El narcotraficante sinaloense Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los fundadores del Cártel de Sinaloa y capturado el pasado jueves en El Paso, Texas por la DEA y el FBI, y quien a lo largo de sus 50 años de capo de la droga no había pisado la cárcel, se enfrenta a 17 delitos reunidos en cuatro casos judiciales en tribunales de Estados Unidos, cuyas sentencias lo tienen a un paso de pasar cadena perpetua.
De acuerdo con documentos que se encuentran en tribunales de Texas, Nueva York, el Distrito de Columbia y California, “El Mayo” enfrenta delitos como liderar un grupo criminal dedicado al tráfico de fentanilo, cocaína, lavado de dinero, secuestros y asesinatos, por lo que sumados estos delitos, a otros más el resultado sería la prisión de por vida para este capo de la droga.
Agencias internacionales destacan que en Texas, Ismael “El Mayo” Zambada está clasificado como uno de los 24 jefes del narcotráfico acusados en 2012 por 38 delitos.
La Fiscalía acusa a Zambada y a Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien cumple cadena perpetua en una prisión de Estados Unidos, por dirigir el Cártel de Sinaloa, de tráfico de drogas en territorio estadounidense.
La acusación lo señala como “responsable” de la “importación y distribución de miles de kilos de cocaína y marihuana” hacia Estados Unidos entre el 2000 y el 2012 a través de varias rutas de transporte que incluían el puente internacional entre Ciudad Juárez, Chihuahua y El Paso, Texas.
También responsabiliza a Zambada y al Chapo como los autores intelectuales del asesinato en 2009 del traficante estadounidense Sergio Saucedo, a quien habrían secuestrado en Texas y trasladado a México, donde lo mutilaron por haber perdido un cargamento de mariguana.
Asimismo, a “El Mayo” la fiscalía actualizó en febrero pasado una acusación en su contra en un tribunal del Distrito Este de Nueva York, donde está imputado de 17 delitos por tráfico de drogas.
La Justicia estadounidense lo acusa de liderar el Cártel de Sinaloa, organización a través de la que ha traficado con varias toneladas de cocaína, heroína, metanfetaminas y marihuana, y haber ganado miles de millones de dólares con este negocio.
Es, además, el único caso en su contra que incluye un nuevo cargo que el Departamento de Justicia está destacando por su impacto: el tráfico de fentanilo, un potente opioide sintético que ha generado una grave crisis de muertes por sobredosis en Estados Unidos y que se ha convertido en el centro de la política antidrogas de las autoridades.
También se le acusa de haber contratado a sicarios que han cometido “centenares de actos violentos” para fortalecer su poder dentro de la organización y castigar deslealtades y fracasos.
Por otra parte, en 2002, Ismael Zambada fue acusado de un delito de tráfico de drogas en un tribunal del Distrito de Columbia junto a uno de sus hijos, Vicente Zambada Niebla, conocido como el Vicentillo, y su antigua mano derecha, Javier Torres Félix.
Desde 1992, según el informe firmado por el fiscal Patrick Hearn, los imputados habrían conspirado para importar “cinco kilogramos o más de una mezcla que contiene cocaína” y “fabricar y distribuir cinco kilogramos o más” de dicha mezcla “con la intención y a sabiendas” que se distribuiría ilegalmente en Estados Unidos.
El escrito también menciona violaciones a la ley por complicidad y decomiso y narra la colaboración entre el Cártel de Sinaloa y narcotraficantes colombianos que proporcionó toneladas de cocaína en barco a los traficantes mexicanos hasta finales de 1997.
En tanto, en California, desde 2014 está acusado de cuatro cargos en un tribunal de California junto a dos de sus hijos: Ismael Zambada Sicairos, conocido como el Mayito Flaco, quien nunca ha sido arrestado, e Ismael Zambada Imperial, conocido como El Mayito Gordo, quien fue extraditado a Estados Unidos en 2019 y liberado en 2022.
Desde 2005, el Mayo “participó deliberadamente en una empresa criminal para violar” las leyes contra el tráfico de drogas, según apuntó en su escrito la entonces fiscal Laura Duffy.
El cofundador del Cártel de Sinaloa habría conspirado para traficar o distribuir en Estados Unidos más de 150 kilos de cocaína, más de 100 kilos de marihuana, más de un kilo de heroína y más de 500 gramos de metanfetaminas.