Emilio

Columna: Prospectiva

Por: Emilio de Ygartua M.

“La cuarta transformación no es un cambio de gobierno, es un cambio de régimen”

Andrés Manuel López Obrador

Al presentar su sexto y último informe de gobierno, Andrés Manuel López Obrador destacó varios logros clave de su administración, pero también dejó pendientes importantes que marcarán el inicio del mandato de Claudia Sheinbaum.

AMLO priorizó la expansión de programas sociales como «Sembrando Vida» y «Jóvenes Construyendo el Futuro,» así como las pensiones para adultos mayores, que fueron fundamentales en su enfoque para reducir la pobreza y la desigualdad.

Durante su gobierno se impulsaron proyectos de infraestructura emblemáticos como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), la refinería Dos Bocas y el Tren Maya, que buscan fortalecer la conectividad y la independencia energética del país.

La administración de AMLO se centró en combatir la corrupción como un eje central, promoviendo la austeridad republicana y una mayor transparencia en el uso de recursos públicos.

Se mantuvo una política exterior de no intervención y respeto a la autodeterminación de los pueblos, además de fortalecer las relaciones con Estados Unidos en temas como migración y comercio.

¿Retos pendientes? A pesar de esfuerzos como la creación de la Guardia Nacional, la inseguridad sigue siendo uno de los principales retos, con altos índices de violencia en varias regiones del país.

La gestión de la pandemia de COVID-19 fue criticada por algunos sectores, y la situación del sistema de salud sigue siendo un desafío, particularmente en términos de acceso y calidad. La creación de IMSS-Bienestar se presenta como una alternativa para generar un servicio de salud eficaz y eficiente.

En educación, también existen retos que habrá de atender la administración federal. La educación pública ha sido afectada por las políticas restrictivas en materia económica y la adaptación de un nuevo modelo educativo (Nueva Escuela Mexicana) que requiere una revisión a fondo.

La reforma judicial sigue siendo un tema pendiente y polémico. Se han propuesto cambios para combatir la impunidad y mejorar la eficacia del sistema judicial, pero aún falta un consenso amplio.

¿Cuáles serán las principales acciones a emprender en el nuevo gobierno? Claudia Sheinbaum deberá decidir si continuar o modificar los grandes proyectos de infraestructura heredados, considerando tanto su viabilidad como las críticas ambientales y sociales.  Su apuesta por el desarrollo de una red ferroviaria de pasajeros y transporte es una buena decisión, pero tardará un tiempo en concretarse toda vez que el uso de las vías está sujeta a un proceso judicial que revierta lo hecho durante la administración de Ernesto Zedillo, quien entregó a empresas extranjeras el control de esta importante herramienta. El tren transístmico, con su enorme potencial comercial, requiere de recursos para contar con trenes más rápidos que atiendan a las personas y sean puerta de entrada para un mejor mañana en el Sureste Mexicano.

Sin duda, la reforma judicial será uno de los principales temas en la agenda, especialmente ante la presión por mejorar la justicia y la transparencia en el país. Sheinbaum deberá navegar entre las expectativas ciudadanas y las resistencias de ciertos sectores. Abordar la crisis de seguridad será una prioridad urgente, buscando nuevas estrategias que mejoren los resultados de la lucha contra el crimen organizado y la violencia generalizada.

Uno de sus mayores desafíos será la gestión de la relación con los partidos de oposición y grupos económicos y sociales, especialmente ante las críticas por la supuesta sobrerrepresentación en el Congreso, lo que podría generar tensiones adicionales.

Claudia Sheinbaum también tendrá que trabajar en reducir la polarización y construir puentes con diferentes sectores de la sociedad para asegurar una gobernabilidad efectiva y evitar mayores fracturas sociales. Heredará una nación con logros significativos, pero también con desafíos considerables que requerirán decisiones estratégicas y un enfoque conciliador para navegar el complejo panorama político y social que deja la administración de López Obrador.

