‘Franciscus’. La tumba del Papa Francisco en la Basílica de Santa María la Mayor conmueve por su profunda sencillez. No hay ostentaciones ni largas inscripciones, solo una lápida de mármol, sin fechas ni títulos, con su nombre y una rosa blanca.
Una despedida sobria y austera, fiel a su mensaje de humildad y cercanía con los más necesitados, valores que el Papa Francisco encarnó a lo largo de su vida y que ahora, incluso en su partida, continúan inspirando a quienes lo recuerdan.