Por: Emilio de Ygartua M.
“Históricamente, las pandemias han obligado a los seres humanos a romper con el pasado y a imaginar su mundo de nuevo. Esta no es diferente. Es un portal, una puerta entre un mundo y el siguiente”
Arundhati Roy
Un abrazo muy afectuoso a todas y todos los lectores de Prospectiva. El nuevo año llega acompañado de retos y desafíos. Las herencias del pasado reciente se han convertido en una pesada losa sobre nuestras espaldas. Parece lejana la pandemia provocada por el coronavirus, pero siguen vivos los efectos derivados de esta contingencia sanitaria que provocó la muerte de millones de personas y otras más que si bien sobrevivieron a la enfermedad muestran en su salud los efectos de un virus con un alto grado de nocividad.
Los efectos económicos siguen vulnerando la cotidianidad de millones de personas lastimadas por el cierra de empresas, por la inflación y por las altas tasas de interés que los bancos centrales tuvieron que aplicar para frenar el crecimiento de los precios en un contexto capitalista en el que la ley de la oferta y la demanda pervive no obstante que la huella del libre mercado ya no es su sello distintivo sino un capitalismo monopolista que coadyuva a la concentración de la riqueza en muy pocas manos.
Los beneficiarios de la pandemia están a la vista. La lista de los millonarios publicadas por la revista Forbes es la evidencia inequívoca de que el “dinero llama al dinero”, y que las crisis económicas son siempre un campo propicio para que crezcan los beneficios económicos de quienes, gracias al recurso monetario, aprovechan las ventajas comparativas para convertirlas en ventajas competitivas.
Sin duda, la pandemia significó un parteaguas, un antes y un después, en nuestras vidas.Esta especia de “revolución sanitaria”, como las revoluciones que transforman el entorno económico, político y social de una nación, provocó cambios no solo en nuestra cotidianidad, también en la forma de trabajar, de estudiar, de convivir, a partir de nuevos paradigmas que han llegado acompañados de cambios tecnológicos que ni siquiera el ilustre Julio Verne alcanzó a vislumbrar en sus magníficas obras literarias, pero que ya estaban presentes en la narrativa futurista que la cinematografía nos presentaba desde principios de este nuevo siglo.
La inteligencia artificial está con nosotros, es inquilina permanente. Una nueva compañera de nuestras vidas que genera temores, sí, pero que también anticipa cambios extraordinarios en nuestro diario acontecer,en ámbitos tan cotidianos como el trabajo, el estudio, la salud, la forma de comprar y hasta de relacionarnos.
“La pandemia es un desafío político, social y económico sin precedentes. Nos ha enseñado la importancia de la
cooperación y la solidaridad” Ángela Merkel
La pandemia de COVID-19 ha tenido efectos económicos significativos a nivel mundial, incluyendo una recesión global que, si bien se ha atemperado, no está descartada en el futuro inmediato. Muchos países experimentaron un paro en su economía a causa de los bloqueos y restricciones de movimiento de personas y mercancías, lo que afectó a industrias como el turismo, el comercio y los transportes de toda naturaleza.
Como consecuencia de lo anterior ocurrió un masivo cierre de empresas y la consecuente reducción de operaciones que llevó a una pérdida significativa de empleos. Como es bien sabido, hubo un aumento en el trabajo remoto, lo que condujo a la aceleración de la transformación digital de muchas empresas. A todos nos afectaron las interrupciones en la cadena de suministros. Las restricciones de viaje y las medidas de seguridad afectaron las cadenas de suministro globales, provocando escasez y retrasos.
Desde luego que también hubo un serio impacto en los mercados financieros que experimentaron una alta volatilidad, si bien, algunos sectores, como la tecnología y la farmacéutica, vieron un crecimiento significativo.
La crisis sanitaria provocó que muchos gobiernos aumentaron el gasto público para apoyar a las economías, lo que llevó a un incremento de la deuda pública nacional que se dio tanto en países industrializados como en naciones de desarrollo medio.
