El gobierno israelí no considera suficiente el castigo contra la población palestina en Gaza, a la que ataca sin piedad desde el atentado terrorista de Hamás en el sur de Israel del 7 de octubre del año pasado, y piensa seguir con la guerra por lo menos hasta finales de año.
Más de siete meses después de que el primer ministro Benjamín Netanyahu declarase la guerra a Gaza, con más de 36 mil muertos de los que más de 15 mil son niños, el asesor de seguridad nacional israelí, Tzachi Hanegbi, anunció este miércoles que las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF, en inglés) necesitarán, por lo menos, otros siete meses más de guerra, tiempo en el que espera haber abatido a todos los dirigentes y milicianos de Hamás, así como su capacidad militar y sus lazos para recibir contrabando de armas desde el exterior.
«Tenemos otros siete meses de lucha para lograr lo que definimos como ‘la destrucción de las capacidades gubernamentales y militares de Hamás'», dijo Hanegbi en una entrevista en la que no contempló qué va a pasar con la aterrorizada población gazatí, que no sabe ya dónde refugiarse de las bombas, ni siquiera en las “zonas segura” que declaró el propio gobierno israelí, como el campamento bombardea, en el que murieron quemados medio centenar de refugiados.
Masacre con bombas bombas estadounidenses
Precisamente este miércoles, “The New York Times” y CNN informaron que las bombas utilizadas en el ataque israelí que mató el domingo a 45 refugiados en el campo para desplazados cerca de Rafah fueron fabricadas en Estados Unidos, según expertos y análisis realizados por varios medios estadounidenses sobre el incidente.
Según el “Times”, «los restos de munición filmados en el lugar del ataque al día siguiente eran de una GBU-39, una bomba diseñada y fabricada en Estados Unidos».
La CNN, por su parte, confirmó la investigación del diario al compartir un video en las redes sociales en el que se ve la cola de una bomba de pequeño diámetro GBU-39.
Los fragmentos de munición, filmados por Alam Sadeq, un periodista palestino, también están marcados por una serie de números que comienzan con “81873”. Este es el código de identificación único asignado por el gobierno de Estados Unidos a Woodward, un fabricante aeroespacial con sede en Colorado que suministra piezas para bombas, incluida la GBU-39, insiste el rotativo.
La GBU-39 es una munición de alta precisión «diseñada para atacar objetivos puntuales estratégicamente importantes», dijo a CNN el experto en armas explosivas Chris Cobb-Smith. Sin embargo, dijo, “el uso de cualquier munición, incluso de este tamaño, siempre implicará riesgos en un área densamente poblada”.
En declaraciones a la prensa, John Kirby, uno de los portavoces de la Casa Blanca, rechazó este miércoles confirmar si Israel usó una bomba GBU-39 de fabricación estadounidense para el ataque y afirmó que el Ejército israelí es el único que puede dar detalles concretos sobre sus operaciones.
«Operación limitada»: Pentágono
Por su parte, el Pentágono calificó de «horrible» el ataque sobre un campo de desplazados, pero defendió que la operación de las Fuerzas de Defensa de Israel en Rafah no han superado la “línea roja” que puso el presidente Joe Biden para frenar el envío de armas a sus aliados israelíes.
«Todavía pensamos que es una operación limitada», dijo en una conferencia de prensa la portavoz adjunta del Pentágono, Sabrina Singh.