La reciente instalación de una estatua de Poseidón en las aguas de Progreso ha generado una fuerte polémica entre los residentes locales, quienes afirman que la presencia del dios griego del mar ha enfurecido a Chaac, el dios maya de la lluvia. Esta controversia se ha intensificado mientras los yucatecos lidian con los estragos de la tormenta Beryl.
La estatua de Poseidón ha atraído a numerosos turistas y curiosos, desafiando las advertencias y supersticiones locales. Algunos residentes creen que la estatua podría haber provocado la tormenta, avivando el mito de que la furia de Chaac ha sido desatada por este «intruso» griego.
La situación ha llevado a algunos grupos locales a amenazar con destruir la estatua para apaciguar a Chaac y restaurar la paz en la región. También se han sugerido rituales antiguos para calmar al dios maya y prevenir futuros desastres naturales.