La nueva cinta de Amat Escalante, Perdidos en la noche es un parteaguas en su carrera, por primera vez combina a actores profesionales con actores naturales, llevando su mensaje más lejos al hallar eco en las manos adecuadas. Una de las actrices que participan en esta cinta es Ester Expósito, quien saltara a la fama por la serie de Netflix, Élite y la cinta de horror Venus, dando vida en esta cinta a una joven instagramera que finge suicidios en su perfil.
Tuvimos la oportunidad de charlar con ella debido a su participación en la cinta mexicana.
Ester, te hemos visto hacer papeles muy intensos, papeles muy duros, pero ahora estamos viéndote hacer una película que va desde la frivolidad de tu personaje. ¿Cómo fue llevarle a cabo?
Fue muy interesante porque Mónica es una mujer con muchos claros y oscuros. Tiene mucha luz y muchas ganas de vivir y a la vez tiene mucha oscuridad, tiene un lastre de un trauma que le pesa y tiene también lugares oscuros y muy tristes en su interior. Entonces, fue todo el rato como estar en la cuerda floja, buscando el equilibrio, entre estas dos cosas, entre sus contradicciones, sus contrastes, pero eso precisamente era lo que le hacía, para mí, le hacía un personaje tan interesante.
Y bueno, yo me entregué, me abrí en canal, es verdad que fue un proceso también en el que tuve muchas dudas mientras interpretaba al personaje, de qué decisiones tomar y qué caminos elegir, pero creo que eso es bonito.
Y luego está en Mónica, porque Mónica está un poco perdida en la vida y eso creo que es bonito, que yo también en el rodaje pasase por fases de pérdida o de no tener claras ciertas cosas, porque a veces el actor cree que el personaje siempre tiene que tener claro todo y estar seguro de todo lo que siente, y no, porque en la vida real las personas no tenemos esa seguridad muchas veces, entonces ¿por qué un personaje la tendría que tener?
Y ese terreno perdido de impulsividad, de dejarse llevar por las emociones, pero no saber muy bien qué hacer con tu vida, fue muy interesante y muy divertido jugarlo con Mónica.
¿Qué tal fue trabajar con el estilo de Amat Escalante? Sabemos que es muy diferente a otros directores.
Pues fue muy bonito. De Amat yo pensaba “a ver cómo será”, porque yo había visto su cine, que puede llegar a ser crudo y duro, pero me gusta mucho, entonces me causaba mucha curiosidad en lo personal, cómo fuese a ser Amat. Y es una persona tan sensible, tan amable, tan generosa, educada, delicada, te cuida tanto en el rodaje, que sorprende y contrasta con su obra.
Pero fue muy bonito porque siempre me dio un espacio de escucha, de libertad, y que te den ese poder para llevar a cabo un personaje, es una muestra de confianza y de que creen en ti. Entonces se sintió muy bonito en ese sentido, y luego es tan talentoso, tiene una visión tan particular a la hora de hacer cine que aprendí mucho de ello. Y como que me planteé absorber como todo lo que pudiese de él y de ese rodaje, y fue mucho lo que absorbí, y lo que aprendí.
Yo creo que ha sido de los rodajes más desafiantes y retadores por la historia, por el personaje, por estar trabajando con Amat y querer estar a la altura, pues ha sido de los más especiales y como retadores. De los proyectos más retadores, pero que más me han hecho también, por esto mismo, crecer.
Es una de las actrices con mayor futuro actualmente en España, e interactúas en esta película también con uno de los actores mexicanos con mayor prospecto también, que es Juan Daniel García Treviño. ¿Cómo fueron estas escenas con él? Porque hay una crudeza entre ambas y un choque cultural muy fuerte también. ¿Cómo fue trabajarlas?
Para mí, en la película, está espectacular él, y es curioso porque a mí me gusta mucho, es algo que yo no puedo evitar, yo tengo que descifrar a la gente y a los compañeros cuando trabajo, es como que siempre estoy descifrando cómo son y qué están haciendo, cómo están trabajando el personaje, desde qué lugar y con Juan Daniel era como que no sabía, nunca me quedaba claro en plan desde dónde está trabajando, y eso es como muy guay porque eso es como que está yendo a algo muy profundo y no obvio ni evidente.