Ni qué decir de los países con un bajo crecimiento de su PIB, que agudizaron sus dificultades económicas reflejado en el escalamiento de la desigualdad económica. La pandemia exacerbó las desigualdades económicas, afectando desproporcionadamente a los trabajadores de bajos ingresos y a las economías en desarrollo.
Está a la vista que la pandemia dio lugar a una transformación del comercio y del consumo. Hubo un aumento en el comercio electrónico y un cambio en los patrones de consumo. La pandemia dio un claro impulso a la innovación y alentó el desarrollo de nuevos modelos de negocio. Algunas empresas innovaron rápidamente para adaptarse a las nuevas condiciones, creando nuevos modelos de negocio, otras, como siempre ocurre en estos escenarios disruptivos, naufragaron con la consecuente pérdida de fuentes de trabajo.
Asimismo, se observaron, a nivel planetario, cambios en las políticas monetarias y fiscales. Los bancos centrales implementaron políticas monetarias expansivas, y hubo un aumento en los estímulos fiscales para apoyar las economías, pero sin poder evitar el aumento en las tasas de interés como parte de una ortodoxia macroeconómica que si bien frena el consumo encarece, el costo del dinero.
“La pandemia ha recordado al mundo entero la importancia de la salud global. Nos ha enseñado sobre nuestra interconexión y la necesidad de colaboración internacional” Bill Gates
En el terreno de la salud la pandemia provocó varios efectos significativos en el sector sanitario público y privado, tanto positivos como negativos. Entre los últimos, podemos destacar el aumento de lacarga de trabajo y estrés al que estuvo sujeto el personal sanitario. Aumentó drásticamente la carga de trabajo del personal de salud, lo que derivó en un aumento significativo del estrés y el agotamiento profesional.
Desde el punto de vista positivo, podemos señalar que la crisis sanitaria generó una marcada aceleración de la telemedicina. Hubo un impulso significativo en el uso de la telemedicina, facilitando el acceso a la atención médica a distancia, lo que puede tener efectos duraderos en cómo se brinda la atención médica.
Un lastre que todavía impacta en la atención a la salud de las personas deriva de la interrupción de servicios de salud regulares. Muchos servicios de salud no urgentes se pospusieron o cancelaron para priorizar los recursos para pacientes con COVID-19, con severas consecuencias a largo plazo en la salud general de la población.
En el otro lado de la moneda, podemos festejar que derivado de la pandemia se produjo una movilización sin precedentes en la investigación y el desarrollo, especialmente en la creación de vacunas, lo que esperamos beneficie el desarrollo futuro de tratamientos y de vacunas.
Lo más lamentable en materia de salud pública, es que la crisis sanitariaacentuó las desigualdades en la salud. La pandemia destacó y a menudo exacerbó las desigualdades existentes en el acceso y la calidad de la atención médica entre diferentes poblaciones y regiones.
Considero que en materia de salud hay dos factores que se podrían calificar de herencias positivas: primero, la adopción de nuevas tecnologías y prácticas. La necesidad de adaptarse rápidamente a una crisis sanitaria llevó desarrollo acelerado de nuevas tecnologías, prácticas y protocolos en el sector de la salud. Segundo, la conciencia de la salud pública. Sin duda, ha aumentado la conciencia y la inversión en la salud pública y la preparación para posibles próximas pandemias, reconociendo la importancia de estos aspectos en la protección de la salud a nivel mundial.
“La pandemia ha acelerado la transformación digital en la educación, forzando a una adaptación rápida y masiva al aprendizaje en línea” UNESCO
En materia educativa,la pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto significativo a nivel mundial. Algunos de los efectos principales incluyen: la transición a la educación en línea. Muchas instituciones. La Universidad Olmeca entre muchas, tuvimos que adaptarse rápidamente al aprendizaje en línea, lo que supuso un desafío tanto para profesores como para estudiantes. Si bien esta transición permitió la continuidad de la educación, también reveló brechas en el acceso a tecnología y conectividad.
