El Sol conquista la Arena CDMX

Luis Miguel es uno de los grandes referentes de la canción popular en México, no cabe duda. Mucho más allá de todo el clima que genera fuera del escenario como una de las figuras públicas que mayor interés generan y del cual se espera conocer todo tipo de detalles personales, cierto es que en los escenario, el intérprete tenía una deuda con el público mexicano luego de que años atrás causara polémica la forma en que ejecutó conciertos en años pasados.

Fue a base de carisma, bailes enérgicos y sensuales, una orquestación de lujo y una voz sumamente cuidada (al grado de no comprometerla en los momentos más climáticos de las canciones para decepción de mucha audiencia), que El Sol ofreció el primero de siete shows en la Arena Ciudad de México dejando a la audiencia eufórica por su presencia.

Un par de minutos pasadas las 21 horas fue que las luces del recinto se apagaron para marcar el inicio del show. En las pantallas un compilado de imágenes del cantante desde que era niño hasta la actualidad. Mientras la orquesta marcaba el inicio de “Será que no me amas” Luis Miguel salió del escenario al mismo tiempo que en la pantalla se veía el amanecer de un sol para jugar con la metáfora de su mote.

“No sé qué está pasando” comienza la canción y el público de pie comenzó a moverse al ritmo de su mezcla de funk y pop. Luciendo un traje negro y camisa blanca el cantante comenzó a mostrar la vitalidad de sus 53 años con movimientos de caderas y movimientos de baile cautivadores.

Este sería el primer tema en el que haría un guiño a su admiración por Michael Jackson pues cabe recordar que es una adaptación al español hecha por el español Juan Carlos Calderón del tema “Blame ir in on the boogie” que sacaron The Jackson y que Luis Miguel incluyó en su disco 20 años (1990) y que, aunque su tono alienta a la festividad en realidad tiene una letra sobre la confusión y decepción hacia alguien que cambió de opinión sobre una relación: “No culpes a la noche, no culpes a la playa, será que no me amas”, cantó y cerró con su saco descubriéndose un hombro causando los gritos del público.

La estructura del concierto estuvo dividida en cinco fases. La inicial fue para poner las reglas sobre la mesa: sería un show lleno de energía, de canciones románticas y emotivas, de baile, fiesta y alegría. También esta primera parte marcaba la pauta de su estilo de canto que fue llamativo pues dejaba de lado toda la fidelidad a las versiones de estudio para jugar con la modulación en el canto al puro estilo de Juan Gabriel pero sin llegar nunca a niveles altos que lucieran por completo su voz.

Así lo demostró para el segundo tema “Amor, amor, amor” (Romance, 1991) que sí celebra el poder de este sentimiento y su capacidad para traer esperanza, felicidad y conexión espiritual como estaba pasando mágicamente con su público capitalino que no paró de demostrar su afecto. En medio de esta canción escrita por el mexicano Gabriel Ruíz Galindo en 1943 (pero que se hiciera famosa por la versión en inglés de Bring Crosby un año después bajo el nombre de “More and more amor” y que años más tarde la cantaría en español Julio Iglesias) hizo por primera vez su peculiar baile de pequeños saltos para terminar en un pie en el clímax de la canción.

Tras ese tema donde lucieron los instrumentos de viento llegó otro donde destacó la orquestación en “Suave” con una ambientación colorida en neón y que combinó con las luces de los brazaletes en el público como se ha hecho tradicional en los grandes eventos. Esta canción de su disco Aries (1993), cuya letra habla de un amor intenso y apasionado fue el marco para cantar una serie de canciones que cobraron un sentido distinto por la serie que tuvo en Netflix, esta en particular salió antes de haber perdido a su madre Marcela Basteri.

De esa serie la primera que causó gran revuelo fue el tema que siguió. El inicio de “Culpable o no” unió la voz de los más de 20 mil asistentes. “Miénteme como siempre, por favor mientemé (sic)”, se escuchó impresionante en uno de los puntos cumbre de la noche, una emocionante letra de Juan Carlos Calderón que se incluyó en el disco Busca una mujer (1988) y que es una súplica conmovedora del cantante que es incapaz de seguir adelante de un amor que ha terminado terriblemente. En la serie se dice que se inspiraron en el primer amor del cantante Mariana Yasbek.

Tras ese ataque al corazón de los presentes llegó el momento de hacer una declaración de amor con “Te necesito”, del disco 33 (2003), un tema divertido que le escribió Juan Luis Guerra, rica melodía, una buena dosis de ritmo y la claridad, nada de arrebatos personales, incluso con coros de gospel que en su momento complementaban un disco de pop inédito. Desde luego las referencias al mar y su belleza aparecen como ocurre en varias de las canciones de Juan Luis Guerra, y en muchas de las que a Luis Miguel le gusta interpretar.