Y ya trabajando con él me gustaba lo que hacía, pero me causaba como mucha curiosidad y no me quedaba claro, pero ¿qué está haciendo?, ¿cómo lo está haciendo? Y ya luego viendo la película digo, qué hijo de… En plan, guau, o sea, viendo la película ya desde fuera, porque claro, él es el protagonista y hay muchísimas escenas, la mayoría que tiene o la mitad, yo no las viví con él porque son del solo o con otros personajes, entonces ya viendo todo el conjunto fue como, “ah, vale, o sea, ya entiendo”, se ha marcado un personaje increíble.
Aparte como compañero es divertidísimo. Yo ya le he dicho que me tiene que enseñar a bailar cumbia porque salimos varias veces de fiesta y me enamoró cómo baila cumbia y ojalá, ojalá que volvamos a trabajar juntos porque creo que hacemos muy buen pack y creo que construimos una química muy bonita en el set.
Tu personaje está obsesionado con la fama, con los seguidores, algo que mucha gente podría pensar que te reflejas por tu faceta como instagramera, ¿cómo fue separar a este personaje de ti?
Es que yo creo que el personaje no está obsesionado con los seguidores y con la fama, está obsesionado con provocar a la gente y la forma que ha encontrado ella de provocar, porque es algo que le encanta, es hacer videos simulando suicidios y eso le ha llevado a tener un montón de seguidores y entonces ella como que eso le divierte, le divierte jugar con esos seguidores simulando que se va a suicidar pero creo que tiene más que ver con esta necesidad de ella de causar algo en los demás, de provocar, de jugar con la gente, que con el hecho de tener seguidores o la fama, que eso le guste realmente.
Yo creo que en realidad va más por una necesidad de expresión creativa como mi caso, que yo, los seguidores han sido algo colateral, que me vino con Élite, pero que yo no lo elegí y se dio porque en realidad mi sueño siempre fue actuar y hacer esa serie me dio eso. Yo creo que el caso de ella con sus seguidores y lo que hace es muy distinto a mí, entonces tampoco, la verdad es que ese lugar no lo construí desde ningún punto en común.
Somos muy distintas, pero sí que hay cosas mías que le aporté, sobre todo en el lado de la luz y la oscuridad que tiene dentro, que en eso me sentía bastante identificada con esos contrastes y lo que más nos diferenciaba, yo creo es que ella es muy impulsiva y ella es muy del momento, lo que siente en el momento, está Emiliano y no puede evitar querer estar con él, hablarle, marearle y yo, por ejemplo, soy mucho más mental, yo lo pienso todo mil veces, soy más fría, no soy muy impulsiva yo y Mónica sí es muy emocional, impulsiva y de cómo de quiero esto, lo hago, estoy pensando esto, lo digo, y en eso sí partíamos de bases muy distintas.
Tu última secuencia en la película es una de las secuencias más bellas que hemos visto en el cine de Amat y tu rostro en pantalla y la expresión que tienes es increíble. ¿Cómo te preparaste para ello?
Pues fue muy dura esa escena porque fue para mí la más difícil de las que he hecho en toda mi vida y de la película sin duda la escena más difícil para mí, porque es dura de por sí por el texto y por lo que ocurre ahí, pero además es que la rodamos en tres días distintos, no la jornada entera, pero Amat quería una luz del amanecer, del sol saliendo por la azotea de la casa y entonces eso sólo ocurría durante quince minutos, a las 6:15 de la mañana o algo así.
Entonces hubo que grabarla en tres días a las 6:15 sólo durante quince minutos, cortándola en partes, imagínate ese texto, ese toma y daca de Bárbara y yo en la azotea a las 6 de la mañana, agotada porque eso lo grabamos a las 6 de la mañana, pero llevábamos 10 horas grabando otras escenas, entonces llegaba esa hora y estábamos muertas y además con la presión y la tensión de que sabíamos que se viene esa escena tan tremenda, imagínate dividir eso en tres partes y dosificar la emoción y todo lo que ocurre ahí dentro de los personajes, dosificarlo en tres días, fue durísimo, pero creo que nos dejamos ir, nos entregamos, confiamos mucho también en el momento y en la magia de estar allí presentes.
Yo no sabía exactamente lo que iba a hacer hasta que no estuve ahí y lo viví porque sabía que eso por mucho que lo planificase en mi mente iba a ser algo de conectarme con el personaje, con lo que le estuviese pasando e iba a ser distinto si lo hacíamos un día que si lo hiciésemos otro porque era algo muy del momento, digamos que no lo preparé tanto, fue algo más de confiar y de saber cómo conectarme y con qué conectarme dentro del personaje para ese momento tan espectacular, tan especial.