Para muchos capitalinos, subir a un taxi en la Ciudad de México implica un acto de riesgo en lo que debería ser un medio de transporte seguro debido a los altos índices de criminalidad. Tan solo de enero a agosto de 2024, la Fiscalía General de Justicia (FGJ) reportó 427 robos a transeúntes a bordo de taxis, de los cuales 100 ocurrieron con violencia.
Ya sean públicos o privados, el índice de criminalidad a bordo de un taxi ha registrado fluctuaciones importantes en el periodo de 2021 a 2024, a pesar de los esfuerzos gubernamentales por implementar medidas tecnológicas y de seguridad, como las aplicaciones “Mi Taxi” y “Mi Unidad”.
De acuerdo con datos de la Dirección General de Política y Estadística Criminal de la FGJ, además de los 427 robos a transeúntes a bordo de taxis reportados en 2024, se tuvo conocimiento de 725 delitos de este tipo cometidos en 2023, lo cual, aunque implica una tendencia a la baja, sigue siendo preocupante para conductores y usuarios, especialmente en un contexto donde el transporte público y privado es una parte esencial de la vida diaria en una de las ciudades más grandes del mundo.
Las estadísticas históricas muestran que los años anteriores también han sido críticos. En 2022, los registros ascendieron a 682 delitos, y en 2021 hubo 584 delitos, lo que evidencia que, si bien ha habido ciertos avances, el problema de la inseguridad a bordo de taxis no ha sido resuelto de manera integral.
Zonas de alto riesgo: Alcaldías donde predominan los delitos
El análisis territorial de los delitos registrados durante el 2024 muestra que las alcaldías Cuauhtémoc, Iztapalapa y Benito Juárez concentran el mayor número de robos con violencia a bordo de taxis. Cuauhtémoc, la alcaldía que abarca el centro de la ciudad y es un punto neurálgico de actividad económica y social, reporta 75 robos con violencia, mientras que Iztapalapa y Benito Juárez presentan 65 y 45 robos con violencia, respectivamente.
Estos datos no destacan si se considera que estas zonas tienen una alta densidad poblacional y una movilidad constante de personas a lo largo del día. En palabras de Alejandro Márquez, taxista con más de 15 años de experiencia en la Ciudad de México, “Las áreas del centro y las más comerciales son las más peligrosas, porque los pasajeros suelen ser vistos como presas fáciles, sobre todo si usan taxis en la noche o en zonas donde el transporte público es más escaso.”
El operador señala que muchos de sus colegas evitan trabajar en ciertos horarios y zonas debido al temor de ser atacados o robados. “En mi caso, ya no recojo pasaje en ciertas zonas después de las 10 de la noche, prefiero perder un poco de dinero que arriesgarme a sufrir un asalto o algo peor”, comenta.
Testimonio de un taxista: la otra cara del riesgo
Alejandro también ha sido testigo directo de cómo ha cambiado la situación en las calles de la ciudad. Desde que comenzó a trabajar como taxista hace más de una década, ha vivido varios episodios de inseguridad. “La CDMX siempre ha sido peligrosa a altas horas. Cuando cae la noche, uno empieza a pensar más en el riesgo que en el pasaje,” relata.
Según los datos de la FGJ, los conductores de taxis también han sido víctimas de robos. En 2021, se registraron 265 robos con violencia a conductores, mientras que en 2022 la cifra bajó a 187 casos. No obstante, en 2023, nuevamente hubo un repunte con 132 robos. Para 2024, hasta julio, ya se reportaron 78 incidentes.
Uno de los incidentes más graves que recuerda ocurrió en 2021, cuando fue víctima de un asalto mientras conducía por la alcaldía Iztapalapa.
“Recogí a dos hombres que parecían pasajeros normales. Me pidieron que los llevara a una colonia que no me pareció insegura, pero al llegar a un semáforo, uno de ellos me puso una navaja en el cuello mientras el otro sacaba una pistola. Me dijeron que les entregara el dinero, el celular y que no me moviera,” explica Alejandro con voz tensa, recordando el miedo que sintió en ese momento.
A pesar de entregar sus pertenencias sin resistencia, los asaltantes lo golpearon antes de huir. “Fue rápido, pero el susto y la impotencia te quedan para siempre. Después de ese día, dejé de trabajar de noche por completo. La ganancia extra no vale la pena si arriesgas la vida,” confiesa.
Alejandro señala que muchos de sus compañeros han sufrido situaciones similares o incluso peores, y que las zonas más peligrosas suelen coincidir con las que tienen mayor afluencia de pasajeros.