Andrés Manuel López Obrador planteó durante su campaña política electoral que el propósito central de su gestión y de la Cuarta Transformación (4T) es llevar a cabo un cambio profundo en la vida pública de México, similar en magnitud a otros momentos históricos clave del país, como la Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana. AMLO ha destacado que su gobierno busca erradicar la corrupción, reducir la desigualdad, fortalecer la soberanía nacional y establecer un Estado más austero y eficiente.

En razón de lo anterior, uno de los pilares de su administración ha sido la implementación de políticas que priorizan el bienestar social, especialmente a través de programas dirigidos a los sectores más vulnerables de la población, como los adultos mayores, los jóvenes y las comunidades indígenas. La lucha contra la pobreza y la redistribución de la riqueza han sido temas recurrentes en su discurso.

El tabasqueño ha enfatizado la importancia de la austeridad republicana y la honestidad en el servicio público como componentes esenciales para transformar el país Él propósito de su gestión a un mes de concluir, y de la Cuarta Transformación en sí, es lograr un México más justo, equitativo y soberano, en el que la política se conciba como un medio para servir al pueblo y no para beneficio de unos cuantos.

“El segundo piso de la Cuarta Transformación implica avanzar en la justicia social, la igualdad, y la defensa de la soberanía nacional. Es el momento de profundizar los cambios y hacerlos irreversibles”

Claudia Sheinbaum

Su sucesora, que en menos de un mes recibirá la banda presidencial de manos de la diputada Ifigenia Martínez, un símbolo de la lucha de las mujeres y de la sociedad por un México justo, deberá construir lo que ella misma ha llamado “el segundo piso de la Cuarta Transformación”

Para que Claudia Sheinbaum pueda construir ese «segundo piso», es fundamental que se enfoque en consolidar y ampliar los avances logrados durante la administración de Andrés Manuel López Obrador, así como en abordar desafíos emergentes:

Fortalecimiento del Estado de Derecho y la Justicia. Reforma Judicial. Impulsar una reforma judicial que garantice una justicia más accesible, imparcial y rápida. Combatir la impunidad y fortalecer las instituciones judiciales será fundamental para consolidar la 4T.

Asegurar que las políticas de seguridad y justicia respeten los derechos humanos y se alineen con los estándares internacionales.

Continuidad y Profundización de los Programas Sociales. Ampliación de los Programas Sociales. Mantener y expandir los programas sociales que han sido la base de la 4T, asegurando su sostenibilidad financiera y su impacto real en la reducción de la pobreza y la desigualdad.

Innovación en Políticas Sociales. Introducir nuevas políticas que respondan a las necesidades emergentes de la población, como el envejecimiento, la salud mental y la inclusión digital.

Transformación Económica Inclusiva. Economía Social. Impulsar una economía que priorice el bienestar de las mayorías, promoviendo la inversión en sectores estratégicos y en regiones marginadas, con el objetivo de reducir la desigualdad territorial.

Transición Energética y Sustentabilidad. Continuar con la política de soberanía energética, pero integrando un enfoque más fuerte en la sustentabilidad, promoviendo energías renovables y una transición justa que incluya a todos los sectores.

Consolidación de la Democracia Participativa. Fortalecimiento de la Participación Ciudadana. Crear mecanismos para una mayor participación ciudadana en las decisiones públicas, asegurando que las voces de los ciudadanos sean escuchadas y tenidas en cuenta en la formulación de políticas.

Reforma Electoral. Garantizar un sistema electoral justo, transparente y equitativo, abordando las preocupaciones sobre la representatividad y el equilibrio de poder en las cámaras legislativas.

Educación y Ciencia como Pilares del Desarrollo. Reforma Educativa Integral. Continuar mejorando la calidad de la educación, asegurando que esté alineada con las necesidades del desarrollo del país y que todos los jóvenes tengan acceso a oportunidades educativas de calidad.

Fomento a la Ciencia y la Innovación. Invertir en ciencia, tecnología e innovación como motores del desarrollo económico y social, asegurando que México esté preparado para enfrentar los desafíos del futuro.

