Estos antiguos establecimientos ofrecen remedios y fórmulas para prevenir y tratar padecimientos.
Joel Rubio
Villahermosa
Las boticas antiguas están experimentando un resurgimiento, y un ejemplo perfecto de ello es la historia del establecimiento de Mario Carral Martínez, un ingeniero químico que continuó con el legado de sus padres y abuelos en el mercado público José María Pino Suárez.
Su antigua botica ofrece una amplia variedad de productos naturistas, más de 600, que ayudan a prevenir diversas enfermedades, así como 200 fórmulas magistrales que él mismo prepara, entre ellas: purgas, líquidos para eliminar piojos, solución de acetato de aluminio, crema de Eritromicina, gel anestésico de lidocaína, y otras más.
Las boticas, que originalmente eran lugares donde se preparaban y comercializaban medicamentos a partir de productos vegetales, animales y minerales, están recuperando su relevancia en la sociedad actual.
En la actualidad, las boticas están siendo reconocidas por su valor histórico y cultural. Algunas, incluso, están siendo restauradas y modernizadas para ofrecer servicios de salud más avanzados.
Carral Martínez al igual que sus ancestros, brinda orientación de los productos que vende y sus recomendaciones de uso, logrando la confianza de sus clientes durante los 60 años de antigüedad de su establecimiento.
“Estamos contentos porque vuelvan a tomar auge estas boticas y perfumerías; nuestros productos naturistas sirven para prevenir enfermedades, pero cuando se tiene un diagnóstico de algún mal, es recomendable la medicina de patente”, aseveró.