VOZ JOVEN QUE IMPULSA EL CAMBIO SOCIAL

ENTREVISTA

Lic. María Fernanda Cámara Morales

Con una amplia trayectoria como ponente de proyectos comunitarios en espacios internacionales, la abogada tabasqueña convoca a más personas como ella para aprovechar estos foros de alto nivel, para expresar ideas que mejoren la calidad de vida de las personas.

Rosa Elena Cortés/Villahermosa

Llevar voces jóvenes y diversas a espacios internacionales, para impulsar cambios significativos que mejoren sus entornos, es una acción urgente a la que convoca la abogada tabasqueña María Fernanda Cámara Morales, activista y delegada juvenil para la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Con una experiencia de más de 10 años en gestión de proyectos a nivel mundial, de género, derechos humanos y cambio climático, pese a su corta edad (25 años), está convencida de que estos foros deben ser aprovechados por gente joven procedente de comunidades como las que existen en Tabasco, una entidad que reconoce con historia y cultura, pero también con necesidades.

En una plática con Novedades de Tabasco, relata parte de sus alcances como activista en espacios de muy alto nivel, como el más reciente organizado por la Unión Europea, el Gobierno de España y la Fundación Carolina –la más importante de la sociedad civil de ese país-, que considera oportunidades formativas pero más específicamente como una forma de incidir y generar cambios positivos.

¿En qué consisten estas experiencias en foros tan importantes?

Las experiencias que he tenido a nivel internacional son con incidencia en temas de género, cambio climático, Agenda 2030 y todo lo que tiene que ver con los objetivos de desarrollo sostenible. Específicamente el objetivo 5, que es Género, el 13 que es Acción Climática y el 16 que es Construcción de Paz. Eso es lo que abordo; estas oportunidades internacionales son siempre organizadas por instituciones de muy alto nivel, como en el caso de la más reciente, en Europa, que fue organizada por la Unión Europea, el Gobierno de España y la Fundación Carolina. Y todas las demás a cargo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Son espacios formativos, pero específicamente espacios de incidencia. Son para que si tú como joven tienes un proyecto que puede impactar a la sociedad, generar un cambio positivo, tengas la oportunidad de ir a exponérselo a la gente que toma las grandes decisiones a nivel mundial.

¿Qué proyectos has llevado a estos espacios?

Yo llevo más o menos 8 o 9 años dedicándome a la gestión de proyectos a profundidad, prácticamente tiempo completo. Un proyecto, que tiene que ver con Tabasco, lo llevé a Egipto a la Conferencia de las Partes número 27 (COP27), que es el evento de la ONU más importante en cambio climático cada año.

Es un proyecto de investigación documental que se llama Sostenibilidad ignorada, que lo que busca es retratar cómo las comunidades rurales viven situaciones de adaptabilidad ambiental muchísimo mejor que las ciudades, porque la misma situación de desigualdad te obliga a vivir de esta manera.

Otro proyecto que igual se desarrolló en Tabasco, son las ‘Jornadas de Derechos Humanos que buscan impulsar el desarrollo sostenible y los objetivos de la Agenda 2030 en las primarias y secundarias, a través de capacitaciones dinámicas a niñas, niños y adolescentes. Busca ir de lo macro, de lo internacional, a lo micro, que son las familias, que ellos puedan replicar esas acciones desde las casas.Porque yo soy creyente de que no se necesita tener un gran espacio de incidencia. Con incidir en dos cabezas ya eres un incidente, ya eres un activista.

Otro proyecto es enfocado a mujeres adolescentes. Tiene que ver más con género, y trata de alertar sobre la violencia digital, explicarles a ellas, sobre todo en zonas de alta vulnerabilidad, qué es la ‘Ley Olimpiay cómo pueden proceder ante la violencia digital.

En los últimos cuatro años he coordinado Latinas por el Clima. Es una organización para todo América Latina y el Caribe de mujeres jóvenes que buscamos incidir desde la perspectiva ecofeminista y tenemos alta incidencia en espacios de creación de proyectos como lo son los campamentos de justicia ecofeminista, incluso, vamos a lanzar como colaboradoras de Greenpeace y Roots, uno en enero del 2025. Entonces este es un espacio que igual busca incidir en cómo las mujeres jóvenes participamos en la acción climática.

¿Cómo han repercutido estos proyectos en las personas y en las comunidades?

Por ejemplo, la finalidad del documental era replicarlo en espacios internacionales.

Hoy en día tenemos mucha incidencia en temas de adaptabilidad. Próximamente viajaré a Tanzania para replicar esta misma actividad en comunidades allá en África. Lo que yo quería demostrar es que las comunidades rurales nos pueden enseñar más de lo que las ciudades a las comunidades rurales. Se cree que las ciudades, por ser eje de desarrollo, tienen muchísimo más potencial y la verdad es que no.Vivimos en ciudades que están sobrepasadas, no tienen espacio para más gente, no tienen espacio para más carros. Entonces, desde la ruralidad se genera una mejor calidad de vida en esos temas pequeños.