Política Exterior Soberana y Multilateralismo. Relaciones Internacionales. Mantener una política exterior basada en el respeto mutuo y la no intervención, fortaleciendo la soberanía nacional y participando activamente en foros internacionales en temas como cambio climático, derechos humanos y cooperación para el desarrollo.

Migración. Abordar la cuestión migratoria con un enfoque integral, promoviendo el desarrollo en las regiones de origen y defendiendo los derechos de los migrantes.

Reconciliación Nacional y Cohesión Social. Diálogo con Todos los Sectores. Fomentar el diálogo y la reconciliación entre los distintos sectores de la sociedad mexicana, buscando construir un consenso sobre los temas clave para el futuro del país. Es necesario atenuar la polarización, implementando políticas que disminuyan la polarización política y social, promoviendo la unidad nacional y el respeto a la diversidad de opiniones

Estas bases son fundamentales para que Claudia Sheinbaum pueda no solo continuar con la 4T, sino también avanzar hacia un nuevo nivel de transformación que consolide los logros y aborde las nuevas necesidades del país. Tengo confianza en que su propuesta de gobierno y el equipo que ha configurado para acompañarla tiene una clara visión de futuro alienada a todos los puntos arriba mencionados

“No se envejece por vivir muchos años, sino por desertar de los ideales. Los años arrugan la piel, pero renunciar al entusiasmo arruga el alma”

Samuel Ullman

La demografía nos demuestra de manera contundente que la población está envejeciendo a nivel planetario. Este escenario es evidente en México y en Tabasco como espacio específico de mi investigación. El descenso de la natalidad y el incremento progresivo de la esperanza de vida son las dos razones principales de dicho envejecimiento. José Manuel Camacho Herrera añade a esos dos factores, la reducción en la vida laboral, “lo que provoca que la persona entre, en la mayoría de los casos, en un período de inactividad prolongado.”

El envejecimiento de la población viene acompañado de enormes retos que conllevan la necesidad de generar respuestas a las necesidades derivadas de los cambios demográficos. La respuesta debe ser integral y hacer de la intervención intra e interinstitucional su principal eje de aplicación. Se requiere una visión de largo alcance que ponga énfasis en aspectos socioeducativos. Camacho Herrera plantea que la respuesta a esas nuevas necesidades debe venir de iniciativas tanto públicas como privadas.

La educación a lo largo de toda la vida destinada a los adultos mayores debe contemplar el aprovechamiento del tiempo libre, el mantenimiento físico, la animación sociocultural, la asistencia personalizada, la educación para la salud, si en realidad nuestra pretensión es construir una política pública orientada a la acción formativa de los adultos mayores que sea el ariete que cambie sus vidas, al tiempo que la sociedad en general también adopte esta propuesta como una alternativa para lograr la verdadera inclusión social de los hombres y las mujeres en la última etapa de su vida.

El tema de los adultos mayores ha sido atendido desde varias aristas: la geriátrica, la gerontológica, la sociológica, la psicológica, la económica y, desde luego, la educativa. La UNESCO ha dedicado muchos espacios para formular una conceptualización acerca de una educación que se prolongue a lo largo de toda la vida de las personas. Dicha conceptualización abarca desde la llamada educación permanente, que incluye todas las facetas y ámbitos de la educación, hasta la denominación más actual de la educación a lo largo de toda la vida expresada en el Informe Delors de 1997, que ha dejado de ser una función destinada a preparar a los individuos para la vida para pasar a ser “una constante en la evolución de las personas durante toda su existencia.” (Delors.1997)

La educación a lo largo de la vida es el eje principal de mi proyecto de investigación, sin embargo, merced a los aportes de mi asesora de tesis y de los docentes que han tenido un importante papel en la parte teórica del doctorado y de las lecturas por ellos sugeridas, he llegado a la conclusión de que no puedo limitar la investigación a temas como la andragogía, la educación permanente, la educación a lo largo de toda la vida; es necesario rebasar esos límites autoimpuestos e ir al fondo del problema que conlleva el notable envejecimiento poblacional que han sufrido México, en lo general, y Tabasco en lo particular, como resultado de la aplicación de políticas demográficas que en los albores de los años setentas del siglo pasado incidieron de manera importante en el crecimiento de la población trayendo consigo, de forma acelerada, grandes retos económicos, políticos y sociales para el país y para la entidad.

