Reconoce Gobernador Javier May a diestros artesanos de Paraíso y Tacotalpa, en la Feria Tabasco

La velada de este jueves en La Cultural culminó con la presentación de Chemaney que puso a todos a bailar

En el Foro La Cultural, ante un público cada vez más numeroso, el Gobernador Javier May Rodríguez continuó celebrando el saber ancestral del pueblo, al entregar reconocimientos como personajes diatinguidos al paraíseño Trinidad Santos Magaña, pintor que se describió a sí mismo como dotado naturalmente de sensibilidad y talento, participando hasta en los concursos de carros alegóricos, y al tacotalpense Crisanto Javier Solís Martínez, maestro diestro para transformar el motusay en muebles elegantes y duraderos, que han hecho de su natal Tapijulapa, reconocido pueblo mágico y artesanal.

Previamente, en compañía de los presidentes municipales Alfonso Baca Sevilla de Paraíso, y Ricki Arcos Pérez de Tacotalpa, junto con el presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, Jorge Orlando Bracamonte Hernández y el ramillete de embajadoras, el mandatario se detuvo a un costado del Teatro del Pueblo.

En ese preciso momento, los voladores de Papantla se dejaban caer del asta de más de 35 metros, con el volador Crisanto de León Salazar tocando con su carrizo y tambor las puertas de los cuatro elementos: Tierra, agua, sol y aire.

Cinco minutos después, el grupo encabezado por don Crisanto con los pies ya en la tierra saludó al mandatario así como a las secretarias de Cultura, Aída Castillo Santiago, de Turismo y Desarrollo Económico, Katia Ornelas Gil, y de Desarrollo Agropecuario y Pesca, Luisa Cámara Cabrales. Su espectáculo se realiza seis veces durante cada día de Feria Tabasco y es ya una tradición que atraviesa el cielo tabasqueño en esta temporada.

Los ballets juveniles y de señoras del municipio de Paraíso hicieron sonar las tarimas del escenario, llevando al público por los bailes de la época, como el vals, el chotis y la polka del norte, mientras que el ballet folclórico municipal Teponaztli y la Marimba Semillero de Tacotalpa sacaron el alma y evocaron una estampa muy singular sobre las mayordomías en las fiestas tradicionales de antaño.

Y para cerrar la efusividad de las y los tabasqueños que con tanta danza y estampa sentían ya el llamado de los pies, cadera y hombros, apareció Chemaney para que nadie se quedara sin bailar en una noche de fiesta y ritmos. «¡Vueltecita, cadereo, vueltecita, cadereo!».

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