Lenguaje fascista une a Trump con Hitler

Hay libros que trascienden épocas, unos por luminosos y otros por infames. Sobre los segundos, hay ejemplos como esa obra maldita que heredó Adolf Hitler al mundo, Mi lucha, y que dejó una marca oscura en la historia.

En su libro, el dictador nazi demonizaba a otras razas como una amenaza que contaminaba la sangre de la raza aria. El mismo delirio supremacista encuentra hoy un eco en los mensajes incendiarios del expresidente estadounidense Donald Trump.

Hace 10 días, en un reciente mitin en New Hampshire, el líder republicano utilizó un lenguaje distintivamente hitleriano al referirse a los inmigrantes que ingresan en demasía a EU: «Están envenenando la sangre de nuestro país».

En septiembre, en una entrevista con un sitio web de derecha, Trump expresó el mismo disparate. La narrativa de «envenenamiento de la sangre» se ha convertido, alarmantemente, en un pilar de sus mensajes anti inmigración.
Paralelismo maldito

Para avivar el apoyo popular a su programa de exterminio de judíos y otras minorías, Hitler empleó expresiones indignas. En su manifiesto escribió: «Todas las grandes culturas del pasado perecieron solo porque la raza originalmente creativa murió por envenenamiento de la sangre».

En otras páginas, describe a los judíos como incapacitantes para Alemania a través del envenenamiento de la sangre: «Parecía como si algún fluido venenoso que todo lo impregnaba hubiera sido inyectado por alguna mano misteriosa en el torrente sanguíneo de este cuerpo alguna vez heroico».

Hitler también argumentó que el elemento «teutónico» —germánico— en América del Norte debía su dominio a evitar la mezcla racial: «En América del Norte, el elemento teutónico, que ha mantenido su stock racial puro y no lo ha mezclado con ningún otro stock racial, llegó a dominar el continente americano y permanecerá como su amo siempre y cuando ese elemento no caiga víctima del hábito de adulterar su sangre».

Luego de lo dicho en New Hampshire, Trump se defendió diciendo que nunca supo que era un lenguaje utilizado por Hitler. En una entrevista para radio, el locutor conservador Hugh Hewitt le preguntó si usó «envenenando la sangre» de la misma manera que Hitler lo entendía, que la sangre judía no puede ser parte de la sangre alemana. «No, y tampoco sabía que Hitler lo dijo, por cierto», dijo Trump. «Y nunca leí Mi lucha. Dicen que leí Mi lucha. Estas son personas que difunden información falsa, personas horribles con las que estamos lidiando”.

Enemigos como “alimañas”

La liga genealógica de Trump con la palabrería hitleriana también tiene otra arista. El equipo de reelección para 2024 del presidente Joe Biden denunció al exmandatario por haber adoptado el lenguaje de Hitler al utilizar la palabra «alimaña» para referirse a sus enemigos políticos.

Trump también dijo en New Hampshire que «erradicaría a los comunistas, marxistas, fascistas y a los matones de la izquierda radical que viven como alimañas dentro de los confines de nuestro país que mienten y roban y hacen trampas en las elecciones».

Sus comentarios, realizados en la festividad del Día de los Veteranos en honor a los veteranos militares, suscitaron críticas en Internet, y algunos historiadores dijeron que su lenguaje reflejaba el de los autócratas que han tratado de deshumanizar a sus enemigos.

«En un fin de semana en el que la mayoría de los estadounidenses estaban honrando a los héroes de nuestra nación, Donald Trump repitió como un loro el lenguaje autocrático de Adolf Hitler y Benito Mussolini, dos dictadores contra los que muchos veteranos estadounidenses dieron su vida», dijo el portavoz de la campaña de Biden, Ammar Moussa.
Palabras ponzoñosas

La nociva perspectiva adoptada por Trump divide a muchos estadounidenses en términos de superioridad e inferioridad racial. De aquí hasta la batalla electoral de la presidenciales en 2024, arremeterá con su narrativa de que los inmigrantes irregulares son una amenaza biológica.

El líder republicano mastica, engulle y regurgita los principios del nacionalismo blanco en su afán de segregar a extranjeros y de sumar adeptos. Aunque lo niegue, parece haber estudiado la retórica hitleriana y repite expresiones siniestras que fueron empleadas para elevar un regimen de lo más vil en la historia humana.

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