La educación para toda la vida como una política pública

Diseñar una política pública que garantice la atención integral de los adultos mayores asegurando el acceso a niveles de calidad de vida, obliga a entender qué es una política pública y cómo a través de acciones de gobierno se puede lograr que los adultos mayores de Tabasco puedan acceder, de manera permanente, a un programa de educación para toda la vida.

Una política pública que tiene esa aspiración debe sustentarse no solo en la comprensión de efectos de las políticas demográficas aplicadas a nivel mundial y sus repercusiones en el contexto nacional y local, debe, a mi juicio, partiendo de esa visión retrospectiva, definir estrategias basadas en la planeación prospectiva que permitan que el futuro deseable sea realmente tanto para los adultos mayores como para los que hoy son jóvenes pero que a la vuelta de la esquina serán nuestros adultos mayores y a los que les debemos ofrecer alternativas, opciones para vivir un futuro feliz, pleno, con salud y bienestar.

Surge aquí una nueva interrogante: ¿Cómo lograr que el modelo económico que pervive desde la década de los ochentas del siglo pasado, que ha acotado no solo el tamaño del Estado, también ha constreñido su compromiso social, acepte el reto e impulse una política pública de largo aliento para atender a los viejos de hoy, no con paliativos o actos de caridad, sino con acciones integrales? ¿Cómo lograr que ese impulso alcance para generar acciones y programas de gobierno capaces de construir un modelo educativo que trascienda las aulas, que involucre a las dependencias gubernamentales, a las organizaciones no gubernamentales, a las Iglesias, a las familias, a la sociedad toda, en la irrenunciable tarea de construir un mañana digno y pleno para los jóvenes de hoy, los adultos mayores del mañana?

El tamaño del reto es mayúsculo, lo sé, pero de no atender esta situación emergente, el Estado mexicano, los gobiernos locales, estarán sembrando minas cuyo estallido será inevitable socavando a las instituciones, haciendo imposible la gobernabilidad y el ejercicio pleno de la democracia que tanto trabajo ha costado ir construyendo.

El acelerado proceso de envejecimiento conlleva enormes retos, hay que decirlo una y otra vez. En los años setentas del siglo pasado se hablaba de un destino funesto que nos alcanzaría inexorablemente si no éramos capaces de frenar el acelerado crecimiento poblacional. En los Estados Unidos se veía entonces como un problema de seguridad nacional el crecimiento de la población en sus vecinos del Sur que venía acompañada de un imparable aumento de la pobreza y la marginación que derivó en los enormes flujos migratorios hacia el Norte desarrollado.

Investigará sobre los planes y programas que se aplican a nivel nacional y en las experiencias de algunas localidades del país que han emprendido la larga pero necesaria marcha que conlleva diseñar una política pública integral para la atención de los adultos mayores, muchas de ellas construidas a partir de estrategias gerontológicas que parten del reconocimiento de la situación de vejes y de las acciones que hay que emprender para atender al adulto mayor de manera integral.

Mauricio Merino en su libro “Políticas públicas. Ensayo sobre la intervención del Estado en la solución de problemas públicos”, editado por el CIDE, señala de manera categórica que el Estado tiene que  decidir cuáles son los temas en los que debe intervenir, esto es, cuáles son los problemas de carácter social que ameritan su intervención a través de políticas públicas orientadas a modificar ese problema y generar satisfacción en el grupo poblacional que sufre el problema y que sin una intervención del gobierno (entendido como brazo administrativo del Estado), no sería posible atacarlo con la finalidad de erradicarlo (si esa es la meta) o al menos atenuarlo de manera que no se vuelva un problema de orden social y político que afecte la gobernabilidad del propio Estado.

Desde el punto de vista del autor, una política pública lo es siempre y cuando conlleve la intervención del propio Estado con la finalidad de modificar el statu quo, esto es, cambiar o revertir, por medio de un conjunto de acciones de gobierno (programas), un problema cuya causa ha sido determinada y de ello deriva dicha intervención. El Estado debe diseñar una política pública que estará encaminada a solucionar el problema, optando entre diferentes “vías de acción”, ya sea de manera implícita o explícita.