“Lamentablemente, la gente no tiene muchas opciones de transporte, sobre todo en algunas zonas de Iztapalapa o en partes del centro. Ahí es donde los delincuentes aprovechan más.”
Historia de una víctima: Inseguridad cotidiana en los taxis
Para Mariana, habitante de la alcaldía Benito Juárez, la experiencia de ser asaltada en un taxi sigue siendo un recuerdo traumático que marcó su relación con el transporte público.
“Fue en marzo de 2022, ya era tarde y decidí tomar un taxi porque ya había salido el último metro. Todo parecía normal hasta que, en un semáforo, el taxista hizo una parada extraña y dos hombres se acercaron rápidamente al coche,” relata.
Los hombres abrieron las puertas traseras del taxi y uno de ellos se sentó a su lado, mientras el otro se colocaba al frente, junto al conductor. “El hombre que se sentó a mi lado sacó una navaja y me dijo que no hiciera ruido, que solo les diera todo lo que tenía. Al principio pensé que solo querían el celular, pero cuando uno de ellos empezó a gritarle al taxista, entendí que todo estaba planeado.”
El conductor del taxi parecía estar en complicidad con los asaltantes. Mariana describe cómo el taxista seguía las indicaciones de los delincuentes, mientras estos le pedían a ella que les entregara su bolsa y dinero. “Fue una experiencia horrible porque nunca me había sentido tan indefensa. El taxista nunca dijo nada, simplemente hizo lo que ellos le pidieron. Sentí que no había salida.”
El asalto duró apenas unos minutos, pero el impacto fue mucho más duradero. “Me bajaron del taxi en una calle oscura y se fueron. Me quedé sola, sin dinero y sin saber qué hacer. Caminé hasta encontrar a un policía, pero para ese momento, ya no había rastro de ellos,” cuenta Mariana.
Después de denunciar el asalto, Mariana decidió cambiar su rutina diaria y optar por servicios de transporte privado bajo demanda, como Uber o DiDi, lo que también representa un costo adicional en su economía. “Es triste que tengamos que pagar más por nuestra seguridad, pero es algo que no se puede negociar cuando ya te pasó algo así,” agrega.
Mariana también menciona que no es la única persona de su círculo social que ha pasado por una situación similar. “Muchas amigas me han contado que también han sido víctimas de asaltos en taxis o que conocen a alguien que lo ha vivido. La mayoría de nosotras optamos por servicios privados, pero eso no significa que no tengamos miedo cada vez que subimos a un coche.”
Medidas tecnológicas: La apuesta por «Mi Taxi» y «Mi Unidad»
Frente a esta problemática, en 2019, la entonces Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum implementó la aplicación “Mi Taxi”, integrada en la plataforma «Alameda Central». Esta herramienta busca incrementar la confianza en el servicio de taxis al permitir a los usuarios verificar los datos del conductor, compartir su ubicación en tiempo real, calificar el servicio y activar un botón de pánico en caso de emergencia. Esta última función conecta directamente con el Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano (C5), lo que ha permitido a las autoridades actuar de manera más rápida en situaciones de riesgo.
Durante las pruebas iniciales, la aplicación “Mi Taxi” reportó un tiempo de respuesta promedio de 4.5 minutos cuando se activaba el botón de pánico, lo que ha sido clave para mejorar la seguridad. No obstante, la adopción masiva de la aplicación por parte de los usuarios ha sido uno de los principales retos.
Enrique Sánchez, un joven conductor de taxi que ha usado la aplicación desde sus inicios, comenta que “Mi Taxi es una buena herramienta, pero muchos usuarios no la conocen o no la usan porque piensan que es complicado o prefieren pagar por otro tipo de transporte. La realidad es que si más gente la usara, tendríamos una mejor comunicación y podríamos sentirnos más seguros tanto nosotros como los pasajeros.”
Hasta el último reporte de uso, el 70% de los pasajeros en la Ciudad de México aún no utilizaban a aplicación “Mi Taxi” de manera regular, lo que significa que no se aprovechan las ventajas de seguridad que esta ofrece.
Otra de las medidas implantadas fue la creación de la plataforma “Mi Unidad”, que obliga a los taxistas a registrarse y verificar sus licencias y los datos de sus vehículos. Esta base de datos busca garantizar que solo operen taxis con conductores identificados y autorizados, ofreciendo así una mayor seguridad a los usuarios. Sin embargo, más de 70 mil conductores aún deben completar este registro, es decir, un desafío adicional para las autoridades.