El gobierno de Alemania se ha comprometido públicamente para que, al llegar el año 2030, al menos el 30 por ciento de los alimentos que consume su población sean de producción orgánica, libres de agroquímicos y pesticidas. La decisión implica triplicar en siete años la actual producción de alimentos orgánicos, que ronda entre el 7 y el 11 por ciento, según diferentes cálculos.
Frente a este desafío los granjeros orgánicos y tradicionales, entrevistados por en diferentes comunidades rurales del estado de Brandemburgo, se encuentran preocupados. Para los agricultores tradicionales que cultivan maíz y semilla de girasol, además de criar ganado lechero, en el distrito Jerichower Land, 60 kilómetros al norte de la ciudad de Magdeburg, el compromiso de cambiar aceleradamente al abasto de alimentos orgánicos para la población significa que su país terminará por importará más alimentos de los que actualmente produce, pues consideran que no es posible cambiar la matriz productiva en sólo 7 años.
En otra localidad, llamada Garlitz, donde los productores orgánicos crían ganado alimentado únicamente con alfalfa y pastos nativos, también se siente temor frente a la aplicación de la medida gubernamental que deberá aplicarse para el año 2030. Ellos opinan que para cumplir con la cuota de que el 30 por ciento de todo el alimento en Alemania sea de origen orgánico, se tomarán medidas extremas que causarán distorsiones en el mercado, tanto en los precios de los insumos que ellos requieren para la producción como en los precios de venta final de sus productos, pues consideran que no es posible triplicar su producción en sólo siete años.
DEMANDA Y PRODUCCIÓN
Alemania genera cada año ingresos por 60 mil millones de euros por su producción de alimentos, con un crecimiento de 3.8 por ciento anual. En la última década ha disminuido su producción de carne de cerdo, res y pollo, pero todavía tiene liderazgo europeo en producción de maíz, trigo, malta, cártamo, papa y semilla de girasol.
Este mismo auge coincide con un aumento en la conciencia de los ciudadanos alemanes sobre el impacto que tiene en el suelo, aire y agua la producción intensiva de alimentos y ha llevado al gobierno alemán a comprometerse a disminuir ese impacto.
Hendrik Bohm, Coordinador de Procesos de Transformación en Políticas Agrícolas, del Ministerio de Alimentación y Agricultura, explicó a este diario que la sociedad alemana está muy consciente del impacto negativo que causa en los suelos el exceso de nitrógeno que se deriva de muchos fertilizantes, el daño a la biodiversidad que causan los pesticidas y la cantidad de gases de efecto invernadero que libera la producción de muchos agroquímicos.
Steffen Northe.
«Los volúmenes de producción con métodos orgánicos no son los mismos y pensamos que esto va a llevar a Alemania a importar muchos alimentos para cumplir sus metas»
“Estos son algunos de los argumentos que llevaron a establecer el compromiso de alcanzar un 30 por ciento de alimentos orgánicos que se vendan en Alemania para el año 2030. El trabajo es complejo porque debemos lograr la sustentabilidad en la producción, pero también debemos generar sustentabilidad en los ingresos de los granjeros, que son personas de todos los perfiles socioeconómicos”, explicó en las oficinas del Ministerio, en Berlín.
A dos horas de distancia, en las granjas de Jerichower Land, los granjeros Steffen Northe y Niels Wragemann muestran sus campos de cultivo tradicional y afirman que, aunque ellos sí usan agroquímicos, durante más de 30 años han trabajado para reducir el uso de agroquímicos y pesticidas a menos de una tercera parte. Además, consideran que si la productividad se ha mantenido es por un trabajo titánico del que no se enteran en las ciudades.
“Aquí vivimos con mucho riesgo. Tratamos de no apostar todo a un solo cultivo pues cada vez es más frecuente que haya pérdidas. Los volúmenes de producción con métodos orgánicos no son los mismos y pensamos que esto va a llevar a Alemania a importar muchos alimentos orgánicos para cumplir sus metas”, dice Steffen Northe.
A 40 minutos de ese lugar, en la granja orgánica de Sabine krüger, en Garlitz, la dueña airma que ella y su familia no están en condiciones de triplicar su producción. “Ni podemos, ni queremos porque eso cambiaría totalmente nuestra vida. Es bueno que los consumidores busquen los productos orgánicos, pero si Alemania no los puede proveer sola, llegará mucho producto importado y puede haber distorsiones fuertes en el mercado”, compartió.
Alemania impulsa una estrategia en armonía con los ODS de la ONU
En la primavera de 2017, el gobierno alemán presentó la “Estrategia para el Futuro de la Agricultura Orgánica”, que ofrece apoyos económicos y capacitación técnica a los granjeros que opten por el cambio a sus procesos de producción, con el objetivo de utilizar menos productos agroquímicos y liberar menos desechos que puedan generar contaminación de agua o tierra. En Alemania existen casi 28 mil granjas que han optado por estos métodos, lo que representa alrededor del 11 por ciento de todas las unidades agrícolas, que suman 262 mil 776, según la asociación nacional de granjeros alemanes, Deutscher Bauernverband (DBV).