Para evitar que la alta demanda mundial de vainilla provoque un impacto negativo en las especies y poblaciones de esta orquídea que se usa como saborizante y aromatizante, en México el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas y Forestales (INIFAP) tiene en marcha una estrategia de protección de recursos genéticos de este vegetal, por medio de la conservación y preservación de sus tejidos. De esta manera se protege la diversidad genética de esa especie.
La vainilla (Vanilla planifolia) es una especie de planta de origen mesoamericano, del género de las orquídeas. Suele crecer trepada en los árboles. Se estima que existen al menos 100 variedades de Vanilla planifolia y sólo una se cultiva para su aprovechamiento productivo la de vainas endulzantes y aromáticas.
Esta variedad es altamente demandada en la agroindustria, en particular la de dulces, repostería, refresquera, perfumería y heladera, de ahí que es importante su conservación como recurso genético, como estableció ayer un reporte de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.
PROTOCOLOS DE CRECIMIENTO
En el Centro Nacional de Recursos Genéticos, de INIFAP, ubicado en Jalisco, un equipo de investigadores realiza protocolos de crecimiento mínimo in vitro de la vainilla, lo cual consiste en llevar lentamente el desarrollo del material vegetal para ampliar el tiempo de trasplante del tejido y plántulas de un envase a otro y así manipular lo menos posible las muestras para evitar pérdidas por contaminación, ya que posteriormente se conservará en un medio aséptico.
Los trabajos descritos se realizan en el Laboratorio Agrícola-Forestal sección cultivo in vitro y crioconservación de tejido vegetal.
La Secretaría de Agricultura explicó que la crioconservación permite preservar tejido vegetal en nitrógeno líquido, con una temperatura de -196 grados Celsius, para detener el metabolismo celular sin afectar la vitalidad de las células. De esta manera se puede salvaguardar el material vegetal uno, diez o hasta 100 años.
Actualmente se trabaja con material vegetal proveniente del Campo Experimental Cotaxtla del INIFAP, donde se preservan diferentes especies de vainilla con la finalidad de resguardar material para realizar investigaciones más profundas sobre esta variedad.
Este esfuerzo técnico-científico va más allá del laboratorio y tiene impacto económico, cultural, ecológico y social. En el año 2022 se reportaron cosechas de 515 toneladas anuales de vainilla, de acuerdo con cifras del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP). Esta cosecha sitúa a México como el tercer productor mundial, sólo por debajo de Madagascar e Indonesia.
Estudios publicados en 2020 por el Colegio de Posgraduados, afirman que la vainilla es uno de los aromáticos más demandados en la industria culinaria y refresquera, y que entre los cultivos lícitos es de los más rentables, solo después del azafrán.
Un análisis más detallado sobre las regiones de México en las que la vainilla se produce más, indica que Veracruz se colocó como el estado con la mayor producción, al contabilizar 400 toneladas, y aportó 77.6 por ciento a nivel nacional. Le siguieron Puebla, Oaxaca y San Luis Potosí, con 62, 44 y siete toneladas, respectivamente.
Actualmente se satisface el 100 por ciento de la demanda de vainilla en el interior de México, pero el consumo internacional de este producto aumentó un 30 por ciento entre 2010 y 2020 y su demanda sigue en incremento. La mayor parte de las exportaciones mexicanas viajan hacia Estados Unidos, pero también se exporta desde este país a Francia, Filipinas, Alemania, Reino Unido, Bélgica, República Mauricio, Canadá, India e Italia.
De acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Vanilla planifolia es una planta originaria del territorio mexicano y fue usada por los aztecas para aromatizar templos y preparar bebidas exclusivas de guerreros y las clases sociales más altas.
Con la llegada de los españoles, fue llevada a regiones del continente africano y asiático como Madagascar e Indonesia, que son las actuales potencias en producción a nivel mundial.
La vainilla de Papantla tiene denominación de origen
Desde hace más de una década, el Estado mexicano reconoció la vainilla producida en Papantla, Veracruz, como denominación de origen protegida por su singular sabor y calidad. En forma paralela, el gobierno mexicano ha obtenido el reconocimiento de esa denominación de origen, tanto en el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Centroamérica, como en el TLC con Panamá y también bajo el Arreglo de Lisboa que se ocupa de reconocer y proteger las denominaciones de origen y su registro internacional. No toda la vainilla producida en México goza de la protección por denominación de origen, sólo la producida en Papantla, Veracruz.