Durante el show el cantante no interactuó con su público de otra forma que no fuera cantando, sonriendo o bailando. No hubo palabras de bienvenida, sólo un cúmulo de sus más grandes éxitos y una vocación de emociones a un público de los más románticos en el mundo. Las primeras notas de “Hasta que me olvides” del disco Aries (1993) volvieron a causar suspiros. Un momento bellísimo con otra canción de Juan Luis Guerra (que se dice que escribió para Luis Miguel en una servilleta) y que es una súplica hermosa por una oportunidad para recuperar el amor. En canciones como estas es donde se extrañó al Luis Miguel más intenso pues el clímax fue cantado por su público por encima de su voz.

De nuevo para sanar las canciones más intensas emocionales le dio el cambio de tono por algo más movido pero sin dejar el tema de la súplica romántica por amor y afecto. Así llegó “Dame”, del disco Nada es igual (1996), y que escribió el señorón Alejandro Lerner. En esta canción llegó un momento divertido pues los músicos de los instrumentos de viento hicieron una fila frente a Luis Miguel y él parecía que los jalaba mientras ellos bailaban. Con este tema llegó el fin de la primera fase.

La segunda fase llegó para mostrar su pasión por los boleros y evocar a sus discos de Romances (1997), desde luego quedaba implícito su homenaje a Armando Manzanero como la maravillosa y seductora letra de la apasionada “Por debajo de la mesa” que tuvo en las pantallas una noche estrellada y que le mereció una ovación impresionante. “Es que no sabes lo que tú me haces sentir, que no hay momento que yo pueda estar sin ti, me absorbes el espacio y despacio me haces tuyo, por el orgullo en mí es que no puedo estar sin ti”, sonó mágico en coro.

Sin detener la música al estilo popurrí llegó otra de Manzanero. “No sé tú” continuó la atmósfera romántica con su letra de amor sobre una persona que no puede dejar de pensar en su amante, un retrato de emociones poderosas y abrumadoras que vienen con estar profundamente enamorado y extrañar a alguien. Sin duda, uno de los grandes momentos de la noche.

La velada continuó con más de Manzanero. Ahora aparecía la luna de fondo para dar vida a “Como yo te amé”, una canción sobre el amor profundo, consumidor y difícil de comprender, que enfatiza la intensidad de los sentimientos del cantante y la lucha que enfrenta al transmitir la profundidad de su amor.

Con humo en los pies que en las pantallas emulaba estar sobre las nubes llegó “Solamente una vez”, que rinde culto a Agustín Lara y también celebra el concepto de un amor único en la vida que transforma la vida de alguien durante un período breve pero significativo. Se dice que este tema Lara lo compuso inspirado en su amigo, el tenor mexicano José Mojica quien dejó la música para retirarse al mundo religioso y convertirse en Fray José de Guadalupe Mojica. Una canción que hace referencia a abandonar la vida común para entregarse al régimen de la iglesia.

De regreso a Manzanero cantó “Somos novios”, que retrata una relación construida sobre el afecto mutuo, el respeto y la comprensión, mostrando la fuerza y resistencia del verdadero amor. Siguió el popurrí con “Todo y nada” de Vicente Garrido Calderón que data de 1957 y que destaca la sensación de quedarse sin nada a pesar de haber dado todo, y las trágicas consecuencias de amar a alguien que no te ama a cambio. Este momento lo cerró con “Nosotros” uno de los grandes boleros cubanos de Pedro Junco y que explora la lucha de dejar ir por el bien mayor de ambas personas involucradas, reconociendo que el amor por sí solo no siempre puede sostener una relación. Con esta serie culminó la segunda fase.

Para la tercera faceta nos mostró su sueño hecho realidad. La de compartir su voz con la de Michael Jackson al dar vida a “Sonríe” del disco Navidades (2006), en la que está el dueto imaginario pues se escucha la voz del rey del pop cantando fragmentos de “Smile” del disco HIStory: Past, Present and Future, Book I (2005). Una canción que anima al público a dejar las tristezas en el pasado y abrazar la felicidad y en el cual se mostró el cantante muy entusiasmado.

También recordó a otro de los grandes de la canción como es Frank Sinatra pues dio vida a “Come fly with me” en la que lució su big band y en la que también cruza su voz con la del crooner, recordando ese momento en 1996 cuando lo invitó a la celebración de sus 80 años para dar vida a este tema.

Luego volvió a sus clásicos personales con miras a reconocer su colaboración con el compositor Juan Carlos Calderón. “Un hombre busca a una mujer” que da vida al disco homónimo de (1988). Una canción de Calderón y Luis Gómez-Escolar sobre el anhelo de un hombre por una mujer que sea distinta y excepcional, alguien que no tenga miedo de ser diferente y que sea independiente por derecho propio. Sin detener la música llegó “Cuestión de piel”, en la cual se destacó el momento en que tomó un dron que lo filmaba y puso la cámara de modo que fuera una especie de selfie con su público de fondo. Un detalle que el público celebró eufórico.

Esta fase la cerró con otro popurrí que inició con “Fría como el viento” del disco antes mencionado en la que invitó a cantar al público. Otra letra de Juan Carlos Calderón que captura la frustración e incertidumbre de amar a alguien que permanece distante y resistente a la verdadera intimidad y que en la biografía Oro de rey la periodista Ana María Alvarado dijo que estaba dedicada a Lucía Méndez.