Un tema preocupante y que debe ser atendido es el impacto de la pandemia en la salud mental de los docentes y de los discentes, esto es, de las personas que reciben enseñanza. El aislamiento y la incertidumbre causados por la crisis sanitaria afectaron la salud mental de estudiantes y educadores, lo que a su vez tuvo consecuencias en el rendimiento y su participación.
Saldo pendiente de los gobiernos y de sus sectores educativos, en todos sus niveles de la educación con financiamiento público o privado, es generar estrategias para cubrir los faltantes que derivan en la formación académica durante el tiempo que el proceso educativo se trasladó a los hogares.
No se puede eludir que la pandemia exacerbó las desigualdades existentes en el sistema educativo. Los estudiantes de familias con menos recursos enfrentaron mayores dificultades para acceder a la educación en línea. El cierre de escuelas y la transición a la educación en línea llevaron a una pérdida significativa de aprendizaje, particularmente en estudiantes más jóvenes y en aquellos de entornos desfavorecidos.
Nadie puede negar que este escenario impulsó la innovación en métodos pedagógicos y tecnologías educativas, acelerando cambios que deberán tener un impacto positivo a largo plazo en la educación.
Han surgido nuevos desafíos en la evaluación y la calidad, pero sobre todo se ha convertido en un factor ineludible considerar la pertinencia como parte fundamental de todo proceso educativo.Evaluar el aprendizaje de los estudiantes, mantener la calidad y pertinencia de los procesos educativos se ha convertido en un reto mayor, especialmente en entornos de aprendizaje remoto.
Los impactos económicos en las instituciones educativas están claramente documentados. Muchas instituciones enfrentaron dificultades financieras debido a la disminución de matrículas y a los costos adicionales relacionados con la adaptación a la pandemia. La deserción escolar fue un factor creciente y muy pocas instituciones, especialmente las que tienen un financiamiento privado, pudieron gestionar una estrategia capaz de mantener al alumnado y cubrir sus requerimientos esenciales para su adecuada operación.
Lo que nos ha quedado muy claro es que, derivado de la pandemia, es ineludible la necesidad de proveer un mayor apoyo social y emocional para los estudiantes, al tiempo que generar estrategias orientadas a fomentar el compromiso y la motivación en un entorno de aprendizaje alterado.
En síntesis, la pandemia ha presentado desafíos significativos al sector educativo, pero también ha servido como un catalizador para la innovación y el cambio en la forma en que se entrega y se experimenta la educación.
“En esta época de crisis, las decisiones que tomamos ahora podrían cambiar nuestras vidas no sólo en las próximas semanas, sino también en los próximos años” Yuval Noah Harari
Una crisis sanitaria como la vivida obliga a la hechura de políticas públicas transversales capaces de revertir los efectos devastadores por ella provocados. El efecto de la pandemia en la generación de políticas públicas ha sido considerable. La crisis sanitaria global ha impulsado a los gobiernos a adoptar medidas excepcionales en varios frentes, incluyendo la salud pública, la economía, la educación y la infraestructura social.
Algunos de los impactos y cambios más significativos se observan en la salud pública.La pandemia ha obligado a una mayor inversión en el sector salud, enfocándose en la capacidad de respuesta de emergencia, la investigación médica, y el fortalecimiento de los sistemas de salud. Muchos países implementaron paquetes de estímulo económico para apoyar a las empresas y los trabajadores afectados por los cierres y las restricciones.
En materia educativa, ya lo señalamos, la necesidad de la educación a distancia impulsó políticas para mejorar el acceso a la tecnología y la conectividad, así como cambios en los métodos pedagógicos. Se ha dado un impulso a la infraestructura digital para apoyar el trabajo remoto, la telemedicina y los servicios en línea.La pandemia destacó la importancia de la cooperación entre países en temas de salud pública, incluyendo el desarrollo y distribución de vacunas.
También se han revisado las políticas laborales para adaptarlas al trabajo remoto, la flexibilidad laboral y la seguridad en el lugar de trabajo. La pandemia también ha influenciado políticas enfocadas en la sostenibilidad y la resiliencia frente a futuras crisis globales.
