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Una investigación, liderada por Chad Greene del Jet Propulsion Laboratory (JPL) en California, ofrece una visión detallada y preocupante del retroceso en los bordes de la capa de hielo de Groenlandia desde 1985 hasta 2022.
Utilizando imágenes satelitales para establecer 236,328 posiciones de extremos glaciares, el equipo calculó que la capa de hielo perdió una media de 218 km² cada año desde enero de 2000.
El estudio destaca la importancia de considerar las implicaciones a largo plazo. Además, señala que la pérdida de hielo podría afectar la circulación oceánica y, por ende, la distribución global de energía térmica.
El trabajo de Greene y su equipo destaca la complejidad de evaluar con precisión la pérdida de masa en la capa de hielo de Groenlandia. Utilizando imágenes satelitales, cuantificaron la extensión del parto y los cambios en los bordes de la capa de hielo, llegando a la sorprendente conclusión de que las estimaciones consensuadas actuales subestiman la pérdida de masa reciente en hasta un 20%.
Chad Greene, del Jet Propulsion Laboratory (JPL) en California, lideró el equipo que utilizó imágenes satelitales para establecer posiciones glaciares y cuantificar la extensión del parto y los cambios en los bordes de la capa de hielo. Calculan que Groenlandia perdió 5.091 km² de hielo en las últimas cuatro décadas, subestimando las estimaciones consensuadas hasta un 20%.
Consecuencias en la circulación oceánica
La entrada de agua dulce adicional al océano, aunque no aumenta directamente el nivel del mar, puede tener impactos significativos en la circulación oceánica. Estudios recientes sugieren que los cambios en la salinidad del Océano Atlántico Norte debido al deshielo podrían debilitar la circulación meridional del Atlántico, parte de la «cinta transportadora» mundial de corrientes. Esto podría influir en patrones meteorológicos globales y afectar a los ecosistemas marinos.
El estudio también revela que la variabilidad estacional de algunos glaciares puede ser un indicador del retroceso a largo plazo. Aquellos glaciares que experimentaron la mayor diferencia entre el crecimiento invernal y el retroceso estival en un solo año fueron los mismos que más retrocedieron entre 1985 y 2022. Esta conexión sugiere que la variabilidad estacional podría proporcionar información valiosa sobre la evolución a largo plazo de los glaciares.
El retroceso de las capas de hielo no es exclusivo de Groenlandia, ya que las capas de hielo en todo el mundo han experimentado disminuciones en las últimas décadas. Groenlandia, en particular, ha experimentado un período de pérdida acelerada de masa desde la década de 1990.
Investigaciones previas, como un estudio internacional liderado por el Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia (CNRS), han destacado la rápida pérdida de volumen en las plataformas de hielo polar de Groenlandia, con algunas de ellas colapsando por completo desde el 2000.
