalmente, vale concluir enfatizando que el suicidio es ampliamente reconocido como un problema de salud pública en todo el mundo.

El suicidio es una de las principales causas de muerte en todo el orbe, lo que significa que afecta a un gran número de personas y comunidades. Tiene un alto Impacto en la salud pública, ya que el suicidio no solo afecta a las personas que mueren, también tiene un impacto significativo en la salud mental de familiares, amigos y comunidades en general.

No omito señalar los altos costos económicos y sociales que el suicidio conlleva, que tiene efectos en la gobernanza de los países. El suicidio genera costos económicos significativos para los sistemas de atención médica y también puede resultar en una pérdida de productividad económica. Además, tiene un impacto social en forma de trauma y sufrimiento.

Hemos escuchado mucho que la mejor forma de cuidar la salud es mediante la prevención, el suicidio no debe estar ajeno a esa dinámica y a encontrar los mejores tratamientos posibles para su atención. Es cierto que el suicidio es un problema complejo, pero ya existen estrategias de prevención y tratamiento efectivas que pueden reducir su incidencia y ayudar a las personas en riesgo.

Lo importante es enfatizar que se requieren políticas públicas que se centren en la prevención del suicidio.  Se requiere la implementación de políticas públicas y programas gubernamentales, como los mencionados anteriormente, que aborden la educación, la atención médica, la identificación temprana y otros aspectos clave con una visión multifactorial, multidisciplinaria y acciones que transiten por la necesaria transversalidad.

No menos importante es incidir en la concienciación y en la reducción del estigma. Tratar el suicidio como un problema de salud pública puede contribuir a la reducción del estigma asociado a los problemas de salud mental, lo que a su vez puede alentar a las personas a buscar ayuda cuando la necesitan.

En resumen: Debido a su alcance, al impacto y la posibilidad de intervención y prevención, el suicidio es ampliamente considerado como un problema de salud pública que requiere una atención seria y continuada a nivel gubernamental, comunitario y de atención médica.

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