La reciente decisión de Meta de suspender su programa de verificación de hechos en Estados Unidos ha generado una ola de críticas a nivel mundial. Francia ha expresado su inquietud ante las posibles consecuencias de esta medida en la propagación de desinformación, subrayando su compromiso con la legislación europea que regula las plataformas digitales. Por su parte, Brasil calificó la decisión como «mala para la democracia» y exigió una aclaración sobre si la misma política se aplicará en su territorio.
Mientras tanto, el Digital Services Act de Europa establece estrictas normativas para combatir las noticias falsas, destacando un marcado contraste con las más relajadas políticas adoptadas en Estados Unidos. Las repercusiones de la suspensión de fact-checking en Meta han reavivado el debate sobre la responsabilidad de las plataformas en la lucha contra la desinformación.