Estos cambios muestran cómo un evento global puede influir significativamente en la formulación y dirección de las políticas públicas. Al referirnos al contexto internacional, no podemos eludir señalar que la pandemia de COVID-19 ha tenido efectos significativos y variados en la geopolítica mundial: Se han propiciado cambios en las relaciones internacionales.
La pandemia alteró las dinámicas de poder entre las naciones, con un enfoque renovado en la autarquía y el nacionalismo. Países como China y Estados Unidos se enfrentaron en un escenario de «diplomacia de mascarillas», donde la ayuda y el suministro de equipos médicos se convirtieron en herramientas de influencia.
La pandemia expuso la fragilidad de las cadenas de suministro globales. Esto llevó a muchas naciones a reconsiderar su dependencia de la fabricación extranjera, especialmente de China, y a buscar la diversificación o la repatriación de la producción industrial.
“La pandemia ha expuesto y exacerbado las desigualdades existentes, y ha demostrado la urgencia de abordarlas de manera efectiva” Noam Chomsky
Como ya señalamos, la pandemia aceleró la adopción de tecnologías digitales y la vigilancia.Esto ha planteado preguntas sobre la privacidad y el control gubernamental, especialmente en países que adoptaron aplicaciones de rastreo de contactos o vigilancia intensiva para controlar la propagación del virus.
La crisis evidenció la importancia de la cooperación internacional y las organizaciones multilaterales como la Organización Mundial de la Salud (OMS). Así mismo, reveló limitaciones y fallas en estos sistemas, lo que llevó a llamados para reformas y una mayor cooperación en cuestiones de salud global.
La crisis sanitaria tuvo, por ejemplo, un impacto en la Unión Europea. La pandemia puso a prueba la unidad de este organismo multinacional, especialmente durante las primeras etapas donde los países miembros adoptaron enfoques individuales para la gestión de la crisis, lo que derivó en importantes debates sobre la solidaridad europea y la coordinación política.
Es sabido que naciones como Corea del Sur y Taiwán manejaron eficazmente la pandemia, lo que les valió reconocimiento global y potencialmente un aumento en su influencia geopolítica. Por su parte, países en desarrollo enfrentaron desafíos desproporcionados debido a sistemas de salud más débiles y menos recursos para mitigar los efectos económicos, lo que podría aumentar la desigualdad global.
Sin la menor duda, la pandemia también ha afectado la seguridad global, con un enfoque en la seguridad sanitaria como parte integral de la seguridad nacional, y ha influido en las estrategias de defensa y seguridad de varios países.
“La pandemia ha exacerbado las vulnerabilidades de los refugiados y migrantes, haciendo más urgente que nunca abordar esta crisis humanitaria con solidaridad y compasión”Filipo Grandi (Alto Comisionado de la ONU para los refugiados)
Si ya de por sí el tema migratorio era complejo, la pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto significativo en los patrones de migración a nivel mundial. Hubo una disminución notable en los movimientos migratorios internacionales debido a las restricciones de viaje y el cierre de fronteras. Se observaron cambios en las rutas de migración. Las rutas migratorias habituales se vieron alteradas, lo que llevó a un aumento en el uso de rutas más peligrosas y menos reguladas.
La crisis económica que derivó de la crisis sanitaria afectó a los migrantes que dependen del trabajo en países extranjeros. Muchos perdieron sus empleos y medios de vida. Los campos de refugiados enfrentaron desafíos adicionales debido a la pandemia, incluyendo dificultades para mantener el distanciamiento social y acceso limitado a servicios médicos.
La pandemia provocó cambio en las políticas de migración. Algunos países endurecieron sus políticas migratorias, mientras que otros introdujeron medidas temporales para regularizar a los migrantes indocumentados, especialmente en sectores esenciales.
Este escenario se ha complicado aún más en razón de los conflictos bélicos provocados por la invasión rusa a Ucrania y por el enfrentamiento entre Israel y Hamás, que ha obligado a una movilización de los palestinos radicados en la zona de guerra (Gaza).
