Julian Assange hace un último intento para evitar extradición

El equipo jurídico de Julian Assange volvió este martes al Tribunal Superior en Londres para luchar por lo que podría convertirse en su último intento de evitar la extradición a Estados Unidos, donde se enfrentaría a la cadena perpetua si es condenado por cargos de espionaje.

Tras años de lucha, al fundador de WikiLeaks, de 52 años, solo le queda la vía legal de la justicia británica, y ahora únicamente dos jueces del Tribunal Superior del Reino Unido se interponen entre él y un posible traslado al otro lado del Atlántico.

La audiencia, de dos días de duración, examinará si se debe conceder al asediado australiano permiso para apelar la decisión de extradición de 2022 adoptada por la exministra del Interior británica Priti Patel. Si la decisión del tribunal es contraria a Assange, deberá ser extraditado en un plazo de 28 días. Sin embargo, se espera que su equipo jurídico solicite al Tribunal Europeo de Derechos Humanos que intervenga para paralizar la extradición mediante una orden con arreglo a la regla 39.

Assange es reclamado por la Justicia estadounidense por 18 cargos penales relacionados con la difusión por parte de su organización de material clasificado y cables diplomáticos en 2010 y 2011.

Cada uno de esos cargos conlleva una pena potencial de 10 años, lo que significa que, de ser declarado culpable, Assange podría ser condenado a hasta 175 años de prisión.

La audiencia de este martes es la última etapa de un enrevesado proceso que dejó a Assange encarcelado en Belmarsh, una prisión de alta seguridad en el sureste de la capital británica, años después de un indigno desalojo de la embajada ecuatoriana en Londres.

Assange creó su sitio web WikiLeaks en 2006 para desafiar las estructuras de poder de Occidente y defender los derechos humanos.

Pero su autodenominada búsqueda de «transparencia y verdad radicales», combinada con una personalidad polarizante, lo transformaron en los años siguientes en un personaje notorio, ganándose defensores y detractores a partes iguales.

La batalla de Assange comenzó en 2010, cuando la entonces poco conocida WikiLeaks empezó a publicar enormes cantidades de documentos clasificados relacionados con las guerras de Iraq y Afganistán. A partir de abril, el sitio web publicó un video en el que se veía cómo un helicóptero militar estadounidense disparaba y mataba a dos periodistas y a varios civiles iraquíes en 2007. Varios meses después, reveló más de 90.000 documentos clasificados de la guerra de Afganistán, que se remontan a 2004.

En 2012, Assange solicitó asilo político en la embajada de Ecuador, en el oeste de Londres. Allí permaneció casi siete años hasta que la Policía Metropolitana entró en su refugio, en 2019, en cumplimiento de una orden de extradición del Departamento de Justicia de EE.UU. Los agentes británicos se trasladaron allí después de que Ecuador le retirara el asilo e invitara a las autoridades a entrar en la embajada, alegando el comportamiento inadecuado de Assange.

Estados Unidos quiere que Assange sea llevado a su país, donde se enfrenta a una acusación de 18 cargos dictada por el Distrito Este de Virginia. En ella se alega que el fundador de WikiLeaks solicitó activamente información clasificada, presionando a la exanalista de inteligencia del Ejército Chelsea Manning para que obtuviera miles de páginas de material clasificado y facilitando a Assange cables diplomáticos del Departamento de Estado, informes de actividades significativas relacionadas con la guerra de Iraq e información relacionada con los detenidos en Guantánamo.

Dos años después, un juez británico rechazó la petición estadounidense alegando que tal medida sería «opresiva» en razón de su salud mental. EE.UU. siguió insistiendo en la extradición de Assange y logró revocar la decisión del juez meses después, tras ofrecer nuevas garantías sobre el trato que Assange recibiría en Estados Unidos.
¿Qué pide ahora su equipo legal?

En la audiencia de este martes, se esperaba que el equipo de Assange afirmara que está siendo extraditado por razones políticas y que su entrega a Estados Unidos viola el Convenio Europeo de Derechos Humanos.

Assange no asistió a la audiencia porque no se encuentra bien, dijo su abogado Edward Fitzgerald al tribunal, informó la agencia de noticias británica PA Media.

Fitzgerald dijo al tribunal que Assange «está siendo procesado por participar en la práctica periodística ordinaria de obtener y publicar información clasificada, información que es a la vez verdadera y de evidente e importante interés público».

Antes de la audiencia, la esposa de Assange, Stella, describió la situación de su marido como «extremadamente grave».

Hablando con periodistas en una reunión organizada por la Asociación de la Prensa Extranjera el jueves, añadió: «Es la audiencia final. Si no va a favor de Julian, no hay posibilidad de apelar ante el Tribunal Supremo ni en ningún otro lugar de esta jurisdicción».

«Me preocupa mucho cómo está. Físicamente, envejeció prematuramente», dijo a CNN. «Está medicado. Como saben, en octubre de 2021 tuvo un microictus y tiene todo tipo de problemas de salud por haber estado cinco años en una celda de tres por dos metros. Está allí más de 22 horas al día. Está aislado, incluso si se pasea de un lado a otro de la celda, no se puede hacer mucho».

También hizo hincapié en su preocupación por el bienestar de Assange y dijo que teme que, si es extraditado, podría quitarse la vida. «Su salud está en declive, mental y físicamente. Su vida corre peligro cada día que pasa en prisión. Si lo extraditan, morirá».

¿Por qué es controvertida su extradición?

Los partidarios de Assange y los grupos de derechos humanos llevan tiempo expresando su preocupación por la acusación de Estados Unidos, afirmando que si se permite que la orden de extradición siga adelante podría tener un efecto radical en el periodismo.

«El riesgo para los editores y periodistas de investigación de todo el mundo pende de un hilo. Si Julian Assange es enviado a Estados Unidos y procesado allí, las libertades de los medios de comunicación de todo el mundo también estarán a prueba», dijo Julia Hall, experta de Amnistía Internacional en lucha contra el terrorismo y justicia penal en Europa, en un comunicado.

Rebecca Vincent, directora de Campañas Internacionales de Reporteros sin Fronteras, comentó que su caso tiene «implicaciones alarmantes para el periodismo y la libertad de prensa».

«No es para menos, ya que sería el primer editor juzgado en virtud de la Ley de Espionaje de Estados Unidos, que carece de una defensa de interés público», declaró Vincent durante una conferencia de prensa el pasado jueves. «Esto significa que este precedente podría aplicarse a cualquier otro que publique historias basadas en documentos clasificados, por lo que podría afectar a cualquier periodista –a cualquier medio de comunicación convencional– en cualquier parte del mundo».

Nick Vamos, jefe de Delitos Empresariales del bufete de abogados Peters & Peters y exjefe de Extradición de la Fiscalía de la Corona del Reino Unido, dijo a CNN que era «poco probable» que el tribunal tomara una decisión de inmediato.

«Es una audiencia de dos días y obviamente eso refleja el número de cuestiones que la defensa pretendía plantear», explicó. Vamos añadió que los jueces «serán conscientes de que mucha gente está prestando atención» al caso de Assange y probablemente se tomarán algún tiempo para considerar los argumentos presentados.

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