En el caso de las jornadas de derechos, hemos podido impactar en la vida de muchos jóvenes.

Género, cambio climático, derechos humanos. ¿Por qué es importante ver todos estos temas integrados?

Hay dos conceptos que a mí me gusta utilizar mucho. El primero es el de la transversalidad, que es esta idea de que todos los problemas están interconectados. No podemos hablar de igualdad de género si no hablamos del derecho humano a la igualdad. No podemos hablar de cambio climático si no hablamos del derecho humano a un medio ambiente sano, pero tampoco podemos hablar de igualdad de género si no hablamos de cambio climático, porque el 97 por ciento de los refugiados climáticos son mujeres y niñas.

Entonces hay una relación. Por ejemplo, la falta de agua afecta a toda la población en general, pero afecta más a las mujeres cuando están en su periodo, porque no tienen acceso a una higiene correcta.

Hay que hablar de transversalidad porque todos los problemas están interconectados desde el punto en el que los veas. Entonces la solución no puede ser dispersa, no puede ser aislada.

El otro concepto es el de la interseccionalidad, que se refieren hablar de los problemas con una lupa más amplia para ver cómo pueden afectar a un solo individuo dependiendo de su situación. Por ejemplo, no afecta igual la desigualdad de género a una mujer que vive en la ciudad, que a una mujer que vive en el campo, o a una mujer migrante. Son contextos distintos. Entonces, como todos los problemas están interconectados, pero afectan a las personas en niveles diferentes, para poder llegar a una posible solución tienes que entender la interseccionalidad dependiendo de la lupa de cada persona.

¿De dónde surge ese activismo que te ha llevado ya por buena parte del mundo?

Yo siento que nací feminista, porque no me puedo recordar en un solo momento de mi vida sin haber pensado de esta forma. Siempre se me tachó de intensa porque hablaba mucho en mis clases y siempre opinaba diferente a todos, pero si lo hace un niño, ese niño es súper pilas y ese niño va a ser presidente y ya se le ve y va a ser diputado a los 25. Ante esa manera de encasillarnos yo siempre supe que quería accionar desde muy pequeña. Siempre hice proyectos comunitarios, siempre busqué apoyar en todas estas situaciones a las mujeres, pero todo se potencializa cuando entré a la universidad.

Los proyectos fueron escalando hasta que el punto más importante para mí fue cuando me invitaron a dar unas prácticas de verano en el consulado de México en Los Ángeles. A partir de ahí ya no solté la incidencia internacional.

Me enfoqué mucho en que todos mis proyectos nacieran del territorio, o sea, fueran territoriales, pero pudieran ser replicados en espacios internacionales. De ahí vino mi primera invitación a Naciones Unidas, de estos proyectos enfocados a género y migración, que evolucionaron a género, migración y cambio climático, porque yo noté también que tener una incidencia internacional y no abordar el tema de cambio climático, que es el más urgente de la agenda global, era como fallarle, sabes, a la oportunidad.

¿Cómo hacer que más voces se sumen a la acción?

Esto también ha sido un poco abrir espacios. Yo sí creo que los liderazgos son transicionales. Entonces, para mí, en este punto de mi activismo, algo que considero necesario es que mujeres jóvenes tengan oportunidad de ir a los mismos espacios que yo.

Ahorita me estoy dedicando a través de redes sociales a exponenciar estas oportunidades. Expongo todas las becas a las que se puede aplicar, todos los espacios para ir a ONU, para llevar tu proyecto y además doy asesoría para que todas estas chicas, chicos, niños, niñas puedan tener acceso a estos foros que necesitan gente joven que venga de comunidades diversas como las que hay en Tabasco.

Tenemos que empezar a llevar a Tabasco al siguiente nivel. Es un estado con potencial, con historia, con cultura, y con necesidades que tenemos que poder cubrir desde la internacionalización de estas mismas necesidades, las inundaciones, el calor extremo, por ejemplo; pero también la violencia digital, los feminicidios.

Yo invito a toda la juventud a que empiece a tomar acción, que se vea a la juventud como razón de cambio para que podamos reestructurar el tejido social de nuestras comunidades. Hay una frase mía que siempre utilizo y que es: “Trabaja todos los días por ser la persona que tu yo de ocho años admiraba, a ella te debes”.

“Los espacios internacionales necesitan gente joven y necesitan gente joven que venga desde comunidades diversas como las de Tabasco. Tenemos que empezar a llevar a Tabasco al siguiente nivel”

“Yo invito a toda la juventud a que empiece a tomar acción, que se vea a la juventud como razón de cambio para que podamos reestructurar el tejido social de nuestras comunidades. Hay una frase mía que siempre utilizo y que es: Trabaja todos los días por ser la persona que tu yo de ocho años admiraría, a ella te debes”

María Fernanda Cámara Morales

Abogada y activista

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