Al tiempo, la pandemia ha complicado la integración de los migrantes en las sociedades de acogida, debido a la recesión económica y las restricciones sociales. Hubo un aumento en el uso de tecnologías digitales para procesar solicitudes de migración y asilo, y para proporcionar servicios a los migrantes.¿Cuáles son las repercusiones a mediano y largo plazo? Es probable que los efectos de la pandemia en la migración tengan repercusiones a mediano y largo plazo, afectando los patrones de migración futuros y las políticas de los países.
“La pandemia ha desafiado la integridad de los procesos electorales. Es fundamental garantizar que estas crisis no se conviertan en una excusa para socavar las instituciones” Kofi Annan
Este año será particularmente activo en los que a procesos electorales se refiere, lo que conlleva polarización e incertidumbre, especialmente en naciones democráticas donde esos procesos conllevan un posible cambio o transición. El 46% de los más de 8 mil millones de habitantes del planeta serán convocados a manifestar en las urnas su voluntad ciudadana.
¿Ha tenido la crisis sanitaria algún impacto en la democracia y en los procesos electorales? La respuesta es afirmativa. La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto significativo en los procesos electorales y en la democracia en todo el mundo. La investigación sobre este tema revela que la pandemia y la democracia están estrechamente relacionadas. Diferentes estudios han examinado cómo la democracia ha afectado la pandemia y viceversa.
No omito señalar que existen limitaciones en estas investigaciones, ya que muchas se basan en comentarios, ensayos y documentos conceptuales, y no siempre se enfocan en hallazgos empíricos detallados. Además, los estudios excluyen algunas publicaciones que discuten temas relacionados con la democracia, pero no la asocian explícitamente con la pandemia.
No obstante, lo anterior lo que sí está claro es que en muchos países la gestión de la pandemia suscitó controversias, discrepancias derivadas de las estrategias que cada gobierno tomó en un escenario, hay que recordarlo, en donde no existían protocolos formales para atender una pandemia de la magnitud que enfrentamos. Las oposiciones sacaron provecho de los errores, de las imprecisiones y, sobre todo, del tamaño de las víctimas para enfilar sus baterías en contra de las autoridades.
Si queremos encontrar una explicación a los vaivenes en los procesos electorales de muchos países, de la llegada de grupos radicales de izquierda o derecha, la respuesta a la crisis sanitaria, efectiva o negativa, se convierte en un factor que puede ayudar a entender estas oscilaciones en el entramado político y, asimismo, explica la propuesta de políticas públicas con claros componentes ideológicos que responden a los resultados obtenidos a la hora de enfrentar a la pandemia.
“La inteligencia artificial es nuestra mayor amenaza existencial. Podría ser lo mejor, o lo peor, que le haya pasado a la humanidad” Elon Musk
Muchos nos preguntamos si la disruptiva y polémica aparición de la inteligencia artificial como un componente cotidiano lo mismo en lo educativo, que en lo laboral y en temas de atención a la salud, tiene algo que ver con la crisis sanitaria. La respuesta es, sí.Existe una relación entre la pandemia, la crisis económica, la recesión económica y el desarrollo de la inteligencia artificial (IA). Durante la pandemia, muchas empresas y sectores buscaron soluciones en la IA para enfrentar desafíos únicos, lo que aceleró su adopción y desarrollo.
La pandemia priorizó la automatización y la eficiencia. Durante la crisis sanitaria, la necesidad de operaciones remotas y sin contacto físico impulsó la automatización. La IA desempeñó un papel crucial en la facilitación de esta transición, desde chatbots hasta sistemas automatizados de gestión de la cadena de suministro.
La IA ha sido fundamental para analizar grandes volúmenes de datos, especialmente en el contexto de la salud y la economía durante la pandemia. Esto incluye desde el seguimiento de la propagación del virus hasta la predicción de tendencias del mercado.
