En los dos últimos años del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, México no solo frenó sino que redujo la generación de energía limpia en materia eólica y solar fotovoltaica lo que traerá consecuencias negativas para la transición energética del país así como la provisión de energía confiable y a precios competitivos que detone el crecimiento y la inversión de nuestra nación.
México registraba un crecimiento sostenido en materia de energía limpia desde el 2016, pero a partir del 2021 la generación mediante ambos tipos de tecnología se redujo lo cual pone en entredicho el cumplimiento de las metas de México para mitigar el cambio climático.
La energía eólica disminuyó (-)3.6% (pasó de 21.1 a 20.3 TWh), en tanto que la solar fotovoltaica se redujo (-)4.6% (pasó de 17.1 a 16.3 TWh), de acuerdo a un análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO)
En 2022, la electricidad generada con baja huella de carbono representó 26.1% del total, 1.4 puntos porcentuales menor a la proporción observada en 2021 (27.5%).
Además, la cifra está prácticamente nueve puntos porcentuales por debajo de la meta establecida en la legislación nacional y en el Acuerdo de París, que estipula un 35% de generación eléctrica mediante tecnologías limpias para 2024.
Alertó que de no acelerar el despliegue de energías bajas en emisiones, el país se convertirá en uno menos competitivo, particularmente en un contexto en el que ofrecer energía limpia es tan importante como la confiabilidad del sistema eléctrico o los precios de la energía.
Dijo que el crecimiento de la generación a partir de hidroeléctricas no es una buena noticia en términos de la transición energética. Si bien contribuyen al cumplimiento de las metas de generación de energía limpia, las hidroeléctricas tienen un impacto negativo en términos de la disponibilidad de agua en el país.
Además,–agregó– la energía generada debería utilizarse como reserva y despacharse en momentos de alta demanda.
Los datos oficiales revelan que, a pesar de un crecimiento sostenido entre 2017 y 2021, entre 2021 y 2022 se redujo la generación limpia en México debido, en parte, a la caída de la generación eólica y solar durante este periodo.
Esto tiene implicaciones negativas para la transición energética del país, así como la provisión de energía confiable y a precios competitivos que detone el crecimiento y la inversión.
De acuerdo con datos del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), en los últimos seis años la generación de energía eléctrica en México creció 10.3%, al pasar de 302.8 terawatts-hora (TWh) en 2017 a 333.8 TWh en 2022.
Este crecimiento se atribuye casi en su totalidad al incremento en la generación de electricidad mediante tecnologías limpias.
Entre 2017 y 2022 , la energía limpia se incrementó 48.4% al pasar de 58.7 a 87.2 TWh, en tanto que la energía generada a partir de combustibles fósiles creció 1.1% (pasó de 244.0 a 246.6 TWh).
No obstante, entre 2021 y 2022 la generación de energía limpia en el país se redujo (-)1.8% al pasar de 88.8 a 87.2 TWh, lo cual se atribuye –parcialmente– a la caída de la generación de energía eólica y solar fotovoltaica. Estas tuvieron disminuciones de (-)3.6% y (-)4.6%, respectivamente.
El documento del IMCO detalla que la energía generada en centrales térmicas convencionales registró la mayor caída (en términos absolutos y relativos) de entre los 11 tipos de tecnologías que reportó el Cenace.
Entre 2017 y 2022, se redujo (-)52.2% al pasar de 44.0 a 21.0 TWh. En ese mismo sentido, la energía carboeléctrica presentó una reducción del (-)50.5% y la energía generada mediante combustión interna cayó (-)20.9%.
Dijo que la disminución de la generación mediante estos tres tipos de tecnologías (térmica convencional, carboeléctrica y combustión interna) se atribuye principalmente a la creciente disponibilidad de centrales más limpias, eficientes y baratas como resultado de las subastas de largo plazo y el desarrollo del MEM.
Esto a pesar de la creciente incertidumbre sobre la política pública en materia energética del Gobierno Federal y su discurso negativo en torno a la confiabilidad de las fuentes de energía con baja huella de carbono.