El tamaño del problema adquiere su verdadera dimensión cuando se detecta que éste no se circunscribe a atender a los viejos de hoy, sino también a los viejos del mañana; a los jóvenes que hoy son parte del llamado “bono demográfico” y que con el paso de los años se convertirán en esos adultos mayores en un escenario en el que, no es exagerado el pronóstico si continua la ausencia de una política pública que lo evite, las condiciones serán mucho más negativas que las que viven hoy nuestros los adultos mayores en Tabasco.

Como bien recomienda Mauricio Merino, es menester diseñar una política pública capaz de solucionar el problema atacando las causas no solo sus efectos. Se trata de que los adultos mayores de hoy, y los de mañana, goce de una vida digna. Algunos países desarrollados han diseñado políticas públicas que ya contribuyen a atender este problema; sin embargo, debemos tener en cuenta que una de las causas principales de la situación precaria que hoy viven la mayoría de los adultos mayores, y que de no actuar será el futuro la que condenaremos a los jóvenes de hoy, es la concentración de la riqueza en pocas manos y la renuncia del Estado a garantizar el bienestar de la población por haber acotado su tamaño y, además, al transferir a entidades privadas muchas de las responsabilidades que antes asumía el Estado a través de políticas públicas.

El modelo neoliberal, entronizado en los años ochenta del siglo pasado, nos vendió un espejismo: ser parte de un mundo globalizado a partir de una interrelación e interdependencia que si bien existe, siempre la balanza se inclina a favor de las naciones más desarrolladas, de países que aún después de la caída del Muro de Berlín y del fin de la “guerra fría”, continúan alentando el neocolonialismo y con él la explotación de nuestras riquezas naturales y de una fuerza de trabajo barata siempre sujeta a los vaivenes del mercado.

Hemos entrado de lleno a la cuarta ola de la revolución industrial y con ella ha arribado la era del conocimiento y de la digitalización. La innovación tecnológica se da a una velocidad tan vertiginosa que como un torbellino arroja con enorme fuerza centrífuga a aquellas naciones que, para variar, no alcanzamos boleto en el tren de la nueva ola de la innovación tecnológica. En este escenario, ya lo estamos sintiendo, nuestros jóvenes estarán condenados a vivir un negro futuro, al margen de la seguridad social, del aprendizaje significativo y de un mundo feliz que les permita aspirar a vivir con la dignidad y plenitud que mandata nuestra Carta Magna, próxima a cumplir cien años desde su promulgación.

El modelo de educación para toda la vida de los adultos debe partir del reconocimiento de la obligación del gobierno, en sus tres instancias, de garantizar la alfabetización y el cumplimiento de los niveles de escolaridad obligatorios, dejando muy claramente establecido, asimismo, su compromiso de brindar educación para toda la vida, prerrogativa que tiene un alcance universal. Si estamos hablando de educación para toda la vida, esta condición se debe constituir en una característica del instituto, lo que hace necesario proponer una política educativa que promueva el interés y el deseo de todas las personas por el estudio como actividad enriquecedora que contribuya a una vida digna, plena y con calidad.

En Tabasco existe tanto un marco jurídico que protege a los adultos mayores como instituciones creadas para su atención. Es necesario determinar si esas leyes y esas instituciones pueden garantizar la implementación de una política pública orientada a ofrecer a los adultos mayores de Tabasco una estrategia transversal en materia de educación para toda la vida, que promueva el autocuidado de la salud, la correcta alimentación, el ocio productivo y que aporte a los adultos mayores de Tabasco herramientas para generar autonomía y mejorar su calidad de vida.