Siguió con otro clásico: “Tengo todo excepto a ti” de su disco 20 años (1990) una balada conmovedora y desgarradora sobre un hombre que lo tiene todo en la vida, excepto a la persona que realmente desea: la mujer que ama. En la serie se alude a que no se trata de una canción romántica sino que la dedica a la ausencia de su madre.

Seguida estaba la letra de Calderón de “Entrégate” que conecta de alguna forma con los temas de Jackson y Sinatra pues fue la primera con la que el cantante buscó cantar en inglés aunque no tuvo el éxito que esperaba. No obstante en México es uno de los grandes clásicos para hacer una súplica apasionada para que el objeto del afecto del cantante se entregue a las emociones intensas entre ellos, ofreciéndose completamente a la experiencia del amor y el deseo físico.

La cuarta fase de su concierto fue una celebración a la música mexicana. Entró el mariachi con danzantes regionales que representaban vestimentas típicas de Jalisco y Veracruz para bailar al ritmo de “El son de la negra” y “Guadalajara” en las que el cantante aprovechó para hacer un cambio de vestuario por el de una camisa y chaleco negros.

A su regreso al escenario dio vida a “La fiesta del mariachi” con la que en el 2017 el cantante regresó a la música luego de varios años de ausencia y en la cual los mariachis lo rodearon cuál musical de Disney y que sirvió de preámbulo para dar vida a su icónica versión de “La bikina” de Rubén Fuentes en el que estaba particularmente animoso y en la que mientras el mariachi sonaba él se divertía emulando tocar los instrumentos. Al terminar la algarabía se sintió con papeles tricolores cubriendo la Arena CDMX.

Esta cuarta fase la cerró con “La media vuelta” ese legendario tema de José Alfredo Jiménez, cuya letra versa, en primera persona, sobre la opinión orgullosa y tal vez despechada sobre la influencia emocional que ejerce quien canta sobre su pareja sentimental, misma que al parecer, propone una ruptura o el término de la relación sentimental. Al terminar hubo una reverencia junto a los mariachis que recibieron el cariño del público.

La quinta y última parte del show fue una celebración primero a sus primeros éxitos y luego a sus más festivos y alegres. Comenzó con “No me puedes dejar así” en la que habla de sobre los sentimientos de amor, añoranza y el miedo a ser abandonado y que sacó a los 13 años en 1983. Un año más tarde sacó uno de sus discos ilustres llamado Palabra de honor, en la que consolidaba su mancuerna con el compositor Juan Carlos Calderón y de la cual sonó el tema que da nombre al álbum y que profundiza en el dolor de dejar ir a alguien a quien amas.

En este tema también se extrañó el tono alto de su voz en el clímax, así como en el tema que cerró el popurrí que fue “La incondicional” en la que la gran postal se la llevó el público emocionando al cantante con su coro. Otro tema sobre el amor no correspondido, sobre un amor que no se consolidó, sobre alguien que estuvo y no fue valorado en su momento. La letra nos lleva al desgarro y así se sintió en las voces de toda la Arena.

La recta final se acercaba y se escuchó completa la canción de “Te propongo esta noche” en la que se llegó a notar el esfuerzo de la voz y en el que incluso se alejó un poco el micrófono. Una canción que expresa el deseo de una segunda oportunidad de amor y una noche apasionada de romance, dejando su pasado atrás y permitiendo que sus corazones los guíen hacia la felicidad. Una emoción que el público sentía por su ídolo.

Gran momento de explosión se sintió con “Ahora te puedes marchar”, su versión en español de “I only want to be with you” que hizo famosa Dusty Springfield y que el cantante incluyó en Soy como quiero ser (1987). La letra habla sobre el dolor y el sufrimiento de tener que olvidar a la otra persona sin entender por qué, y el dolor de ser traicionado, sin embargo su tono festivo tenía a todos de pie y bailando en su lugar.

Sin detener la música llegó “La chica del bikini azul” que retrata el amor a primera vista, mostrando que a veces todo lo que se necesita es una sola mirada para cambiar la vida de alguien para siempre y que mantuvo la euforia elevada, al igual que “Isabel”, una oda lírica al amor y la fascinación del cantante por quien da nombre al tema, retratando sus emociones como un ciclón de sensaciones.

El cierre definitivo llegó con “Cuando calienta el sol” de Soy como quiero ser (1987), cuando apenas tenía 17 años y que es uno de sus grandes himnos. La canción se centra en la conexión apasionada entre el cantante y su pareja, expresando la alegría y el deleite que el calor del sol enciende en ellos. Desde luego la orquestación enfatizó la celebración y al final acompañó la larga ovación que recibió el cantante para despedirlo en medio de confeti. Con los brazos en alto y mandando besos por varios minutos se fue despidiendo. Incluso causó polémica el momento en que besó a una pequeña niña de las primeras filas antes de salir del escenario.

Fue un show que recopiló los grandes destellos de su carrera, que rindió homenaje a sus compositores y a la conexión que tiene su público con sus temas más representativos. Luis Miguel saldó su deuda en los conciertos en vivo.

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