EU e Irán logran raro canje de prisioneros

Estados Unidos e Irán, naciones enemigas declaradas, concluyeron con éxito un raro intercambio de prisioneros, tras dos años y medio de arduas negociaciones, que incluye el desbloqueo de 6 mil millones de dólares para Teherán, con la condición de que sea usado en gastos humanitarios.

A primeras horas de este lunes, cinco ciudadanos con doble nacionalidad, estadounidense e iraní, que habían permanecido durante años en cárceles iraníes llegaron al aeropuerto de Doha, Qatar, para su repatriación a Washington. En sentido inverso, cinco ciudadanos iraníes imputados o condenados en Estados Unidos han recibido un perdón y vuelan de regreso a su país.

El intercambio de presos se produjo una vez se depositaron hoy mismo 6,000 millones de dólares de fondos pertenecientes a Irán por venta de petróleo y que estaban bloqueados en varios bancos de Corea del Sur, en aplicación de las sanciones occidentales por la represión del régimen iraní contra su propio pueblo. El depósito se realizó en seis cuentas iraníes en dos bancos de Qatar, que ejerció de mediador entre los dos países rivales.

“Hoy, cinco estadounidenses inocentes encarcelados en Irán regresan finalmente a casa”, se congratuló el presidente estadounidense, Joe Biden.

En su comunicado, dijo que “reunir a los estadounidenses detenidos injustamente con sus seres queridos ha sido una prioridad de mi Administración desde el primer día”. “No cejaremos hasta que traigamos a casa a cada estadounidense retenido como rehén o detenido injustamente”, promete.
Países adversarios

“Este acuerdo no cambia nuestra relación con Irán de ningún modo. Irán es un adversario y un país patrocinador del terrorismo. Les obligaremos a rendir cuentas donde sea posible”, subrayó.

Entre los ciudadanos estadounidenses liberados, Siamak Namazi, detenido en 2015 y sentenciado a 10 años de cárcel por espionaje en un juicio que recibió numerosas críticas internacionales; Emad Shargi, un inversor también condenado por espionaje, y Morad Tahbaz, británico-estadounidense de ascendencia iraní que permanecía detenido desde 2018. Tahbaz cumplía una condena de 10 años por “contactos con el Gobierno estadounidense”.

Junto a ellos han sido liberadas otras dos personas que han solicitado al Gobierno estadounidense que su identidad no se dé a conocer. Todos ellos habían sido trasladados desde la cárcel a un hotel en Teherán, donde quedaron bajo arresto domiciliario el 10 de agosto. En el avión hacia Doha, los cinco han viajado acompañados por la madre de Namazi, Effie, y la esposa de Tahbaz, Vida, ambas ciudadanas estadounidenses a las que Irán no permitía hasta ahora la marcha de ese país.

“Me robaron 2,898 días”

«Como rehén, me robaron 2,898 días de lo que deberían haber sido los mejores días de mi vida y los suplantaron con tormento», dijo Namazi nada más llegar a Doha, y aprovechó para ofrecer un sentido agradecimiento a todas las personas que se implicaron para que fuera liberado junto a otros cuatro compañeros, acusados de espionaje y de mantener contactos con el Gobierno de Estados Unidos.

«Hoy no sería libre si no fuera por todos ustedes, que no permitieron que el mundo me olvidara. Desde el fondo de mi corazón, gracias. Gracias por ser mi voz cuando no podía hablar por mí mismo y por garantizar que me escucharan cuando reuní la fuerza para gritar detrás de los impenetrables muros de la prisión de Evin», indicó.

Namazi aseguró que ha «estado soñando con este día» durante los últimos ocho años, pero lamentó que aún así siente «un doloroso y profundo sentimiento de culpa por respirar en libertad mientras tantas personas valientes continúan languideciendo detrás de esas paredes».

«Están detenidos por exigir la dignidad y la libertad a las que todo ser humano tiene inherentemente derecho; por informar sobre la verdad; por adorar a su Dios; por ser mujer», denunció. «El único mensaje que los líderes de Irán envían al mundo al encarcelar a personas tan extraordinarias es que se deleitan con la infinita profundidad de su crueldad gratuita», dijo Namazi.

Así, mostró su agradecimiento a las autoridades cataríes, omaníes, suizas, británicas y, en especial, al presidente estadounidense, Joe Biden, por «poner las vidas de los ciudadanos norteamericanos por encima de la política» y «poner fin a esta pesadilla».

Sin embargo, advirtió que «queda mucho por hacer» porque «durante los últimos 44 años, el régimen iraní ha dominado el desagradable juego de enjaular a estadounidenses inocentes y otros ciudadanos extranjeros y comercializar su libertad».

Sanciones el mismo día

La esperanza ahora es que el pacto, arduamente negociado a lo largo de dos años y medio con la intermediación de países como Qatar y Omán, contribuya a crear confianza entre los dos antagonistas y pueda abrir el camino al relanzamiento de las conversaciones para limitar el programa nuclear iraní, actualmente en el limbo. “Elimina un obstáculo”, reconocía antes de que el intercambio se hiciera público un alto funcionario estadounidense, que ha subrayado que “si vemos una oportunidad, la exploraremos”.

El canje de prisioneros se completó en vísperas de la 78 Asamblea General de Naciones Unidas, cuya semana de debate entre los líderes comienza este martes. El presidente iraní, Ebrahim Raisi, se encontrará entre los participantes, al igual que el propio Biden. Pero los funcionarios estadounidenses han descartado tajantemente que vayan a producirse contactos entre los dos Gobiernos a lo largo de esta semana.

Al mismo tiempo, y ante las críticas que ya han comenzado desde la oposición republicana y que acusan al Gobierno estadounidense de debilidad, Biden impuso nuevas sanciones contra el régimen iraní; en esta ocasión, contra el Ministerio de Información iraní y el expresidente Mahmud Ahmadineyad.

El pasado viernes, los departamentos del Tesoro y de Estado anunciaban una nueva ronda de castigos contra una treintena de individuos y entidades que “contribuyen a la opresión del pueblo iraní”.

Biden emitió ese día un comunicado de solidaridad con el pueblo iraní al cumplirse un año de la muerte de Mahsa Amini. Esa joven de 22 años falleció bajo custodia de la policía de ese país, tras haber sido detenida, acusada de violar el estricto código de vestimenta femenino al llevar mal puesto el velo, en un suceso que desató importantes manifestaciones contra el régimen.

“Seguimos centrados en limitar el programa nuclear iraní, sofocar su comportamiento desestabilizador. Seguimos comprometidos a garantizar que Irán nunca logre un arma nuclear”, apuntaba la semana pasada el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller.

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