En este punto, vale abrevar la experiencia de programas implementados en otros países y en otros estados de la República. Por ejemplo, en el estado mexicano de Guanajuato se cuenta con un Programa Especial de Gerontología (PEG 2005-2025) elaborado por el Consejo Especial de Población de esa entidad, en cuya elaboración participó mi asesora de tesis de doctorado (INAP y IAP Tabasco), la Doctora Mirna Hebrero Martínez, a la que agradezco me haya compartido esta obra, en la que encuentro información relevante para mi investigación, además, una guía adaptable y adoptable para mi propósito de investigación.

El Programa Especial de Gerontología (PEG) se fijó como propósito “proporcionar elementos a las personas de cualquier edad, bajo una perspectiva de envejecimiento activo, para aprender a envejecer con responsabilidad”, sin que ello signifique la renuncia al compromiso de las instituciones de gobierno, e incluso de las organizaciones de la sociedad civil, de continuar con las acciones específicas “a favor de las personas de edad avanzada”.

La idea es implementar un programa integral, con visión de futuro, que sea capaz de ofrecer a toda la población (siendo los adultos mayores el público objetivo) las herramientas para que la sociedad aprenda “a envejecer con responsabilidad”, a partir de una perspectiva de envejecimiento activo y de un modelo educativo para toda la vida.

El PEG parte de una visión transversal al proponer la vinculación de las áreas prioritarias utilizando instrumentos de planeación prospectiva abarcando el quehacer de instituciones tanto del sector económico como del sector salud, educativo, considerando la actuación coordinada y corresponsable de las tres instancias de gobierno, federal, estatal y municipal.

Esta visión transversal permite la coordinación de esfuerzos, el impulso al solidarismo y a la corresponsabilidad social desde una óptica más amplia: sociedad civil organizada, la iniciativa privada, las comunidades, las familias, las comunidades rurales y de manera especial (lo cual tiene importantes repercusiones para mi trabajo de investigación), de las generaciones de jóvenes y maduros que alcanzarán el estadio de la vejez.

El PEG propone construir una política pública que ingrese en la agenda pública (medios de comunicación e investigación científica) “la problemática que experimentan los adultos mayores. La finalidad de insertar en la agenda pública el tema del envejecimiento de la población y los retos que ello conlleva, no solo le otorga legitimidad al propio tema, además, permite definir el objetivo específico del propio plan: “Construir las condiciones de una mejor calidad de vida y desarrollo, no solo para las personas adultas mayores de hoy, también para las personas que están en proceso de envejecimiento”.

México es uno de los países con mayor envejecimiento poblacional de América Latina y en los próximos años esta tendencia se acentuará. Esta realidad implica tanto a la sociedad como a los gobiernos actuales, pensar en políticas que propicien el mejoramiento de la calidad de vida de un grupo poblacional que llega a edades avanzadas en buenas condiciones físicas y psicológicas.

“La edad es una cuestión de la mente sobre la materia. Si no te importa no importa”

Mark Twain

El aumento de la longevidad y el envejecimiento de la población son fenómenos que generan desafíos considerables para los sistemas de salud, educación y finanzas públicas. Estos desafíos requieren un enfoque integral y políticas públicas que aborden de manera coordinada las necesidades de la población a lo largo de toda su vida, desde la niñez hasta la adultez mayor. ¿Cuáles son los principales retos y propuestas para enfrentar esta situación?

Educación Permanente y a lo Largo de la Vida. Desarrollo de Competencias. Es esencial fomentar una cultura de aprendizaje continuo que permita a las personas adquirir nuevas habilidades y conocimientos a lo largo de su vida. Esto es crucial no solo para mantenerse competitivos en el mercado laboral, sino también para adaptarse a los cambios en la salud y en las circunstancias personales que vienen con la edad.

Integración de la Tecnología. La educación a lo largo de la vida debe incluir la alfabetización digital, particularmente para las personas mayores, que a menudo están menos familiarizadas con las nuevas tecnologías. La tecnología puede facilitar el acceso a la educación y a servicios de salud, mejorando la calidad de vida en la vejez.

Prevención y Educación en Salud. Desde una edad temprana, es crucial inculcar hábitos de vida saludable y conocimientos sobre la prevención de enfermedades. Esto no solo reduce los costos de salud a largo plazo, sino que también mejora la calidad de vida de la población a medida que envejece.

