Libaneses huyen de las bombas israelíes

La semana de bombardeos masivos israelíes en Líbano ha provocado ya el desplazamiento de un millón de personas, un sexto de la población del país del cedro (5.8 millones), denunció este domingo el primer ministro libanés, Nayib Mikati.

“El número es grande, se estima que un millón de personas se vieron obligadas a moverse de un lugar a otro durante los últimos días. Es considerada la mayor operación de desplazamiento en Líbano en toda la historia”, dijo el dirigente sunita en una rueda de prensa, tras una reunión de emergencia del gabinete sobre los bombardeos israelíes y el desplazamiento de un sexto de la población total del país.

El desplazamiento adquiere carácter de huida de pánico especialmente en el sur del país, con carreteras colapsadas y aldeas enteras despobladas, y también en el valle de la Bekaa (este del país) y los barrios del sur de Beirut, todos ellos bastiones del movimiento chiita Hezbolá, cuyo líder, Hasán Nasralá, murió precisamente este viernes tras ser bombardeado intensamente el subterráneo del edificio donde se escondía.

“La gestión de este desplazamiento no solo depende de encontrar refugio y comida a estas personas, sino que hay otras cosas como garantizar un servicio sanitario en estos centros de acogida para evitar la propagación de enfermedades o el problema de la acumulación de basura”, detalló Mikati.

Facilitar donaciones de la diáspora

Entre los decretos de urgencia aprobados este domingo está la eliminación de los impuestos a las donaciones desde el extranjero, pensando en la diáspora libanesa —cerca de un millón de libaneses, el 15% de la población y que estas sean entregadas directamente al Estado, para una administración más eficiente de la ayuda.

El gobierno libanés había preparado un plan de emergencia para lidiar con una potencial guerra ya al inicio de los enfrentamientos entre Hezbolá e Israel hace casi un año y había alistado el apoyo de diferentes organizaciones ante la falta de recursos estatales desde la crisis económica de 2019.

Pese a que el plan contemplaba potenciales escenarios de desplazamientos masivos, diversas ONG han denunciado en los últimos días una falta de servicios básicos en los albergues y una escasez de espacio que en algunos casos obliga a alojar a varias familias en una misma aula.

Algunos desplazados se quejaron de estos problemas en albergues de Beirut, de donde algunos se marcharon en los momentos iniciales de la crisis al encontrarse espacios sin electricidad, baños sin duchas o aulas mugrientas.

“Ni siquiera me llevé ropa, nunca pensé que nos iríamos así, para encontrarnos de repente en la calle”, declaró Rihab Naseef, de 56 años, habitante del sur de Beirut.

Según el último informe de situación publicado este domingo por la presidencia del Consejo de Ministros, 116 mil 100 de los desplazados internos están alojados en 777 centros y colegios habilitados por las autoridades, de los que más de 500 han llegado a su aforo máximo.

Este domingo, se abrieron las puertas de 120 nuevas escuelas para acoger a las familias, mientras que la “capacidad de las instituciones educativas públicas ha alcanzado su límite en Beirut y Monte Líbano”, esta última una provincia adyacente a la capital con el mayor número de albergues, 272.

Además, cerca de 50 mil personas han cruzado la frontera con Siria, donde la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) anunció la apertura de dos grandes carpas para los desplazados que esperan poder entrar a territorio sirio.

Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) anunció esta misma jornada una operación de emergencia para ayudar a un millón de personas afectadas por la violencia en Líbano.

Más de mil fallecidos en 10 días de bombardeos

Mientras tanto, continúan los bombardeos israelíes contra diversos puntos del país.

Uno de ellos mató este domingo a 53 personas e hirió a otras 29 en la localidad de Ain al Delb, en el sur del país, según el Ministerio de Salud Pública libanés, después de que ya esta semana se superaron los mil fallecidos en poco más de diez días.

Otro ataque volvió a alcanzar también los barrios meridionales de Beirut conocidos como el Dahye, donde hace dos días murieron el secretario general de Hezbolá, Hasán Nasrala, y el responsable de las operaciones militares del grupo en el sur del país, Ali Karaki.

La formación chiita confirmó en las últimas horas el fallecimiento de Karaki, máximo comandante para la región meridional desde 1982, y explicó que perdió la vida en el bombardeo masivo del viernes contra Nasralá.

Por el momento, Hezbolá no ha anunciado más bajas a causa de ese ataque, supuestamente dirigido contra su sede subterránea, aunque el Ejército israelí aseguró haber matado a una veintena de miembros, entre ellos el presunto jefe de la unidad de seguridad de Nasralá, Ibrahim Husein Jazini.

Ante la gravedad de la situación, Mikati abogó por buscar soluciones diplomáticas al conflicto y retiró su llamado a aplicar la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que puso fin a la guerra librada por las partes en 2006.

“No tenemos otra opción que la diplomacia. Líbano tiene fe en la comunidad internacional, en la legitimidad internacional y en la ONU, y no cree en la ley del más fuerte”, zanjó el mandatario.

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