Restricciones migratorias afectarían a desconchadoras

El cierre de las fronteras de EU. pone en peligro el empleo de las mujeres de Chiltepec, quienes viajan cada año para trabajar en la industria pesquera de Carolina del Norte.

Francisco Uribe

Villahermosa

El cierre de las fronteras de la Unión Americana a la mano de obra mexicana afectará a grupos de mujeres despulpadoras de Chiltepec, Paraíso, quienes cada año viajan a los Estados Unidos para trabajar en grandes empresas.

Paraíso es un municipio costero de Tabasco que cuenta con 96 mil 741 habitantes (49.3% hombres y 50.7% mujeres). Junto con Centla y Cárdenas, es uno de los tres municipios costeros del estado. Las principales actividades productivas son las pesqueras, seguidas de las agrícolas y, en menor medida, la ganadería.

En este contexto, Chiltepec se ubica a 15 kilómetros de la cabecera municipal y es la sexta localidad más poblada, con más de 3 mil 797 habitantes.

Entre las ocupaciones de las mujeres se encuentran la cría de animales de traspatio, el cuidado de los huertos familiares y la colaboración en la preparación de mariscos para su venta: desconche de ostión, despulpado de jaiba, fileteado de cintilla, descabezado y pelado de camarón, entre otras actividades. A pesar de esta participación económica, las mujeres son usualmente consideradas en la comunidad (y por sí mismas) solo como amas de casa, y, en consecuencia, no perciben salario alguno por su trabajo.

Sin embargo, fue en 1986 cuando se instaló en el ejido Chiltepec una empresa despulpadora de jaiba de capital estadounidense. A partir de 1989, la empresa Boca de México se convirtió en la única que vinculaba la fuerza laboral local con la de sus homólogas en Estados Unidos, regulando la contratación de mujeres de Paraíso para trabajar en Carolina del Norte.

Estas mujeres son contratadas para laborar en cinco empresas: Fair Field, Mattamuskette, Elizabeth City, Oriental y Windsor. La temporada de migración hacia Carolina del Norte inicia en abril, y el ritmo de la contratación depende de los requerimientos de las empresas, lo que da como resultado que algunas mujeres solo trabajen tres meses, mientras que otras lo hagan hasta siete u ocho meses. Sin embargo, este año tal vez ya no puedan volver a trabajar en ese país debido a la política migratoria estadounidense.

Los criterios de las empresas estadounidenses para el reclutamiento de las mujeres incluyen: su habilidad en el trabajo, contar con los requisitos legales (acta de nacimiento, pasaporte y visa), poder costear los gastos del pasaje de ida y vuelta, así como la estancia en Estados Unidos, contar con la recomendación de alguna otra despulpadora reconocida por las empresas y el compromiso de buen comportamiento.

Los costos de visado y pasajes generalmente son ofrecidos en calidad de préstamo por la empresa despulpadora local. Estos se descuentan del pago semanal que reciben las mujeres en Carolina del Norte. Con lo que resta del cheque, las mujeres cubren sus gastos de estancia, como alimentación, hospedaje y uniforme, y, en caso necesario, medicamentos. Además, ahorran y/o envían remesas a México.

En este proceso de selección, intervienen varias mujeres del mismo ejido, quienes son las responsables de seleccionar, tramitar el empleo y organizar el viaje de los grupos de mujeres despulpadoras. Este tipo de contratación, que se lleva a cabo desde las comunidades de origen, permite que las mujeres del ejido tramiten su visa tipo H2B, correspondiente a trabajadores temporales no calificados. Esta situación, aunada al hecho de que la «enganchadora» (la persona encargada de contratar a las mujeres para laborar en Carolina del Norte) sea conocida y viva en la misma comunidad, otorga seguridad tanto a las mujeres migrantes como a sus familias.

Acerca de NOVEDADES

Te puede interesar

14 de febrero ‘Día del Telegrafista’  Faustino Castillo transmitía mensajes en clave morse

Con 39 años de servicio, el jalpaneco de corazón labora en Financiera para el Bienestar, …