Las políticas públicas deben promover un enfoque de salud integral que incluya la atención física, mental y social de las personas mayores. Esto requiere la capacitación continua de los profesionales de la salud en geriatría y el desarrollo de programas comunitarios que apoyen a las personas mayores en su entorno local.

Impacto Financiero y Sostenibilidad. Reformas en Pensiones y Jubilaciones. A medida que aumenta la longevidad, los sistemas de pensiones se enfrentan a la presión de proporcionar ingresos sostenibles durante un período más largo. Es necesario revisar y reformar estos sistemas para asegurar su sostenibilidad, lo que puede incluir incentivos para la jubilación tardía y la flexibilización del trabajo en la vejez.

Es crucial que la educación permanente también incluya la educación financiera, ayudando a las personas a planificar su jubilación y gestionar sus finanzas de manera efectiva a lo largo de su vida. Esto no solo beneficia a los individuos, sino que también alivia la presión sobre los sistemas públicos de pensiones.

Las políticas públicas deben ser intersectoriales, abordando la educación, la salud, la economía y el bienestar social de manera integrada. Esto requiere la colaboración entre diferentes niveles de gobierno, así como entre el sector público y privado. Transversalidad en la Educación. La educación desde la niñez debe incluir una perspectiva transversal que prepare a los individuos para enfrentar los desafíos de la vejez, no solo en términos de salud, sino también en lo financiero y social. Esto implica la inclusión de contenidos relacionados con el envejecimiento, la planificación de la vida y la preparación para la jubilación en los currículos educativos.

Promoción de la Participación Activa. Envejecimiento Activo. Es fundamental promover el envejecimiento activo, incentivando la participación de las personas mayores en actividades comunitarias, educativas y laborales. Esto no solo mejora su bienestar, sino que también puede contribuir a reducir la carga financiera sobre el Estado.

Se deben crear programas de voluntariado y mentoría donde las personas mayores puedan compartir su experiencia y conocimientos con generaciones más jóvenes, fomentando un intercambio intergeneracional beneficioso para toda la sociedad. El envejecimiento de la población plantea desafíos complejos que requieren un enfoque integral y continuo de la educación, la salud y la planificación financiera.

Las políticas públicas deben ser diseñadas de manera que promuevan la educación permanente y el bienestar a lo largo de la vida, considerando las necesidades de una población que envejece y asegurando la sostenibilidad de los sistemas de apoyo social y económico. La clave está en fomentar una cultura de aprendizaje continuo, prevención en salud, y planificación financiera desde una edad temprana, permitiendo a los individuos vivir de manera plena y autónoma en todas las etapas de la vida.

El aumento de la longevidad y el envejecimiento de la población son fenómenos que generan desafíos considerables para los sistemas de salud, educación y finanzas públicas. Estos desafíos requieren un enfoque integral y políticas públicas que aborden de manera coordinada las necesidades de la población a lo largo de toda su vida, desde la niñez hasta la adultez mayor.

La apuesta debe ser por un envejecimiento activo. Es fundamental promover el envejecimiento activo, incentivando la participación de las personas mayores en actividades comunitarias, educativas y laborales. Esto no solo mejora su bienestar, sino que también puede contribuir a reducir la carga financiera sobre el Estado.
Es primordial crear programas de voluntariado y mentoría donde las personas mayores puedan compartir su experiencia y conocimientos con generaciones más jóvenes, fomentando un intercambio intergeneracional beneficioso para toda la sociedad.
En resumen, el envejecimiento de la población plantea desafíos complejos que requieren un enfoque integral y continuo de la educación, la salud y la planificación financiera. Las políticas públicas deben ser diseñadas de manera que promuevan la educación permanente y el bienestar a lo largo de la vida, considerando las necesidades de una población que envejece y asegurando la sostenibilidad de los sistemas de apoyo social y económico. La clave está en fomentar una cultura de aprendizaje continuo, prevención en salud, y planificación financiera desde una edad temprana, permitiendo a los individuos vivir de manera plena y autónoma en todas las etapas de la vida.

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