De igual manera, la IA tuvo un papel destacado en la investigación y el desarrollo de vacunas y tratamientos para el COVID-19. También ayudó en la predicción de brotes y en la mejora de los sistemas de atención médica.
Sabemos que de la crisis sanitaria derivó una crisis económica, quizá la más grave que ha vivido el mundo desde el nacimiento del modelo capitalista de producción. En tiempos de recesión económica, las empresas buscan formas de reducir costos y aumentar la eficiencia. La IA ha ofrecido soluciones en áreas como la optimización de procesos, la reducción de la necesidad de mano de obra y la mejora de la experiencia del cliente.
Educación y trabajo tuvieron una transformación radical. Estudiar en casa, trabajar en casa. La IA ha facilitado la transición a la educación y el trabajo remotos, proporcionando herramientas para la comunicación, la gestión y la personalización del aprendizaje. La pandemia provocó cambios en el mercado laboral. La creciente adopción de la IA ha llevado a cambios en la demanda de habilidades laborales, con un mayor enfoque en la tecnología y la adaptabilidad. Esos cambios también han permeado en los centros educativos, especialmente en la educación terciaria que tiene que enfocar sus procesos formativos poniendo la vista no en el pasado sino en el futuro que se anticipó.
La pandemia y la crisis económica han acelerado la adopción y el desarrollo de la IA ofreciendo herramientas para manejar y adaptarse a estos desafíos globales. Sí, existe una relación entre la pandemia, la crisis económica, la recesión económica y el desarrollo de la inteligencia artificial (IA). La pandemia y la crisis económica han acelerado la adopción y el desarrollo de la IA, que ha ofrecido herramientas para manejar y adaptarse a estos desafíos globales.
En el actual contexto mundial, en un 2024 que pondrá a prueba las democracias por el calendario electoral que nos marca que 70 países realizaran procesos electivos, “las mayores tensiones geopolíticas en décadas y la irrupción de la inteligencia artificial, representan un test extraordinario para el modelo democrático”, como señala el especialista en temas de geopolítica, Andrea Rizzi (El País. 30 diciembre 2023)
El ensayista politólogo Giuliano de Empoli ve al poder político “inconsciente, sumiso y oportunista ante la revolución tecnológica”, así se lo planteó al mismo Andrea Rizzi, quien le preguntó si en este entorno “que presenta un impresionante calendario electoral”, ¿las redes sociales favorecen la polarización, sobre todo ahora que llega la inteligencia artificial? La respuesta del escritor de origen galo fue:
“Las fake news son solo la punta de iceberg. El problema real es que las plataformas, agradablemente, nos encierran en un mundo que confirma nuestras opiniones, nuestros prejuicios, nuestros deseos, y lo harán siempre mejor”, al tiempo que pondera el hecho de que la UE haya puesto en marcha una regulación del uso de la inteligencia artificial.
Por su parte, el historiador británico Niall Ferguson, al tiempo que anticipa que Rusia puede ganar la guerra con Ucrania y califica la política exterior de Joe Biden como un fiasco, “por su incapacidad de disuadir a los talibanes, a Putin y a Hamás de lanzar sus ataques, alerta del impacto de la IA sobre las capacidades cognitivas de los seres humanos.
La inteligencia artificial tendrá consecuencias no deseadas sobre nuestras capacidades cognitivas. Del mismo modo que Google va erosionando nuestra memoria, porque ya no tenemos que recordar las cosas, creo que los grandes modelos de lenguaje destruirán realmente nuestra forma de pensar, porque esencialmente construirán argumentos que suenan plausibles para nosotros. Y como somos muy perezosos como especie, la mayoría de la gente esencialmente dejará que lo haga la máquina y perderá la capacidad de hacerlo por sí misma”.
¿Qué pasará con los niños y niñas? “Si no los aislamos de los grandes modelos de lenguaje y nos aseguramos de que se eduquen sin ellos, no podremos enseñarles a pensar”
Los planteamientos anteriores deben movernos hacia la reflexión, ante este cambio disruptivo provocado por la Inteligencia Artificial. No es sólo la pérdida de empleos lo que nos debe preocupar, sin minimizar este solo hecho.
