‘Pole Dance’, una rara e incómoda cinta

Magda, decidida a dejar atrás su relación con el mariachi Ernesto debido a su problema con el alcohol, se introduce en el mundo del pole dance mientras cuida a su hija. Durante este proceso, establece una asociación con Blanca, la propietaria del salón de belleza donde trabaja. A pesar de los intentos de reconciliación de Ernesto, Magda se involucra con un atractivo taxista, quien comienza a espiarla. La situación se torna violenta cuando el acoso de Jaime se intensifica.

La trama de Pole Dance oscila entre momentos con tintes telenovelescos y en ocasiones actúa como un panfleto de denuncia social. Aunque la película tiene un argumento potente, lamentablemente se ve mermada por un guion deficiente y una dirección débil, lo cual resulta sorprendente dada la reputación previa del reconocido trabajo de Maryse Sistach (Perfume de violetas). Las actuaciones carecen de naturalidad, y los diálogos son notoriamente pobres. Las risas forzadas y escenas incómodas que no contribuyen a la trama generan momentos de incomodidad, incluso llegando a causar rechazo.

El libreto presenta incoherencias notables al abordar las “soluciones” legales disponibles para la protagonista. A pesar de contar con abundantes pruebas, como audios y fotos en su celular, que podrían respaldar una denuncia, la película opta por una dirección narrativa donde la protagonista decide no tomar medidas legales. Esta decisión resulta desconcertante y resta coherencia a la trama, dejando al espectador cuestionando las motivaciones de la protagonista y debilitando la lógica interna de la historia.

En un aspecto positivo, el filme destaca en su tratamiento del personaje de Ernesto. Aunque en algunos momentos se le presenta como una víctima, la película no pasa por alto sus tintes machistas. A pesar de no recurrir a la violencia física contra Magda, se evidencia su actitud machista en determinadas situaciones, contribuyendo a una representación más compleja y matizada del personaje. Este enfoque en la dualidad del personaje de Ernesto agrega profundidad a la narrativa y ofrece una perspectiva más completa de la dinámica de poder en la relación central de la película.

La fotografía también presenta incongruencias, con tomas, movimientos de cámara y encuadres que parecen fuera de lugar y no aportan a la narrativa. Aunque algunas secuencias, como las de Magda en el tubo, se destacan como puntos de inflexión visualmente atractivos, el título Pole Dance parece no recibir la atención adecuada, ya que la película se enfoca más en la relación con el mariachi y las canciones melancólicas que en explorar la conexión del pole dance con la experiencia femenina de Magda.

El desenlace de la película se siente apresurado y desconcertante, dejando a la audiencia con una sensación de desconcierto. Más que sentirse como un punto climático y dramático, como estoy seguro tuvieron pensado los realizadores, parece comedia involuntaria.

En última instancia, es una cinta rara. Importante y con una premisa poderosa, pero el tratamiento y desarrollo de la misma fueron los clavos que cavaron el ataúd.

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