A 25 años de la erradicación de la polio en Gaza, los menores de diez años en el centro de la Franja acuden a inmunizarse en la primera jornada de vacunación, después de que el virus rebrotara, con al menos un caso confirmado, en medio de las insalubres condiciones de vida a las que la población palestina se ha visto sometida por la guerra de Israel.
En una clínica de Al Zawayda, decenas de padres y madres se arremolinan este domingo en torno a los encargados de administrar las vacunas con unas gotas por vía oral a sus hijos.
«Tenía mucho miedo cuando escuché sobre el primer caso de polio, ya que soy madre de cuatro niños», explica junto a la clínica Amal al Henauy, una madre de 34 años que ha llevado a su familia a este punto de vacunación.
Al Henauy no podía soportar pensar que sus hijos sufrieran también la polio cuando ya padecían enfermedades de la piel, algo que se ha convertido en la tónica habitual en Gaza debido a la falta de productos de higiene y el limitado acceso al agua de sus habitantes, que conviven hacinados entre residuos.
Para Al Henauy, las preocupaciones de los niños se centran en conseguir agua potable y comida en comedores solidarios, en vez de asistir a clases, algo que tendrá graves consecuencias en las próximas generaciones: «Los menores han olvidado las clases y están abandonando la enseñanza, esto es lo que quiere Israel», denuncia, coincidiendo con el día en el que los niños vuelven a la escuela en el Estado judío.
Los menores de Al Zawayda forman parte del primer grupo entre los en torno a 640,000 niños que las autoridades pretenden inmunizar en dos rondas de vacunación. La primera dosis se administrará hasta el 9 de septiembre y la segunda a finales de mes, según detalló Jonathan Crickx, jefe de Comunicación de UNICEF en Palestina.
La cadena del frío, principal preocupación
En esta localidad del corazón de la Franja, los voluntarios guardan las dosis de la vacuna en unas pequeñas neveras portátiles azules proporcionadas por UNICEF, a la espera de la llegada de los menores.
Refrigerar los botes se ha convertido en una de las mayores preocupaciones de las organizaciones implicadas en la campaña, coordinada por el Ministerio de Sanidad palestino de la mano de UNICEF, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA).
Los centros sanitarios gazatíes enfrentan desde hace casi once meses a la escasez de combustible que hace funcionar sus generadores de electricidad, en este caso necesaria para mantener la cadena de frío de las vacunas.
En los centros de atención primaria de la asociación Al Awda en el norte de Gaza, todo queda en manos de un «a lo mejor»: «A lo mejor mañana o pasado llega una misión con combustible de la OMS», relata en mensajes de audio el director en funciones del hospital Al Awda, Mohammed Salha.
La asociación esperaba recibir combustible este domingo, pero la misión de la OMS ha sido cancelada, algo que Salha achaca a las autoridades israelíes.
Además, el director del Al Awda deja entrever el miedo de algunos gazatíes a abandonar sus refugios para acudir a vacunar a sus hijos.
«En caso de que no se respetaran las pausas humanitarias, la verdad es que habría un riesgo muy grande de catástrofe. Si cayera una bomba o un misil en alguno de estos centros de vacunación sería terrible porque estarían llenos de niños», explicó Ramiro García, coordinador médico de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Gaza.
“Pausas humanitarias” para vacunar
Israel y Hamás, que controla la Franja de Gaza, acordaron respetar pausas humanitarias de los combates entre las 6.00 y las 14.00 horas durante tres días -prorrogables a cuatro, en función de la situación de la campaña de vacunación-, con el objetivo de permitir a los gazatíes desplazarse con seguridad y a la luz del día a los puntos donde se administran las dosis.
El Cogat, el organismo militar israelí que gestiona asuntos civiles en los territorios palestinos ocupados, especificó que los tres primeros días de la campaña se desarrollará en el centro del enclave, los tres siguientes en el sur y los tres últimos en el norte, si bien podría prorrogarse, llevando hasta el 12 de septiembre el final de la campaña, inicialmente planteado para el 9.
La tasa de vacunación de la polio cayó en 2023 al 89% -frente al 99% de 2022-, algo achacado al estallido de la guerra en octubre.
El bebé Abdel Rahman
El primer y único caso confirmado hasta el momento es el de Abdel Rahman, un bebé de diez meses -nacido muy poco antes del inicio de la guerra- que no estaba vacunado y que ya sufre parálisis, uno de los principales síntomas de la poliomielitis.
La actual campaña pretende elevar la cifra de nuevo hasta el 95 %, una cifra que de no alcanzarse, según MSF, supondría que el riesgo de una epidemia de polio siga asolando la franja.