Lo evidente, es que la inteligencia artificial (IA) puede influir en los procesos cognitivos humanos de diversas maneras. Aunque no hay evidencia directa de que ella reduzca las capacidades de aprendizaje o interpretación de los seres humanos, sí puede alterar la manera en que interactuamos con la información y procesamos el conocimiento.
Se puede provocar una mayor dependencia de la IA para tareas cotidianas lo que puede llevar a una menor práctica de ciertas habilidades cognitivas, como la memoria o la resolución de problemas, ya que las máquinas realizan esas funciones por nosotros.
La IA nos permite acceder a grandes cantidades de información rápidamente, lo que podría abrumar nuestra capacidad de procesamiento y análisis crítico. Esta herramienta tecnológica puede personalizar la experiencia educativa, adaptándose a las necesidades individuales de aprendizaje, lo cual puede mejorar la comprensión y retención de conocimientos.
Esta demostrada la eficiencia del uso de la IA en áreas como el análisis de datos y la generación de contenido, puede cambiar la manera en que interpretamos la información, delegando algunas tareas de análisis a las máquinas.
Muchos especialistas en materia educativa han manifestado ya sus preocupaciones sobre cómo la interacción constante con dispositivos y sistemas basados en IA desde una edad temprana puede afectar el desarrollo cognitivo y social de los niños. La IA puede influir en nuestras decisiones proporcionando recomendaciones basadas en algoritmos, lo que podría limitar nuestro pensamiento crítico y la exposición a ideas divergentes
Lo evidente es que la IA tiene el potencial de afectar la forma en que aprendemos, procesamos información y tomamos decisiones. Los optimistas señalan que estos efectos dependen de cómo interactuamos con la tecnología y la forma en que la integramos en nuestras vidas.
“La efectividad de la ONU en tiempos de polarización depende de su capacidad para evolucionar y abordar
las nuevas realidades geopolíticas con estrategias renovadas y enfoques inclusivos” Madeleine Albright
Siguiendo con el tema de la pandemia y de la post-pandemia. Considero necesario hablar sobre el papel de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) frente a los retos derivados de esta crisis sanitaria. Este organismo ha desempeñado múltiples roles en respuesta a la pandemia de COVID-19, la crisis económica, el riesgo de recesión económica y la geopolítica internacional. La ONU, a través de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha sido clave en coordinar la respuesta global a la pandemia. Esto incluye la distribución de información crítica sobre el virus, directrices para la salud pública, y apoyo en el desarrollo y distribución de vacunas.
Este organismo multilateral, creado en 1945 con la finalidad de construir una ruta de paz y colaboración mundial luego de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), en el contexto de la pandemia y post-pandemia, ha abogado por medidas de estímulo económico y apoyo financiero para los países más afectados, con énfasis en proteger a los más vulnerables.
Existen muchas dudas fundadas sobre la operatividad de este organismo internacional las cuales siempre confluyen en la necesidad de una refundación que permita una participación más democrática que no constriña a su Consejo de Seguridad la toma de sus decisiones fundamentales, haciendo a un lado a su órgano superior, la Asamblea General, constituida por las 204 naciones que hoy son parte de este cuerpo multinacional.
No obstante, lo anterior, no podemos dejar de reconocer que durante y después de la contingencia sanitaria, la ONU ha continuado desempeñando su rol tradicional de mediador en conflictos internacionales y regionales, aunque su eficacia a veces ha sido cuestionada debido a divisiones entre los miembros permanentes del Consejo de Seguridad. La crisis global ha resaltado la necesidad de cooperación internacional, un principio fundamental de la ONU.
La efectividad de la ONU en estas áreas ha sido mixta, enfrentando elogios por su rol en algunas iniciativas, como la distribución de vacunas, y críticas en otras, como en la gestión de conflictos geopolíticos complejos. Su capacidad para responder eficazmente depende en gran medida del apoyo y la cooperación de sus Estados miembros.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ciertamente enfrenta desafíos significativos en el contexto de las crecientes tensiones geopolíticas y los conflictos internacionales. La necesidad de cambios estructurales depende de varios factores como laimperiosa necesita de evaluar su capacidad para manejar y resolver conflictos de manera efectiva. Esto podría implicar reexaminar y posiblemente reformar el Consejo de Seguridad, especialmente en lo que respecta al uso del veto por parte de los miembros permanentes.
La estructura actual de la ONU refleja en gran medida el orden mundial de la posguerra. Podría ser necesario revisarla para reflejar mejor la distribución actual del poder geopolítico y garantizar una representación más equitativa de todas las regiones del mundo. Además de los conflictos tradicionales, la ONU debe abordar problemas como el cambio climático, las pandemias, la migración y la ciberseguridad. Esto puede requerir del desarrollo de nuevos órganos o la reforma de los existentes.
La efectividad de la ONU depende también de su financiamiento y recursos. Asegurar una financiación adecuada y estable es crucial para acrecentar su capacidad de actuar de manera efectiva. En un mundo cada vez más interconectado, este organismo multinacional debe fomentar y facilitar una mayor cooperación internacional, no solo entre los estados, sino también con organizaciones no gubernamentales, el sector privado y la sociedad civil.
“La pandemia ha acelerado tendencias geopolíticas existentes, incluyendo la rivalidad entre grandes potencias. El mundo post-pandemia se enfrenta al reto de gestionar esta nueva realidad sin caer en conflictos destructivos”Fareed Zakaria
La comparación entre la actual tensión geopolítica, particularmente entre Estados Unidos y China, y la Guerra Fría es común, pero es importante entender las diferencias y similitudes para determinar si realmente estamos en un «nuevo periodo de guerra fría». Existen similitudes con la Guerra Fría (1945-1990) como la rivalidad bipolar. Al igual que la rivalidad entre Estados Unidos y la Unión Soviética definió la Guerra Fría, la actual tensión entre Estados Unidos y China está configurando una dinámica bipolar en la actual política mundial.
Hay una competencia en diversos frentes. La competencia actual no se limita a lo militar; incluye economía, tecnología, influencia política y soft power, similar a las ocurridas durante el período que abarca el fin de la Segunda Guerra Mundial y la desintegración de la URSS en 1990. Así como la Guerra Fría vio la formación de alianzas como la OTAN y el Pacto de Varsovia, las tensiones actuales también están llevando a la formación de nuevos bloques y alianzas.
Sin embargo, existen evidentes diferencias entre el escenario actual y lo ocurrido durante la llamadaGuerra Fría: 1) Interdependencia Económica. A diferencia de la relación entre Estados Unidos y la Unión Soviética, Estados Unidos y China están económicamente interconectados de manera profunda, lo que complica su rivalidad.
2) Globalización y Conectividad. El mundo actual es mucho más globalizado y conectado, lo que significa que las tensiones entre las grandes potencias tienen repercusiones más inmediatas y extendidas. 3) Ausencia de una División Ideológica Clara. Aunque existen diferencias ideológicas, no son tan absolutas como las que separaban a los Estados capitalistas de los comunistas durante la Guerra Fría. 4)Multipolaridad y Actores No Estatales. El mundo actual es más multipolar, con otros actores importantes como la Unión Europea, Rusia, India y otros. Además, los actores no estatales juegan un papel más significativo ahora.
En síntesis, si bien existen indiscutibles paralelismos con la Guerra Fría, la situación actual es única debido a la interdependencia económica, a la globalización, a la complejidad de las relaciones internacionales y a la naturaleza de las diferencias ideológicas. Por lo tanto, podría ser más adecuado considerarlo como un nuevo tipo de competencia geopolítica en lugar de una «nueva Guerra Fría». Una nueva etapa en la que lo más preocupante es que todas las guerras escalan en razón de que “cuando las armas arrinconan a la política, solo rige la espiral de la violencia” como hoy se observa en la lucha entre Rusia y Ucrania, y entre Israel y Hamás.